miércoles, 7 de agosto de 2013

CUANDO LLEGUE SEPTIEMBRE

En mi casa todo lo importante se ha dejado siempre para "cuando llegue Septiembre". Para mi abuelo era una especie de filosofía de vida. Solía decir que el verano es sagrado, para descansar, renovar energías y pensar en nuevos planes que debían ponerse en marcha después de las vacaciones, con el inicio del nuevo curso. Ése era su lema y después del verano siempre nos sorprendía con nuevos proyectos, que solía comenzar con éxito en el mes de Septiembre, antes de que las hojas de otoño comenzasen a caer. Mi padre le admiraba e intentaba seguir su ejemplo, sin embargo en mi familia el resultado era muy diferente.

Así, hace unos años mi padre decidió dejar de fumar "cuando llegase Septiembre". Entonces mi madre le llevó a una clínica donde te hipnotizan y hacen que te olvides hasta de tu nombre. Recuerdo que yo tenía 9 años y me dejaron esos días en casa de mi abuelo. Después del tratamiento, mi padre volvió a casa como nuevo, parecía haberse olvidado de fumar para siempre, pero a las dos semanas comenzó a desaparecer después de las comidas y en una de sus escapadas le pillamos fumando a escondidas, así que al final tiró la toalla y volvió a su antiguo hábito, como si nada hubiera sucedido. Me sentí decepcionado con él pero eso es algo que no le puedes decir a tu padre así como así, sobre todo cuando eres pequeño y se supone que él es tu modelo a seguir en la vida. 

Luego fue mi madre. Siempre quiso tener más hijos pero los años fueron pasando y yo seguía siendo hijo único, hasta que un verano mi madre nos dijo a mi padre y a mí que había decidido adoptar a una niña en China. Entonces mi padre la miró sonriente y soltó la frase mágica: "no te preocupes, cuando llegue Septiembre", en ese mismo instante supe que eso nunca se produciría y cuando llegó el temido mes de Septiembre mi padre le regaló un perro a mi madre. Toby se convirtió en el nuevo miembro de la familia y desde ese día, ella se olvidó para siempre de ampliar la nuestra. Después fue la idea de adelgazar, luego la de regresar a la universidad y un sin fin de cosas más que ya ni recuerdo...todo en mi casa se dejaba para el mes de Septiembre y ya sabes, como en el Triángulo de las Bermudas, cualquier propósito desaparecía sin dejar rastro de existencia. 

Y ahora, mientras riego el césped del jardín y lo veo lentamente crecer de la misma manera que veo lentamente crecer mis sueños, pienso otra vez en la maldita frase de "cuando llegue Septiembre" que los mayores suelen repetir hasta la saciedad para marcarse objetivos y metas que nunca cumplirán y uno se pregunta por qué la gente va aplazando indefinidamente aquello que quiere hacer en la vida cuando saben que en realidad nunca lo harán, ni tendrán tiempo más adelante. Quien quiere cambiar algo en su vida, no sólo debe proponérselo, también debe establecer un plan de acción y llevarlo a cabo. ¿Y sabes qué? eso he hecho yo. Con las pagas que me daba mi abuelo, he ahorrado algo dinero y me he matriculado en el curso de escritura creativa que siempre he deseado hacer y con 18 años he decidido hacer realidad mi sueño de ser escritor. Y no le he dicho esto a nadie, a mis padres ni media palabra, porque entonces puede que ya no lo haga nunca, como le pasa a ellos.

Puede que me equivoque pero ¿sabes qué? correré ese riesgo, porque de eso trata la vida, de elegir el camino que desees y te haga feliz e ir por él, y si te equivocas, te desvías y eliges otro camino sin volver la vista atrás ni arrepentirte del trayecto que llevas recorrido, porque sólo así llegarás al lugar al que quieres en la vida. Así que, si alguna vez tienes un sueño no esperes a que llegue Septiembre ni ningún otro mes del calendario para ponerlo en marcha y comienza ahora. No aplaces tu felicidad ni un solo segundo. Éste será siempre el mejor momento.




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