jueves, 25 de diciembre de 2014

REFLEXIÓN DE FINAL Y COMIENZO

Éstas son las primeras líneas que escribo desde hace dos meses, porque sentía que no tenía nada relevante que compartir contigo, sin embargo, ahora que se acerca el final del año y el comienzo de uno nuevo, me gustaría contarte algo que me ha sucedido hace unos días, que me ha hecho pensar en la soledad del ser humano.

Hace unos años tenía un grupo de amigos en el gimnasio al que acudía después de mi jornada laboral. Eran tiempos felices en los que todos nosotros teníamos puestos de trabajo estables y la vida nos iba más o menos bien, sin grandes complicaciones. Cada tarde solía acudir a ese pequeño gimnasio de barrio, donde no había demasiados aparatos, ni unas instalaciones excepcionales, sin embargo, lo mejor de allí era la gente. El buen ambiente reinante y la confianza con la que nos tratábamos, me hacían sentir parte de una gran familia. Solíamos compartir risas y confidencias y cada noche, cuando regresaba a mi casa después de pasar allí un par de horas, me sentía más feliz y preparada para afrontar la jornada laboral del día siguiente.

Han pasado varios años y cada uno de nosotros, por una u otra circunstancia dejamos de acudir a ese gimnasio y con el paso del tiempo, también dejamos de vernos a diario, como suele suceder en la vida. Sin embargo, la mayoría hemos seguido en contacto. En estos últimos cinco años se han producido grandes transformaciones en nuestra vida y todos los que acudíamos a ese pequeño lugar a ponernos en forma, hemos visto cómo nuestros puestos de trabajo estables, ganados con el sudor de la frente y muchas horas de esfuerzo y dedicación, se convertían en despidos improcedentes o veíamos cómo nuestros negocios se hundían con la crisis, convirtiendo en añicos nuestros sueños y nuestra carrera profesional. Casi todos hemos visto cómo la ilusión de mantener un hogar comprado con mucho trabajo y una gran hipoteca, corría la posibilidad de engrosar la lista de pisos con los que se queda el banco. Algunos de mis amigos incluso han sufrido rupturas matrimoniales o graves enfermedades, porque una cosa lleva a la otra y al final hemos visto desaparecer ante nuestros ojos aquella época feliz en la que creíamos que ya teníamos encarrilada  nuestra vida y todo aquello ha pasado a formar parte del recuerdo de un momento maravilloso que existió en algún lugar en el tiempo y que hoy es cada vez más lejano.

Hace unos días, uno de estos amigos del gimnasio me envió un mensaje que me tocó el corazón y me hizo reflexionar, en él me decía: "me siento solo y no hago otra cosa más que trabajar para intentar salir adelante". Entonces me di cuenta que a pesar de que vivimos rodeados de tecnología y pensamos que tenemos 200 amigos en Facebook y la posibilidad de poder comunicarnos con cualquier persona de cualquier rincón del mundo en este mismo instante, en realidad, los seres humanos nos sentimos solos, padecemos una gran soledad y yo misma he tenido esa sensación muchas veces en estos últimos años porque realmente, cuando tu vida atraviesa un momento complicado y sientes que tu futuro es incierto, no te apetece que te pregunten constantemente por tu situación. Entonces creas tu propia isla de soledad y te instalas en ella, creando un mundo aparte donde nadie puede volver a hacerte daño y convirtiéndolo en tu zona de confort.

No existe una solución para combatir la soledad que a todos nos habita en algún momento de nuestra existencia. Pero podemos darle la vuelta y convertir esta soledad en algo positivo, porque en realidad es parte de la vida de cada ser humano y como tal debemos aprender a conquistar nuestra propia soledad y ser felices en ella, sabiendo que es una etapa necesaria para llegar a conocer nuestra propia fortaleza y nuestra capacidad para hacer frente a las adversidades. Entonces te das cuenta que, a pesar de las dificultades, has podido seguir caminando y has llegado muy lejos y en ese camino no estabas solo, porque has aprendido a conocerte y a entender tu propio lenguaje.

Por otra parte, debemos pensar menos en nuestros propios problemas y mirar más a nuestro alrededor. Aunque creas que no tienes nada que ofrecer, una simple sonrisa tuya puede alegrarle el día a otro ser humano. Si tienes personas que te importan y a las que quieres, más que pensar qué regalo puedes hacerle en estas fechas en las que tendemos a gastar más de la cuenta en cosas innecesarias, piensa en cómo puedes hacer feliz a esa persona y sobre todo ayúdale a que no se sienta sola y para ello debes estar a su lado y apretar su mano cuando lo necesite, respetando el momento personal o profesional que esté atravesando y comprendiéndole, a veces desde el propio silencio, poniéndote en su lugar.

Estoy segura que además, en estos días, recuerdas con mayor intensidad a todas esas personas que ya no están a tu lado, con las que solías compartir navidades felices y sientes una soledad mayor, pero si recuerdas los buenos momentos que has vivido con ellos, esos recuerdos felices reconfortarán tu alma en los inevitables momentos de tristeza que todos tenemos. Son instantes de felicidad que has compartido con tus seres queridos y aunque hayan pasado, son tuyos y siempre permanecerán contigo.

Quizá en estos momentos estás haciendo balance del año que termina y piensas que no ha sucedido nada relevante que merezca ser recordado y esperas que por fin 2015 sea el gran año en el que puedas ver cambios importantes y positivos en tu vida. Pero más allá de lo que nos pueda deparar el nuevo año a cada uno de nosotros, me gustaría finalizar estas líneas diciéndote, que si estás atravesando momentos difíciles, no pienses que tu vida va a ser así siempre, ni tires la toalla dándolo todo por perdido y sobre todo, no dejes de creer en ti ni en tus sueños, es algo que siempre intento transmitir a todas las personas que conozco, porque realmente la posibilidad de éxito de aquello que deseamos lograr en la vida, no depende sólo de nuestras circunstancias, depende en gran medida de nosotros y de la actitud con la que afrontemos nuestra vida y si no crees en ti mismo ni te das una oportunidad para ser feliz, te aseguro que nadie  más te la dará, ni tampoco atraerás las circunstancias apropiadas a tu vida, para lograr aquello que deseas.

Y si estás en un momento de soledad, como nos sucede a cada uno de nosotros cada día, no lo veas como algo negativo. Conquista tu soledad y aprovecha esa situación de encuentro contigo mismo para aprender a aceptarte tal y como eres y para pensar cómo puedes potenciar tus cualidades y poner en marcha aquello que te llene de felicidad. El mejor diálogo que puedas mantener a lo largo de tu vida siempre será contigo mismo y muchas veces no somos felices porque estamos desconectados de nuestro interior y no estamos alineados con nuestro pensamiento, por eso la soledad es tan necesaria como el aire que respiramos. La soledad no es sinónimo de aislamiento, es estar más cerca de ti mismo y tener la certeza, de que, pase lo que pase, siempre podrás seguir adelante.

La vida nos está dando la gran oportunidad de conocer quiénes somos realmente y para qué estamos aquí, así que, si en este momento no tienes trabajo o estás pasando por una situación personal complicada, te invito a que comiences el camino que te lleve hasta tí y para ello es necesario que te lleves bien con tu soledad.

Te deseo que 2015 sea ése año en el que por fin comiences a vivir como realmente deseas y sobre todo, que sigas creyendo en ti y luchando por tus sueños, porque sólo así alcanzarás la verdadera felicidad, ésa que te hace cosquillas en el alma y te hace sonreír sin ningún motivo aparente, haciendo que tu sonrisa ilumine tu corazón y brille tanto como las estrellas que habitan en el universo.


martes, 7 de octubre de 2014

NUBES EN EL HORIZONTE

¿Cuántas veces en tu vida han aparecido nubes en el horizonte? Momentos de incertidumbre, de no ver nada claro, de pensar que no estás viviendo la vida que te gustaría y de no saber qué camino tomar para ver nuevamente el cielo claro y despejado. Otras veces eres plenamente feliz y cuando menos te lo esperas aparecen negros nubarrones que presagian tormenta y te cae un gran chaparrón encima, estropeando aquella felicidad instantánea por la que atravesaba tu vida en ese momento, sin darte tiempo a abrir el paraguas o a encontrar un lugar donde resguardarte. Seguro que mientras estás leyendo estas líneas te preguntarás por qué te hablo hoy de las nubes y lo hago porque me gustaría contarte algo que mi abuela me enseñó cuando era pequeña.

Hace muchos años, cuando no existían los móviles, ni las redes sociales, ni las relaciones virtuales y las personas aún disfrutaban compartiendo su tiempo juntas, a mi hermana y a mí nos encantaba pasar los fines de semana de Otoño con mis abuelos, en una pequeña casa que tenían en el campo, en esa época del año en la que aún hace buen tiempo y puedes disfrutar asando castañas en el patio o dando largos paseos entre los árboles frutales. Por la noche, cuando mi abuelo dejaba de trabajar la tierra nos contaba bellas historias y durante el día pasábamos la mayor parte del tiempo con mi abuela, que era una gran observadora de la naturaleza. 

Nuestro pasatiempo favorito consistía en sentarnos juntas a charlar, mientras contemplábamos el paisaje y el movimiento de las nubes. Ha pasado mucho tiempo, pero no he podido olvidar la sonrisa que siempre iluminaba el rostro de mi abuela, así que mí hermana y yo considerábamos que ella era la persona más feliz que conocíamos. Mi abuela solía decirnos que el único secreto para ser plenamente feliz es conseguir hacer realidad todos tus sueños, algo que yo consideraba imposible, pero mi abuela afirmaba haberlo conseguido, a pesar de que su vida no había estado exenta de dificultades. Solía hablarnos de las nubes y nos contaba que una persona puede tener tantos sueños como nubes hay en el cielo y que debes conseguir mantener viva la ilusión y creer en tu sueño para atraparlo antes de que se te escape, como las nubes, que parecen estáticas pero siempre están en continuo movimiento. Mi abuela pensaba que los problemas, como las nubes, no eran obstáculos, sino oportunidades que llegan a tu vida y permiten que modifiques tus circunstancias, dando lugar a un paisaje nuevo y diferente que tú mismo has creado. 

Mi abuela nos enseñó cómo hacer realidad nuestros sueños y cada tarde nos pedía que cerrásemos los ojos, pensáramos en un deseo y al volver a abrirlos eligiésemos la nube que haría realidad nuestro sueño y antes de que la nube se marchase por el horizonte al final de la tarde, teníamos que pensar en un plan de acción para llevar a cabo nuestro sueño y contárselo a mi abuela, que solía ayudarnos a ponerlo en marcha y así es cómo mi hermana y yo pensábamos que en las nubes se escondía el secreto de nuestra felicidad. 

Una tarde en la que el cielo parecía claro y totalmente despejado, empezó a soplar un viento muy fuerte que trajo consigo grandes nubes que comenzaron a cambiar de color, entonces mi abuela nos dijo que vendrían días de lluvia y tormenta. Mi hermana y yo nos entristecimos pensando que nos aburriríamos sin poder salir a jugar al campo, sin embargo mi abuela nos enseñó a desarrollar nuestra imaginación y aprendimos nuevas formas de entretenernos en aquellos días de tiempo desapacible. Nos sorprendió los días tan felices que pasamos y así fue cómo mi hermana y yo aprendimos a vivir tanto en los días azules de nubes blancas de algodón, como en los días grises y oscuros, en los que el sol se marcha antes de tiempo y sólo hay sombras a tu alrededor, pero si eres valiente y aprendes a vivir en esos momentos de incertidumbre y oscuridad, encontrarás oportunidades que desconocías y así es como mi hermana y yo hemos aceptado con naturalidad y entereza los reveses que muchas veces nos ha traído la vida, desarrollando nuevas formas de resolver los problemas y confiando en que vendrían tiempos mejores y volveríamos a ver nuestros sueños reflejados en nubes blancas de algodón. 

A medida que fui creciendo me dí cuenta que en realidad no son las nubes las que hacen posible tus sueños, sino el creer en ellos y el poner toda tu ilusión en llevarlos a cabo, que es lo que mi abuela nos enseñó en aquellas tardes de Otoño y esto es lo que más me ha servido a lo largo de estos años para no desanimarme ni abandonar nunca ninguna de las metas que me he propuesto conseguir en la vida. 

La mayoría de las personas que no logran aquello que desean, no es porque tengan mala suerte o porque no sepan gestionar su vida, sino porque les falta fe y dejan de creer en su sueño antes de tiempo, haciendo morir la realización de su deseo antes de que vea la luz del sol. A todos nos gustaría vivir entre nubes de algodón y que no existiesen problemas a nuestro alrededor, pero somos cada uno de nosotros quienes debemos gestionar las nubes de nuestra vida y podemos lograr que dibujen nuestros sueños o bien hacer que se desate la tormenta, depende de cada uno de nosotros y no de las circunstancias, el conseguir brillar o ser envueltos por la niebla. 

Lo bonito es que la vida te enseña que después de una gran tormenta, siempre vuelve a salir el sol y entonces te das cuenta de todo lo que has avanzado en tu vida y de lo que has crecido como persona, porque has podido salir adelante en las peores circunstancias y aunque tengas que abrir el paraguas varias veces y haya ocasiones en las que incluso un gran chaparrón llegue a mojarte de los pies a la cabeza, al final la luz del sol vuelve a iluminar tu vida y ese período de lluvias y tormentas es el abono que hace florecer el paisaje de tu vida y te fortalece como persona, ayudándote a conocerte mejor y a darte cuenta que eres más resistente de lo que imaginabas. 

Así que, si alguna vez aparecen nubes en tu horizonte no tengas miedo y busca en ellas las oportunidades que cada día te brinda la vida. Sobre todo, como solía decir mi abuela, sigue creyendo en ti y en tus sueños y pase lo que pase, no los abandones nunca. Te mereces lo mejor y si así lo consideras, llegarás tan alto como las nubes que habitan en el cielo y verás tu vida desde una nueva perspectiva, donde la luz del sol te devolverá su sonrisa y siempre serás el protagonista de tus sueños.


sábado, 20 de septiembre de 2014

CUANDO SUCEDE ALGO INESPERADO

Nuestra vida se compone de acontecimientos inesperados, que llegan a nuestro lado y se convierten en parte de nosotros, como esa ráfaga de viento que te visita una tarde de otoño, hace volar todo lo que está a tu alrededor y se cuela dentro de tu ser, cambiando para siempre el panorama que tenías ante ti. Y así es cómo ha transcurrido mi verano, de la forma mas inesperada y emocionante que jamás hubiera podido imaginar. 

A comienzos de verano me encontraba algo desanimada, pues visualizaba unas vacaciones similares a las de estos últimos años en los que la crisis económica me ha impedido marcharme más allá de lo que hubiera podido desear y me veía a mí misma en el mismo pueblecito costero donde he veraneado desde que nací, lugar al que por otra parte me encanta regresar cada año, pero cada una de las vacaciones transcurridas allí son como una repetición de la anterior, carente de emociones y de nuevas sensaciones, necesarias para todo ser humano sentirse vivo e ilusionado.

A pesar de ver que todo a mi alrededor parecía estático, intentaba seguir el ejemplo de mi padre, que siempre ha tenido fe en sí mismo y piensa que lo mejor de la vida está a punto de llegar. Así, me armé de valor y comencé a llenarme de esperanza y a pensar que algo maravilloso estaba a punto de aparecer y cuando haces posible dentro de ti mismo que algo bueno pueda llegar a tu vida y lo alimentas y crees en ello, algo mágico se produce. Se enciende tu mecha interior y entonces sucede algo inesperado que cambia todo tu panorama, como así ha sucedido, tal y como ahora te contaré. 

A mediados de junio mi padre nos comentó que su empresa le había comunicado que le iban a jubilar a finales de Julio pues ya no tenían nuevos proyectos para él. A sus 66 años recién cumplidos, siendo un profesional con una larga trayectoria y muchos años de experiencia y lejos de desanimarse, comenzó a enviar su curriculum a algunas empresas, pues mi padre necesitaba seguir trabajando para mantener la economía familiar en estos tiempos de crisis, como le sucede a muchas familias y por otra parte, él se sentía capacitado para ello y creía en sí mismo y en sus posibilidades. Sin embargo mi madre, mi hermana y yo pensábamos que a su edad no le contratarían y le comentamos que debía desistir en su búsqueda de empleo con el fin de que no se sintiera desalentado por no recibir ofertas. Pero él no se desanimó y siguió adelante. Y cuál no será nuestra sorpresa, cuando en poco menos de un mes recibió de la forma más inesperada que puedas imaginar, una muy buena oferta laboral para trabajar en Turquía durante los próximos cuatro años y así es cómo toda la familia nos hemos embarcado en un fascinante viaje a Turquía para acompañarle en el comienzo de su nueva aventura laboral. 

Debo reconocer que he pasado las mejores vacaciones de mi vida, abandonando mi a veces solitaria existencia y recorriendo junto a mis padres y hermanos  las hermosas calles de Estambul, donde nos hemos visto envueltos en el aroma de las mil y una especias y hemos contemplado la belleza de cada atardecer frente al Bósforo, en esa estrecha franja donde Asia casi le da la mano a Europa. Cada día hemos amanecido rodeados de mar y de cielo con la ilusión de recorrer lugares que nunca antes habíamos contemplado, hemos visto nuestro rostro reflejado en los azulejos multicolor de las antiguas mezquitas y nos hemos perdido por los bazares de Izmir, con sus calles secretas envueltas de siglos de misterio. Hemos paseado por la antigua ciudad de Éfeso y probado sabores únicos que llenan tu alma de sensaciones que desconocías y entonces he pensado que nuestra vida está llena de oportunidades maravillosas y nunca sabes cuándo van a aparecer, pero la vida misma te enseña que si estás preparado, mantienes la ilusión y te subes a ese acontecimiento inesperado que llama a tu puerta, cada día puede ser mágico y diferente. 

Y ahora, de vuelta en el presente, cuando cierro los ojos cada noche, me voy a dormir con una sonrisa y los mejores recuerdos grabados en el alma, dando gracias al Universo por haberme traído las vacaciones más felices de mi vida...casi sin esperarlo y además he aprendido una importante lección que mi padre nos ha enseñado y es que jamás debes tirar la toalla ni dar todo por perdido. No importa cuáles sean tus circunstancias ni lo que los demás piensen, lo importante es lo que tú pienses de ti mismo. 

Y tú...¿alguna vez has esperado que te suceda algo inesperado?. Todos debemos aprender a vivir con una dosis de incertidumbre diaria en la que no sabes qué va a ser de ti, ni de tu vida, pero si extraes la parte positiva de esa inseguridad que permanentemente nos rodea, verás la otra cara de la moneda de la duda, que no es otra que creer en la posibilidad de que un acontecimiento positivo puede llegar a tu vida de forma inesperada y cambiar todo.

¿Por qué siempre esperamos que nos suceda algo malo? Espera algo bueno y tú mismo podrás escribir tu propia historia, donde siempre serás el protagonista de tus sueños y de la vida que desees. Te invito a que abras las ventanas de tu alma a la oportunidad de que un acontecimiento nuevo e inesperado inunde tu vida de luz y color, pero debes dejar que ese instante mágico se produzca y eso sólo sucederá cuando pierdas el miedo a vivir y estés seguro que en algún rincón de la tierra se encuentra ese trocito de felicidad que te pertenece.

Yo lo he descubierto este verano ¿y tú?...sólo sucederá cuando confíes en ti mismo y en las posibilidades de lograr aquello que desees. 






jueves, 24 de julio de 2014

QUÉDATE EN EL PRESENTE

Ayer salí a caminar a última hora de la tarde, cuando el sol de verano comienza a despedirse hasta el día siguiente y las nubes se difuminan suavemente en el horizonte, y como suele sucederme en determinadas ocasiones, me llamó la atención el eslogan de un cartel publicitario situado en la vitrina del escaparate de un banco, donde en grandes letras podía leerse: PARA RESPONDER AL MOMENTO HAY QUE ESTAR EN ESE MOMENTO.

Y tú...¿En qué momento de tu vida estás? Seguro que mientras estás leyendo estas líneas, estás pensando a su vez en todo lo que aún te queda por hacer antes de finalizar el día de hoy y estás centrado en otras cosas que no son las del momento actual. No te engañes, ni siquiera cuando te miras al espejo estás en ese momento, aunque veas tu rostro ahí reflejado. La mayoría de las veces nuestra atención está lejos de lo que nos está sucediendo y eso hace que no seamos plenamente conscientes del momento que estamos viviendo. Esto nos ocurre a todos, hasta el punto de que hemos llegado a asumirlo de manera natural, casi siempre estamos pensando en varias cosas al mismo tiempo y nos anticipamos a lo que va a suceder y eso nos aleja infinitamente de nuestra realidad presente y de las metas que queremos alcanzar en la vida.

Tal vez si reflexionas sobre ello y vuelves a repasar mentalmente todo lo que has hecho en el día de hoy, te darás cuenta que en realidad en casi ningún momento del día has estado viviendo en este instante. Por ejemplo, cuando vas al trabajo por la mañana ¿en qué piensas mientras estás conduciendo? seguro que en lugar de ir centrado al volante tienes tu cabeza dando vueltas a todo lo que tienes que hacer antes de marcharte de vacaciones. 

O dime cuántas veces has estado de viaje en un lugar maravilloso y en vez de disfrutar de cada rincón que descubres a tu paso, has estado capturando con tu cámara cientos de instantáneas para más tarde colgarlas en las redes sociales y mostrarlas a personas que en su mayoría no te conocen o guardarlas en la carpeta de tu ordenador para echarles un vistazo dentro de varios años. Entonces te das cuenta que no saboreaste ese viaje como te hubiera gustado. 

O tal vez te suceda que estás charlando por teléfono con un buen amigo tuyo y en lugar de prestar atención a la conversación que estáis manteniendo, en más de una ocasión has respondido con monosílabos porque estás en modo piloto automático, ojeando una revista al mismo tiempo, mientras piensas qué vas a preparar para cenar o qué ropa te vas a poner mañana, Y eso por no hablar de cuando vas por la calle mirando la pantalla de tu teléfono móvil, en lugar de ver por dónde vas caminando. 

Sea por un motivo o por otro, en casi ningún minuto del día estás presente de manera consciente y al 100% en el momento que estás viviendo y mientras esto sucede, dejas de vivir tu existencia plenamente, dejas pasar oportunidades maravillosas y los mejores momentos de tu vida suceden sin que te enteres, porque simplemente tú no estabas allí. Entonces piensas que los años pasan muy deprisa y que nunca eres feliz, ni vives instantes emocionantes, y.. ¿sabes por qué?  porque estás a miles de kilómetros de distancia de lo que está ocurriendo ahora mismo y en lugar de vivir lo que te corresponde, creas una existencia paralela con aquellos momentos que sólo existen en tu mente y que se terminan convirtiendo en tu realidad presente, porque tú lo has atraído a tu vida. 

Tal vez si te desconectases de todo lo que te rodea y decidieses prestarte atención a ti mismo y ocupar el papel protagonista de tu vida, verías todo con una dimensión diferente y volverías al lugar que te corresponde, ése rincón del universo donde puedes lograr la vida que deseas y hacer realidad todos tus sueños. No se trata de no hacer planes para mañana, pero tu mejor plan será saborear el momento presente, así cada bocado sabrá mejor, verás la vida de otro color y disfrutarás de oportunidades que para otros pasan desapercibidas y de una creciente felicidad que te proporciona el estar aquí y ahora.

Te invito a pararte unos segundos y a regresar a tu presente, el único lugar donde podrás coincidir contigo mismo y vivir tu vida plenamente. Te invito a abrir las ventanas de tu alma en este mismo instante y a observar todo aquello que te rodea, pero no intentes imaginar cómo será el paisaje de mañana, ni tampoco te dejes atrapar por la nostalgia de tu pasado, tan sólo piensa en este instante mágico que ahora mismo te concede el universo. Ése regalo es tuyo, tómalo y vívelo intensamente.

En cada momento de tu vida podrás encontrar el trocito de felicidad que te pertenece y sentirte más cerca de las estrellas y de la luna, pero no olvides que para responder al momento, hay que estar en ese momento y eso sólo podrá suceder cuando decidas estar contigo mismo, en este mismo segundo.

Quédate en el presente, siéntete y observa lo que pasa....





martes, 13 de mayo de 2014

¿POR QUÉ AHOGARSE EN UN VASO DE AGUA?

Hace unos días me encontraba en una cafetería de Madrid. Era una tarde cualquiera y el camarero llegó como de costumbre, colocó un mantel de papel individual sobre mi mesa, me entregó la carta y se marchó silenciosamente a la espera de recibir la solicitud de mi pedido. Sin embargo, en lugar de mirar la carta que tan amablemente me había entregado, me llamó la atención el anuncio que estaba impreso sobre el mantel de papel que tenía delante de mí, era sobre la propia cafetería y en él podía leerse en grandes letras el siguiente eslogan: ¿POR QUÉ AHOGARSE EN UN VASO DE AGUA SI PUEDES HACERLO EN UN BATIDO DE CHOCOLATE?. Esta frase me llamó la atención, porque realmente es así como debería suceder en la vida. Si tenemos que pasar por una situación adversa, que sea lo menos adversa posible y si tenemos que ahogarnos, no lo hagamos en un simple vaso de agua, no, hagámoslo en un sabroso batido de chocolate, dándonos un capricho, saboreando  lo mejor de la vida y añadiéndole ese toque dulce que convierte cualquier momento de nuestra existencia en un rato agradable que merece la pena. Sin embargo, la mayoría de las veces  no es así como sucede, porque casi siempre empeoramos las situaciones complicadas que llegan a nuestra vida incorporando más escalones a subir y castigándonos más de lo necesario, convirtiendo al drama en parte activa de nuestra vida cotidiana. Y si eres duro e implacable contigo mismo, no esperes que la vida te regale aquello que  realmente deseas, porque sólo recibirás más acontecimientos difíciles, que tú mismo atraes a tu vida con tu comportamiento desconsiderado hacia tu propia persona.

Mi abuela solía decir que por muchos contratiempos que encontrásemos a lo largo de nuestra existencia, nunca perdiéramos la capacidad de sonreír y de seguir adelante, para que la vida pudiera devolverte su mejor sonrisa aun teniendo en contra todas las circunstancias y me lo decía una persona que había visto morir a sus dos hermanas siendo bastante jóvenes aún y que había vivido en primera persona las dificultades de la guerra y el estar separada de gran parte de su familia durante largo tiempo, por lo que para mí siempre ha sido un referente importante. Recuerdo cuando era pequeña que mi familia pasó por una temporada difícil cuando se produjo la crisis económica de 1993 y mi padre estuvo en desempleo durante largo tiempo, en un momento en el que acababa de nacer mi hermano pequeño y teníamos muchos gastos en casa. En ese tipo de circunstancias era cuando más notabas que mi abuela estaba al pie del cañón, pues solía reunirnos a todas las mujeres de la familia, es decir a mi madre, a mi hermana, a mi tía, a mí y a ella misma y pasábamos juntas casi todas las tardes merendando en su casa, haciendo representaciones teatrales con disfraces que nosotras mismas inventábamos o saliendo a dar un paseo para ver los escaparates de las tiendas que habitaban la ciudad. La mayoría de las veces no comprábamos nada, pero nos divertíamos viendo lo que se llevaba esa temporada y olvidábamos los problemas que teníamos en la familia nutriendo nuestra autoestima de sonrisas y momentos de cómplice felicidad y cuando regresábamos a casa teníamos la energía necesaria para transmitir a nuestro padre este sentimiento positivo  y conseguíamos animarle en su búsqueda de empleo. De hecho, los trabajos más importantes y mejor remunerados que ha tenido mi padre en su carrera profesional tuvieron lugar después de aquella difícil crisis económica a la que entonces nadie veía salida. Mi abuela nos enseñó a creer en nuestra valía personal por encima de todo y a seguir disfrutando de la vida sin ahogarnos en un vaso de agua, dejando a un lado el drama. Solía decirnos que no puedes evitar que te sucedan determinadas experiencias negativas, pero sí puedes elegir la actitud con la que afrontarlas, por eso, si tienes que ahogarte hazlo en un batido de chocolate, es decir, disfrutando de aquello que más te guste, aun cuando estés pasando por un momento difícil.

Hace cuatro años me tocó sufrir en primera persona una situación que me recordó a esta época de mi infancia. Fue cuando me despidieron de forma improcedente en una compañía en la que ocupaba un puesto de responsabilidad. Yo era la típica persona que trabajaba catorce horas diarias y se desvivía por la empresa, sin prestar atención a mi propia vida y tuve que ver cómo de la noche a la mañana ponían en mi puesto a una persona sin experiencia que había sido contratada como becaria para ayudarme a mi, pero que contaba con un gran enchufe. Mentiría si dijera que aquello no me dolió, sobre todo porque me sentía desubicada después del esfuerzo que había dedicado a un trabajo por el que sentia gran pasión, pero rememorando el espíritu de mi abuela, el mismo día que me despidieron y terminé de colocar las cajas con mis pertenencias en mi casa, me fui a dar un paseo y me compré mis pendientes favoritos, aquellos que siempre veía en el escaparate de una joyería al pasar y nunca me atrevía a comprar pensando que sólo debía gastarme el dinero en cosas necesarias, al mismo tiempo que comencé a cambiar mis prioridades en la vida y me di cuenta que realmente no puedes desvivirte por una empresa que el día menos pensado puede prescindir de ti. Toda esa energía de más que depositas en lugares donde no eres valorado ni apreciado debes depositarla en tu propia persona, construyendo tu mejor versión de ti mismo y así te convertirás en la persona que siempre has deseado ser, porque tu trabajo más importante es el que inviertes en ti y no el que haces para los demás. Sucede que a menudo nos olvidamos de esto y siempre nos colocamos en el último lugar de nuestra lista de prioridades.

La vida actual es complicada para todas las personas, porque quien más quien menos, todos vivimos en primera persona o a través de familiares nuestros muy de cerca el tema del desempleo y esto es algo que te afecta psicológicamente, porque sufres  la incertidumbre de no saber cuándo cambiará esta situación, pero por muy difícil que pueda ser tu vida, ésta nunca te va a dar de lado y siempre te va a procurar los medios necesarios para que puedas salir adelante, como habrás podido comprobar en más de una ocasión, pero para ello debes llevarte bien con tu propia vida, estar de acuerdo con lo que haces y dejar que las cosas fluyan de manera natural, entendiendo el lenguaje de tu diario caminar y siendo comprensivo con tu propia persona, porque todo sucede por algo. Esto se consigue llevándote bien contigo mismo y no siendo tu peor enemigo, ni tu juez más exigente. A casi todos nos han educado con la idea de que todo lo importante o lo que merece la pena en la vida cuesta un gran esfuerzo conseguirlo y entonces pensamos que no somos merecedores de lo bueno de manera natural, de esta forma somos nosotros mismos quienes impedimos que aquello que merecemos llegue a nuestra vida, porque pensamos que si no hay un gran sacrificio por nuestra parte o un gran obstáculo para conseguirlo, no nos pertenece. Ya es hora de que abandones esa idea y pienses un poco más en ti, te mereces lo mejor y sólo tú puedes hacer que la oportunidad que estás esperando llegue a tu vida.

No permitas que un mal día borre tu sonrisa, ni dejes caminar tu autoestima a ras del suelo pensando que tu vida no tiene salida y que nunca serás feliz. Detrás de cada nube, siempre te espera un sol radiante, como aquel que dibujabas en tu cuaderno infantil lleno de sueños por cumplir. Puede que ahora estés pasando una mala racha, pero ésa no es tu vida entera, es sólo una etapa, mira a tu alrededor y sigue creyendo en ti. Puede que el tiempo se divida en horas, minutos y segundos pero eres tú quien determina las prioridades de su vida. Hoy puedes ser aquello que desees, siempre y cuando tengas presente que lo más importante de tu vida eres tú mismo y no aquello que te rodea. Date permiso para ser feliz, sigue cuidándote y creyendo en ti y de cada situación que atraviese tu vida, elige siempre la parte positiva, aprendiendo de tus errores y sin culparte de tus fracasos, porque para qué ahogarse en un vaso de agua, si puedes hacerlo en un sabroso batido de chocolate, donde encontrarás la chispa de la felicidad que te faltaba, disfrutarás del sabor refrescante de tus sueños y descansarás en nubes de algodón rellenas de alegres sonrisas.

sábado, 3 de mayo de 2014

TODO LO QUE BUSCAS

No sé si a ti te sucede, pero cada vez que emprendo un viaje y descubro nuevos paisajes a través del cristal de la ventana, siento como si me desvinculase temporalmente de todas las preocupaciones que circulan por mi vida y me alejan de mis sueños. Esto me ocurría hace unos días, mientras comenzaba mis vacaciones de Semana Santa y pensaba en el vacío que casi todos sentimos actualmente ante la imposibilidad de encontrar una salida que nos permita vislumbrar un horizonte claro. Entonces me llamó la atención un anuncio que aparecía impreso en una furgoneta que iba delante de mi coche. El anunciante era Páginas Amarillas y el eslogan el siguiente: TODO LO QUE BUSCAS, LO LLEVAMOS DENTRO. Siempre me he fijado en los eslóganes de los anuncios publicitarios porque contienen mensajes que puedes aplicar a tu propia vida, con independencia del producto anunciado y cualesquiera que sean tus circunstancias personales. Esta práctica la llevo realizando desde hace años y siempre me ha dado buenos resultados, sobre todo en épocas en las que mi vida atraviesa por períodos de inestabilidad e incertidumbre.

Hoy en día casi toda la información que necesitamos la obtenemos a través de Internet, pero hace unos años, cuando este medio no existía y nadie podía tan siquiera vislumbrar que algo similar pudiera llegar a nuestra vida y cambiar nuestra forma de obtener información, era indispensable consultar la Guía impresa de Las Páginas Amarillas, éstas te sacaban de más de un apuro y te permitían encontrar todo tipo de información sobre cualquier servicio que pudieras necesitar. Sólo tenías que buscar entre sus páginas y obtenías, para cada resultado, un amplio abanico de posibilidades. Sin embargo, cuando pasamos por una etapa de desorientación en nuestra vida, donde no sabemos qué camino tomar, en lugar de abrir y consultar las páginas de nuestra vida, solemos buscar en el lugar equivocado, bien preguntándole a los demás y haciendo caso a sus consejos, aunque no nos convenzan o bien dando carpetazo al asunto haciendo lo primero que se nos pasa por la cabeza, sin meditar los pasos que debemos seguir y entonces nos perdemos. Tal vez si nos mentalizáramos del hecho de que todo lo que buscamos, ya existe dentro de nosotros, dejaríamos de dar vueltas y trabajaríamos más nuestro interior, donde se encuentra nuestra verdadera Guía, el único lugar donde podemos alcanzar un conocimiento profundo de nosotros mismos y obtener la respuesta que necesitamos ante cualquier circunstancia por la que atraviese nuestra vida.

Todos en algún momento de nuestra existencia, nos encontramos inmersos en una búsqueda de un sentido profundo de nuestra vida, en el que queremos saber por qué pasamos repetidamente por experiencias que terminan truncando nuestros sueños y hacen que nos quedemos a las puertas de aquello que anhelábamos conseguir, generando una gran inseguridad que hace tambalear nuestro presente. Durante mi viaje pensaba en todo esto y en el hecho de que casi siempre consideramos que aquellas personas a las que les acompaña el éxito tienen cualidades o cuentan con recursos  de los que nosotros carecemos. Sin embargo, al leer esta frase, me di cuenta, que quizá, el secreto del éxito de las personas que triunfan en la vida es que saben que todo aquello que necesitan para alcanzar el éxito, forma parte de ellos desde su nacimiento y sólo es cuestión de potenciarlo a través de un conocimiento profundo de sí mismos y sacarlo a la luz, lo cuál consiguen fomentando la confianza en sí mismos, considerándose únicos y sabiendo venderse, porque se aceptan tal y como son y jamás dudan de sus capacidades. Están seguros de que llegarán y su persistencia les hace alcanzar el éxito, que no es otro que las metas que se habían propuesto. 

Todos contamos con los ingredientes necesarios para sentirnos felices y sin embargo no lo somos. Por eso, es importante que revises las creencias que tienes sobre tu propia persona.  Me gustaría saber cómo te ves a ti mismo,  ¿cuáles son tus valores personales?. Seguro que tienes muchas más aptitudes positivas de las que imaginas y sin embargo no lo sabes, porque con cada palo que la vida te da, bajas un nuevo escalón en tu autoestima y amplías las dudas que tienes sobre tu persona. Imagínate que vas a aparecer anunciado en las Páginas Amarillas, ¿cómo te venderías? ¿qué cualidades resaltarías?. Haz la prueba y escribe en un papel todo lo que piensas de ti, destacando tus virtudes y cualidades positivas y considerando también tus puntos débiles o aquello que debes mejorar, como si fueras un producto y estuvieras vendiéndote en un mercado donde existe una competencia feroz. Para anunciar un producto en el mercado, se suele realizar un análisis de sus Debilidades, Amenazas, Fortalezas y Oportunidades, con el fin de ofrecer un eje de comunicación coherente. El DAFO ayuda a plantearnos las acciones que deberíamos poner en marcha para aprovechar las oportunidades detectadas y eliminar o prepararnos contra las amenazas, teniendo conciencia de nuestras debilidades y fortalezas. Al tratarse de un anuncio sobre ti, debes tener un conocimiento profundo de tí mismo, realizando un análisis interno que te permita plasmar tus fortalezas. Inteligencia, lealtad, generosidad, valor...todo aquello que piensas de ti, así como aquellas cualidades de las que crees que careces, existen ya dentro de ti y eres tu quien debe decidir cómo quiere posicionarse en la vida, porque depende de ti, no de lo que te suceda, por este motivo nuestra mayor amenaza solemos ser nosotros mismos. Seguro que encuentras dentro de ti más valores positivos de los que imaginabas. Las oportunidades son aquellos factores positivos que se generan en el entorno y que, una vez identificados, pueden ser aprovechados para mejorar nuestro posicionamiento, por lo que también debes realizar un análisis externo del mundo que te rodea, para sacar más partido a los medios con los que cuentas. También debes tener en cuenta tus debilidades, para trabajar sobre ellas y no resaltarlas, error que sí solemos cometer en nuestra vida cotidiana. La mayoría de las veces sólo vemos nuestros defectos y no sacamos partido a nuestras virtudes, de tal forma que nos posicionamos en el lugar equivocado y que menos deseamos en la vida. Todos tenemos puntos débiles, no vamos a negarlo, pero éstos se pueden minimizar aprovechando nuestras oportunidades y potenciando nuestros puntos fuertes, es decir aquellas habilidades positivas con las que contamos desde nuestro nacimiento o que hemos ido adquiriendo a través del aprendizaje.

Así que, si algún día te encuentras desorientado y no sabes qué camino debes recorrer para encontrar la felicidad verdadera, piensa que el punto de partida no comienza dejando atrás el paisaje que aparece tras el cristal de tu ventana mientras esperas la llegada a un nuevo destino. El punto de partida y la respuesta a todo lo que buscas, vive dentro de ti, así que cualquier búsqueda que desees emprender comienza siempre con un viaje a tu interior y sólo cuando alcances un conocimiento profundo de tu propia persona, encontrarás la Guía para alcanzar aquello que anhelas en la vida, en ese rincón del universo que tú has elegido.

La felicidad que buscas, ya vive dentro de ti, como también viven tus sueños, sólo debes encontrarte y abrazarte a ellos. Si te preguntas dónde debes dirigirte para alcanzarlos y ves tu alma reflejada en el espejo de la luna,  ya tienes la respuesta que necesitabas porque, todo lo que buscas, lo llevamos dentro.

domingo, 13 de abril de 2014

VOLVER A EMPEZAR

Cuando era pequeña me encantaba leer mis cuentos favoritos una y otra vez, nunca me cansaba de volver a empezar la misma historia cuyo final conocía de memoria.  Ya sabía que el Príncipe se casaba con la Cenicienta, que La Bella Durmiente era despertada de su eterno sueño por un beso, que Pinocho se convertía en un niño de verdad cuando dejaba de decir mentiras o que Caperucita Roja conseguía escapar del temible lobo feroz, pero, cada vez que volvía a sumergirme en estas historias que forman parte de la infancia de cualquier niño, sentía la misma emoción que la primera vez que mis padres me contaron estos cuentos antes de ir a dormir, cuando era tan pequeña que aún no sabía leer. 

Volver a empezar es algo que sucede con frecuencia en la vida de un niño, como cada vez que construías un castillo en la arena de la playa, tras haber sido destruido por una ola traicionera.  Y con la llegada del Otoño, llegaba un nuevo volver a empezar en las aulas, con el comienzo del nuevo curso, vuelta al cole y a las rutinas escolares, a momentos buenos y a veces no tan buenos cuando eras la persona menos popular de la clase y tus compañeros se reían de ti, pero en definitiva, sentías la fuerza necesaria para volver a empezar en cualquier faceta de tu vida, incluso si tu padre era trasladado por su empresa a otra ciudad y tenias que comenzar de cero en un nuevo colegio, con nuevos amigos y en una ciudad desconocida. Tu página en blanco siempre permanecía abierta y preparada para volver a empezar un nuevo capítulo de tu vida, que tú escribías emocionado en cada nuevo párrafo.

Sin embargo, a medida que nos vamos haciendo mayores, nos damos cuenta que, en realidad, no estamos preparados para tener que volver a empezar, sobre todo, si ese comienzo es forzoso, inesperado y está lleno de incertidumbre. Seguro que mientras lees esto, recuerdas ese momento en el que has sido despedido de tu empresa, después de tantos años de experiencia en un lugar que considerabas tu segundo hogar, donde eras un profesional valorado y con una trayectoria consolidada. Seguro que conoces a alguien, o tal vez te ha sucedido a ti mismo, que ha pasado de tener una vida familiar estable y aparentemente feliz a encontrarse divorciado, sin poder llegar a final de mes  y con pocas posibilidades de recuperar su antigua vida o de pasar más tiempo con sus hijos. Y...¿qué me dices de esas parejas que llevan juntas toda su vida y de repente una de ellas fallece o te deja por otra persona? Te sientes totalmente perdido, sin fuerza vital para comenzar un nuevo recorrido y lo mismo sucede cuando pierdes a un hijo, tu mundo se derrumba por completo. Y si miramos a nuestro alrededor, todos tenemos amigos o familiares que han sufrido graves accidentes de tráfico y han tenido que volver a empezar su vida con una grave minusvalía y lo mismo sucede cuando tienes que afrontar tu diario caminar tras sufrir una grave enfermedad que ha dañado tu estado de ánimo. Y aún sin la necesidad de que ocurran grandes desgracias en nuestra vida, volver a empezar siempre resulta una tarea ardua y difícil, porque te aferras a un pasado feliz, pleno y estable, que en tu horizonte presente parece inexistente y no todos somos de naturaleza optimista cuando los problemas crecen a nuestro alrededor y no vemos luz al final del túnel.

Esta tarde pensaba en todo esto mientras observaba a un grupo de jóvenes jugando una partida de bolos en un parque. Lanzas la bola con energía y los bolos fuertemente golpeados caen al suelo y si no queda ninguno en pie, entonces ganas la partida. Pero en la vida sucede justamente lo contrario. Los problemas te golpean a veces con tanta dureza, que te hacen perder el equilibrio  y entonces tu autoestima desciende a su nivel más bajo. Sientes que no tienes fuerza para levantarte y volver a empezar. Sin embargo, la propia naturaleza del ser humano te hace descubrir que, precisamente, gracias a que la vida te golpea más de lo esperado, aprendes a hacerte más resistente y a usar recursos que pensabas que no tenías y que en otras circunstancias hubieran permanecido dormidos. Aprendes a conocerte mejor a ti mismo, convirtiéndote en un "bolo" que no se cae en la primera embestida que sufre con el siguiente problema que la vida le plantee y el hacerte más fuerte, obra el milagro de hacerte creer más en ti mismo.
Cuando todo va bien en tu vida, te dejas llevar por un falso equilibrio y sólo ves lo que tienes delante, piensas que todo permanecerá tal y como está en ese momento y que tu estabilidad va a perdurar en el tiempo. Crees que siempre estarás jugando la misma partida en el mismo terreno de juego, porque estás tan inmerso en tu rutina, que parece que cada nuevo día es una continuación del anterior y así, el día que la vida decide jugar a los bolos contigo y te golpea con fuerza, te pilla desprevenido y te quedas aturdido, sin saber cómo reaccionar. No eres consciente de que toda tu vida es un volver a empezar continuo, desde que te levantas cada mañana y así es cómo deberías considerarlo, de esta manera encontrarías los estímulos necesarios para llenar la página en blanco de ese día de tu vida, con energías renovadas y optimismo, porque todo está por hacer.
Todos hemos tenido que volver a empezar a lo largo de nuestra vida, no una, sino varias veces y reconozco que no es fácil, sobre todo cuando ya conoces el terreno de juego que pisas y de repente debes sortear los obstáculos que aparecen en un nuevo y desconocido escenario. Pero el mundo, tal y como lo conocíamos ha dejado de existir. Ya no existe un "para siempre" en ninguna faceta de nuestra vida y debes aprender a jugar en terrenos de incertidumbre, donde existen varias incógnitas y no sabes de antemano cuál será el resultado final, algo que sí sucedía en los cuentos que leías en tu infancia, donde tenías la certeza de que todos serían felices y comerían perdices. Pero no pienses que tu vida tiene más incertidumbre que la de los demás o que las cosas te van peor que a nadie, porque cualquier persona que puedas pensar que tiene una vida feliz y un trabajo estable, se enfrenta hoy en día a la misma situación de duda que cualquier otro, porque hoy nada es seguro para nadie y es precisamente esta inseguridad la que puedes convertir en una gran ventaja, al saber que nada está determinado y que puedes construir tu presente día a día con lo que pienses y hagas en este momento, porque eso determinará tu mañana. Con el paso del tiempo me di cuenta que mis cuentos favoritos no eran los tradicionales con un planteamiento lineal y un sólo final, sino aquellos con giros argumentales en los que tenías la posibilidad de elegir diferentes finales y así cada volver a empezar se convertía en una nueva aventura y en un momento único.

Antes de volver a empezar, debes saber qué esperas realmente de la vida y de ti mismo y cómo te gustaría vivir. Deja de ponerte excusas y piensa por un momento: ¿cómo te ves ahora mismo? ¿dónde te ves dentro de unos años? seguro que la mayor parte del tiempo tienes pensamientos negativos e incrédulos sobre ti mismo y piensas que no podrás salir adelante o que no darás la talla y esto es lo que te aleja realmente de la vida de tus sueños, no tu situación actual. Piénsalo porque así es como sucede.
 
Hoy tienes la posibilidad de descubrir quién eres realmente y de volver a empezar cómo tu decidas y aunque no puedas cambiar tu situación actual, sí puedes cambiar la percepción que tienes de ti mismo, renovar tu creencia en tu propia persona y quererte tal y como eres y así siempre estarás preparado para volver a empezar en cualquier escenario que la vida te presente. Puede que a veces no sepas por dónde volver a empezar, pero sí sabes por dónde NO quieres volver a empezar y eso hará que, tarde o temprano, encuentres tu lugar en el mundo.
Si desde hace cientos de miles de años el sol vuelve a empezar cada día su recorrido por cada rincón de la tierra e ilumina con su calor la vida de cada ser humano, también tú puedes volver a empezar una nueva vida y acercarte al camino de tus sueños, de la misma manera que cada primavera las flores se abren otra vez a la vida e inundan el ambiente con su  cálido perfume. Y aunque a veces sientas morir tus ilusiones, con cada pérdida que la vida te depara, se produce la magia de un nuevo nacimiento, una nueva fuerza nace en ti y te das cuenta, que en realidad lo mejor de tu vida ha comenzado cuando has vuelto a empezar y has alcanzado la posibilidad de conocerte a ti mismo y de vivir la vida de tus sueños.

 

 

 

domingo, 23 de marzo de 2014

LOS PÁJAROS EN LA JAULA

Cuando era pequeña a mi hermana y a mí nos regalaron una pareja de pájaros muy bonita, de una raza conocida con el nombre de diamante mandarín, proveniente de las lejanas tierras de Australia. Nuestros pájaros nos cautivaron de inmediato con sus bonitos colores, su hermoso canto y sus alegres juegos, así que cuidarlos se convirtió en nuestro pasatiempo favorito. Compramos una amplia jaula, donde tenían suficiente espacio para vivir y jugar y leímos varios libros sobre su especie, para informarnos de su modo de vida. Algunas tardes nos entreteníamos contemplando su balanceo en el columpio y les aplaudíamos cuando aprendían un salto nuevo. Colocamos la jaula en el lugar más luminoso del salón, cerca de un gran ventanal que comunicaba con el jardín.

Una mañana, antes de marcharnos al colegio llenamos los recipientes de la jaula de agua y comida y no nos percatamos que uno de ellos estaba mal colocado, por lo que quedaba un espacio por el que podían escapar los pájaros y así fue cómo sucedió en nuestra ausencia. Cuando regresamos a la hora de comer, nos disgustó ver que la jaula estaba completamente vacía y nos pusimos a llorar desconsoladas, sin embargo, pronto descubrimos que los pájaros no se habían marchado demasiado lejos, estaban posados encima de la mesa del salón esperando tranquilamente nuestro regreso para que pudiéramos devolverles al interior de la jaula. Cuando nos vieron, no salieron volando ni se asustaron y fue muy fácil devolverles al interior de la jaula. Esto nos sorprendió. Nos extrañó que no se hubiesen escapado al jardín, pues la ventana estaba abierta de par en par y entonces comprendimos que nuestros pájaros sólo conocían la vida dentro de su jaula y allí era donde ellos pensaban que se encontraba su verdadera libertad, mientras que la ventana representaba para ellos la incertidumbre y el miedo a lo desconocido, por lo que no sabían que sus alas podían llevarles a los hermosos árboles del jardín, donde habitaban otros pájaros y una nueva felicidad que desconocían. Asi, ellos estaban prisioneros, pero en realidad no lo sabían y eran felices en el único mundo que conocían: su jaula.

¿Cuántas veces a lo largo de tu vida te has sentido como estos pájaros? Crees tenerlo todo para ser feliz, piensas que eres libre, que has elegido tu forma de vida y que puedes hacer lo que deseas, pero un día te das cuenta que estás como ellos, atrapado en la jaula de tu existencia, de la que no puedes escapar fácilmente porque ya te has adaptado a ella y no sabes vivir de otra manera, tienes una falsa sensación de felicidad producida por la seguridad que te proporciona lo conocido y esto te impide descubrir nuevas formas de felicidad. Así es como tu miedo a salir de tu zona de confort, te impide explorar otras posibilidades y encontrar nuevos caminos que te lleven a un nuevo punto de partida de tu vida.


Dicen que el hombre es un animal de costumbres, pero ¿por qué nos acostumbramos a vivir en la infelicidad? ¿por qué creemos que salir de la rutina es peligroso?. Nos pasamos la vida pensando que la felicidad va y viene y que no depende de nosotros, creemos que siempre existe alguna circunstancia externa que nos aleja de ella, como la falta de dinero, la dificultad para encontrar un trabajo, la falta de salud o la soledad en la que vivimos y así vamos construyendo barrotes invisibles que nos rodean y que nos mantienen prisioneros en jaulas que hemos construido nosotros mismos y nos alejan de la verdadera felicidad, pero no lo sabemos porque pensamos que los barrotes que nos atrapan provienen de los momentos difíciles que por sí solos se producen en nuestra vida y que nada tienen que ver con nosotros, cuando en realidad son nuestras propias limitaciones las que nos impiden ver el horizonte con perspectiva, sentirnos libres y hacer lo que realmente desearíamos.

Pero no te sientas atado a tu propia infelicidad y usa los medios que están a tu alcance. Me dirás que uno no puede escapar fácilmente de aquello que no le gusta, pero aunque no lo creas, todos tenemos alas que nos permiten dejar atrás los paisajes de infelicidad. Las alas son nuestra actitud ante la vida y los recursos de los que disponemos y éstos aparecen cuando confiamos en nosotros mismos y en nuestras propias posibilidades. Creer en ti mismo con una actitud positiva, es la fuerza más poderosa para poder emprender tu propio vuelo hacia donde quiera que se encuentren tus sueños. Pero debes atreverte y tener convicción, no basta con mirar a través de la ventana una bella puesta de sol que se encuentra a miles de kilómetros de distancia. Si siempre permaneces en el mismo lugar, te perderás la posibilidad de conocer nuevos paisajes. Rompe la jaula que te impide avanzar y dirígete hacia el paisaje de tus sueños, pero no te conformes sólo con soñar y haz que ese paisaje forme parte de tu vida, recórrelo sin convertirte en mero espectador, sino siendo el verdadero protagonista. Puede que tu infelicidad actual te impida ver el horizonte, pero sólo tú tienes la llave para abrir la puerta de la jaula en la que vives atrapado. No esperes a que cambie alguna circunstancia de tu vida, porque sólo tú puedes ser impulsor de ese cambio y si tienes una actitud positiva lo conseguirás.

Quizá los pájaros eran felices en su jaula, pero esto era debido a que no conocían otro modo de vida. De haber sabido que a tan sólo unos pasos se encontraba el jardín y su verdadera libertad, los pájaros habrían intentado escapar cada día de su existencia y seguramente, su persistencia y motivación les habría ayudado a conseguirlo. ¿Quieres ser como los pájaros de la jaula y vivir una felicidad limitada o te gustaría conocer la verdadera felicidad, ésa que se escribe en letras mayúsculas? De ti depende. Sólo debes ser optimista, escucharte a ti mismo, creer en tus sueños y no abandonarlos nunca, así podrás salir de ése lugar donde piensas que no hay escapatoria posible y dirigirte hacia la vida que siempre has deseado vivir. Recuerda que ningún pájaro nació sabiendo volar, lo aprendió con el tiempo, de la misma manera que la felicidad se alcanza a través del aprendizaje y conocimiento de uno mismo.

Ha llegado la primavera y después de un frío invierno, tu jardín comienza a florecer y a mostrar sus bellos colores, ¿te lo pensabas perder?. Ninguna circunstancia o persona pueden impedir tu propia felicidad, no olvides que tus alas pueden llevarte a donde desees. No te dejes atrapar por tus límites, rompe la jaula en la que vives y descubre las maravillas del mundo que te rodea.

Cuando vueles al lugar en el que se encuentran tus sueños, verás tu vida con una nueva perspectiva y descubrirás posibilidades de felicidad que desconocías.





domingo, 2 de marzo de 2014

¿CREES QUE EXISTE EL DESTINO?

Seguro que más de una vez a lo largo de tu vida te has hecho esta pregunta y en ocasiones no has encontrado respuesta a la sucesión de acontecimientos encadenados que se producen en tu vida y que parecen llevarte, casi sin darte cuenta, de un sitio otro, como cuando das un paseo por el parque y por el camino te tropiezas con el amor de tu vida o mientras estás pasando tus vacaciones en un pueblo perdido de la montaña y la magia del lugar te hace descubrir tu verdadera vocación en la vida. Entonces te preguntas si todo lo que te está ocurriendo, estaba marcado en tu destino.

Estoy segura que más de una vez has pensado que todo está predestinado y que hagas lo que hagas, si algo tiene que suceder en tu vida, las cosas se rodearán para que se produzcan, sin que puedas explicarte cómo, pero cuando te sucede algo malo piensas que no es posible que el destino te haya jugado tan mala pasada y entonces dudas y crees que simplemente has tenido mala suerte o ha sido casualidad, pero...¿existe la casualidad? eso es tan difícil de responder como la pregunta que te he planteado al comienzo de este relato.

Cuando era pequeña, mi madre solía quedar con una amiga que sabía leer el futuro en la palma de tu mano. Las dos comentaban que lo hacían por diversión, para pasar el rato, pero sé que mi madre creía a pies juntillas lo que su amiga le decía y a veces hacía grandes esfuerzos para propiciar que el destino le fuera favorable y cambiaba sus planes en función del resultado de la interpretación de las líneas de su mano. Pero en el fondo sé que se sentía desilusionada porque casi nada de lo que su amiga le vaticinaba, llegaba a sucederle en realidad. Mi padre le tomaba el pelo, pero a menudo le veía consultando su horóscopo en el periódico. El caso es que los dos parecían preocupados por su futuro y mientras yo, intentaba comprender el complicado mundo de los adultos. Un día del mes de octubre le pregunté a mi abuelo si él creía en el destino y no me respondió nada en ese momento, pero al día siguiente, mi abuelo vino a casa con varias semillas y me dijo que me ayudaría a plantarlas en nuestro pequeño jardín. Todas las semillas parecían iguales, pero mi abuelo me dijo que no las mezclase porque había de dos tipos, unas eran de la flor del pensamiento y las otras de la flor de la amapola.

Entre los dos elegimos el lugar del jardín donde plantaríamos las semillas. Removimos cuidadosamente la tierra y colocamos las semillas separadas entre sí. A continuación mezclamos la tierra con un abono especial y regamos el espacio donde se encontraba cada grupo de semillas con un poco de agua. Cada tarde, después del colegio, contemplaba nuestro jardín e incluso cantaba alguna canción mientras regaba la tierra. Al principio no sucedió nada, pero mi abuelo me dijo que no perdiera la fe y siguiera cuidando la tierra, porque aquello que parecía invisible a mis ojos, ya existía y pronto vería la luz del sol. A los pocos días comencé a ver ramitas de color verde sobresaliendo de la tierra y éstas dieron lugar a finos y esbeltos tallos.

Con la llegada del frío de diciembre, comenzó a florecer el pensamiento. Eran flores muy hermosas, de color azul intenso, como si parte del cielo apareciera reflejado en nuestro pequeño jardín y mientras tanto, las semillas de las amapolas esperaban impacientes la llegada de la primavera para sentir el calor de los primeros rayos de sol y así fue cómo, a finales de marzo, comenzaron a florecer en nuestro jardín, bellas y estilizadas amapolas de color rojo, mientras el pensamiento comenzaba a despedirse de nosotros, perdiendo el brillo de su colorido azul intenso.  

Una tarde, mientras mi abuelo y yo contemplábamos la belleza producida por el contraste de color de los pensamientos y las amapolas, mi abuelo me respondió a la pregunta que le había hecho sobre el destino varios meses atrás: "Cada semilla no puede dejar de ser lo que es, las amapolas nacieron siendo amapolas y el pensamiento nació siendo pensamiento y nunca podrían ser otra flor diferente, aunque quisieran. Está establecido así desde el principio de los tiempos y lo mismo sucede con las personas. El lugar y la familia en la que naces viene determinado desde antes de tu propio nacimiento y no puedes elegirlo. El por qué naces en una familia y no en otra no es mera casualidad, es parte del misterio de la vida, pero con el tiempo te das cuenta que la familia en la que has crecido, es la única posible que podías tener y la que necesitabas para tu evolución y crecimiento personal. El mundo también tiene un destino que influye en las personas y tiene un desarrollo y una meta. Para crecer y desarrollarse, las plantas necesitan ingredientes básicos como la luz del sol, el agua, tierra fértil y un clima adecuado, pero el que la planta eche raíces en la tierra, crezca y florezca, depende en gran medida de sí misma y de su adaptación al medio donde se desarrolla su vida y lo mismo sucede con las personas, si bien no puedes determinar tu nacimiento, sí puedes decidir cómo afrontar tu vida eligiendo tu actitud frente al medio que te rodea y si eres positiva y optimista tus raíces crecerán sanas y fuertes y te adaptarás a cualquier situación que la vida te presente. Para ello debes trabajar tu pensamiento día a día y así, tu lugar en el mundo, dependerá en gran medida de ti misma  y de las elecciones que realices. Por eso no puedes hacer responsable al destino de tus alegrías o de tus desgracias, puede que no puedas evitar que determinadas cosas te sucedan, pero eres lo que piensas. Tu pensamiento determina tu vida y cuanto antes te des cuenta, antes encontrarás la felicidad y descubrirás cuál es tu destino en la vida". Lo que me dijo mi abuelo aquel día, me hizo comprender muchas cosas y desde entonces dejé de esperar que las oportunidades llamasen a mi puerta y decidí tomar parte activa en la creación de mi propio destino, aquél que formaba parte de mis sueños y yo misma había elegido.

Así que, si alguna vez te sientes desilusionado con tu vida y piensas que tu destino es como un laberinto donde estás dando demasiadas vueltas y no llegas al lugar que siempre habías deseado, enfoca tu atención hacia ti mismo y construye un nuevo destino. Nunca es tarde para comenzar de nuevo, ni para volver a construir tus sueños. En aquella parte del universo donde decidas, puedes volver a plantar semillas de esperanza y comenzar una nueva vida. No tengas miedo a la lluvia ni a la tormenta, por muy difícil que haya sido tu situación hasta este momento, el jardín de tu vida puede volver a crecer y a florecer de felicidad. Riega tus sueños de ilusión, déjate acariciar por el calor de la confianza en ti mismo y abónate al optimismo. Acepta que eres el único responsable de tu vida y la persona que puede hacer posible aquello que se proponga. Puede que en el destino esté marcado el recorrido diario del sol por la tierra, pero de tu elección depende el recibirlo con una sonrisa y dejarte acariciar por su calor u ocultarte tras la sombra del horizonte y darle la espalda a la maravillosa luz que te rodea. Es tu vida. Son tus semillas. Decide cuál es tu destino en el mundo y comienza a sembrar tu felicidad donde el corazón te lleve.



martes, 25 de febrero de 2014

CUANDO TODO CAMBIA

Llega un día de tu vida en el que decides dejar atrás tus miedos y caminar con paso firme. Ese día sobrepasas todos tu límites y te acercas al final del horizonte, donde hasta ahora se encontraba el precipicio, ése lugar donde aquello que existe parece terminar, pero es allí donde descubres el comienzo de un nuevo camino. Antes no te atrevías a llegar tan lejos, pero sabes que si no conoces tus límites, nunca sabrás quién eres realmente y para avanzar, necesitas  convertirte en tu mejor compañero de viaje y dejar atrás las huellas imborrables de tu pasado.
Cierras los ojos y en tu pensamiento no sabes qué dirección tomar, pero no te importa, porque tienes la certeza de que, cualquiera que sea  tu destino, lo que te espera es bueno. Sientes que algo se ha transformado dentro de ti. Ese día recuperas la confianza en ti mismo y te bajas del carro de la incertidumbre, esa vieja amiga-enemiga que nunca te deja avanzar y te aleja del lugar al que quieres llegar en la vida.

Todo comienza en el instante en el que decides darte otra oportunidad y construyes un nuevo yo a partir de tu verdadera esencia, ésa que  conoces bien y te fue concedida el primer día de tu vida. Sabes que la felicidad es posible más allá de tus sueños y que para que forme parte de ti, debes buscarla en lo más profundo de tu ser y abrir de par en par las puertas de tu alma, para crear señales nuevas que guíen tu camino, basadas en tu propia experiencia.
A veces no es necesario que algo cambie en tu vida, para que todo te parezca nuevo. El cambio se produce en tu interior y esa nueva forma de verte a ti mismo, transforma por completo tu realidad presente y dejas de formar parte del paisaje, para convertirte en creador del paisaje de tu vida con cada decisión que tomes y cuando mires al cielo y observes las nubes del horizonte, verás que tu vida avanza como ellas, aprendiendo cada día de su recorrido infinito por cada rincón de la tierra.

Cuando todo cambia, dejas atrás las cadenas que te impedían avanzar y estrenas alas nuevas.  Aprendes a volar y tu libertad se convierte en tu mejor compañera. Tu luz vuelve a iluminar la noche y brilla cerca de las estrellas, reflejando la sonrisa de tu rostro al universo.

Cuando cambias la forma de verte a ti mismo, todo lo que existe en tu vida cambia. De ti depende el conseguirlo...

                                            

domingo, 16 de febrero de 2014

LA FECHA DE CADUCIDAD DE LA FELICIDAD

Hace unos días mientras hacía la compra, le daba vueltas a un comentario que me había hecho un amigo recientemente: "¿Sabes cuál es mi problema? Mi problema es que no soy feliz" y con esta afirmación resumía lo que para él significa su día a día. Mientras pensaba en esta frase, revisaba la fecha de caducidad de cada producto que iba metiendo en mi cesta de la compra y entonces pensé que tal vez el problema de la felicidad es que su fecha de caducidad es casi instantánea y apenas estamos saboreando un momento feliz en nuestra vida, cuando ya se ha terminado. Sin embargo sentimientos como la tristeza, la apatía y el desánimo se comportan como productos no perecederos, pues parecen prolongarse indefinidamente en nuestra vida hasta convertirse en el ingrediente principal de nuestro quehacer cotidiano. Quizás puedas pensar que la vida es un engaño y que algo estamos haciendo mal cuando no somos capaces de mantenernos felices durante mucho tiempo y sin embargo podemos pasar largas temporadas en estado de depresión. Lo cierto es que deberíamos intentar prolongar la fecha de caducidad de la felicidad, pero ¿cómo conseguirlo?.

A veces sucede que encuentras en tu nevera un producto que está a punto de caducar y no tienes más remedio que consumirlo, aunque inicialmente tenías previsto comer otra cosa ése día, así que al final cambias tu decisión y terminas cocinando lo que está a punto de estropearse, aun cuando no te apetece, sólo por no tirarlo. Esto mismo sucede en nuestra vida diaria cada vez que hacemos cosas que no deseamos, sólo porque ya estaban ahí, por obligación o por el qué dirán y esto hace que la fecha de caducidad de nuestra felicidad se precipite.

Y eso por no decir lo mucho que nos preocupa pensar si nos sentará mal comernos un producto ya caducado, aun sin haberlo probado. Es mejor que no le des más vueltas a lo que pueda pasar y lo tires, porque otra cosa que intoxica y hace caducar tu felicidad es preocuparte por cosas que aún no han sucedido en tu vida pero temes, impidiéndote vivir el momento presente.

No sé si a ti te ocurre, pero a mí me sucede que casi todas las semanas compro los mismos productos, que suelo reponer cuando se terminan y por este motivo, casi siempre hago la lista de la compra rápidamente, porque me la sé de memoria. Bien es cierto que en la cocina cuando te acostumbras a hacer lo que ya sabes que te funciona, dejas apartado la posibilidad de preparar nuevas recetas, porque prefieres seguir en la monotonía conocida, que arriesgarte  a probar algo que tal vez no te va a gustar o no te va a salir bien. La rutina es uno de los mayores enemigos de la felicidad y hace que su fecha de caducidad se acelere. Así, cuando estás pasando por una situación de monotonía en la que todos los días te parecen iguales, si añades nuevos ingredientes a tu vida puedes alcanzar nuevos estados de felicidad que desconocías, pero debes atreverte. No hagas siempre lo mismo y cambia algo. Por muy insignificante que pueda parecer una pequeña modificación en tu vida, siempre constituirá un gran empuje y te ayudará a prolongar la fecha de caducidad de tu felicidad.
 
Tampoco debemos olvidar esos momentos en los que paseamos por un centro comercial y llenamos nuestro carro con nuevos artículos de los que nos hemos encaprichado, pero una vez adquiridos, nos damos cuenta que éstos no han producido en nuestra vida el cambio que esperábamos y entonces nos sentimos más insatisfechos e infelices que antes, porque vemos cómo esa "adquisición" no ha conseguido llenar nuestras expectativas y en realidad nos aleja aún más de la felicidad. De nuevo entra en juego la fecha de caducidad, porque aquello que no forma parte de nuestra vida y tanto deseamos, ya sea una experiencia, una persona o un objeto, nos deja de interesar en cuanto pasa a formar parte de nuestra vida y así vamos atesorando instantes de felicidad caducados que nos producen más monotonía y aburrimiento.

Otras veces compramos productos que tienen una fecha de caducidad muy tardía, los guardamos en un armario y nos olvidamos de ellos, pensando que ya los consumiremos más adelante y al cabo del tiempo nos damos cuenta que han caducado. Esto mismo nos ocurre cuando posponemos lo que deseamos hacer para más adelante, pensando que tendremos tiempo y entonces las circunstancias de tu vida cambian y nunca puedes llevarlo a cabo y te pierdes el momento en el que había sido posible hacerlo, volviendo a caducar una vez más tu posibilidad de felicidad presente.

Y si la felicidad tiene fecha de caducidad ¿qué ocurre con los seres humanos? porque nuestra fecha de caducidad no se produce exclusivamente al morir, se produce cuando nos quedamos paralizados y perdemos las ilusiones, las ganas de seguir adelante y la capacidad para reinventarnos a nosotros mismos. Nuestra fecha de caducidad es un pasaporte hacia ninguna parte, hacia aquel lugar donde no te gustaría viajar, pero en el que has estado demasiadas veces.

Nuestra vida está formada por esos momentos de espera que vivimos resignadamente pensando que cuando terminen llegará la verdadera felicidad y es justo en ese instante cuando nuestra felicidad caduca, porque ya no aprovechas el presente, que  aparece en tu vida como un momento único e irrepetible para ser feliz. Por eso no dejes nunca de tener una ilusión o de luchar por un sueño. Un sueño no tiene por qué ser una meta inalcanzable y alejada de la realidad. No pienses en aspiraciones imposibles y dime tan sólo qué te gustaría hacer hoy, piénsalo detenidamente, porque aquello que desees hoy se convertirá en la materialización de tu sueño y en la posibilidad de tu felicidad presente, la única que tenemos. No te engañes a ti mismo pensando que lo mejor está por llegar, porque lo mejor es lo que tienes ahora y de ti depende el que así sea.

Así que, si alguna vez piensas que tu problema es que no eres feliz, tal vez el secreto está en saber aceptar que todo en la vida tiene un principio y un final y que para todo existe una fecha de caducidad. Algunos periodos de tu vida serán de gran tristeza y otros de gran felicidad, por eso debes vivir intensamente aquellos momentos en los que la felicidad llame a tu puerta e intentar prolongar la fecha de caducidad de ese instante y cuando estés triste o desanimado, el recordar los momentos felices que has vivido te ayudará a vencer los paisajes de dificultad por los que a veces la vida te hace caminar.

¿Cuánto quieres que dure tu felicidad? Puede que tu felicidad no sea eterna ni dure para siempre, pero de ti depende su fecha de caducidad.