miércoles, 31 de julio de 2013

EL MOVIMIENTO PROPIO

En ocasiones cuando paseamos por la calle y observamos a las personas caminando, inmersas en sus vidas, nos preguntamos cuántas de ellas hacen y van a donde quieren y cuántas están sujetas a obligaciones imposibles de abandonar. De tal manera que los primeros parecen caminar con vida propia y los segundos parecen ser movidos por una fuerza invisible ajena a su voluntad. Y entonces te  preguntas si tenemos Movimiento Propio o bien si la totalidad de nuestra existencia pertenece y viene determinada por el Sistema, que controla férreamente cada paso que damos.
 
El Movimiento Propio es la energía con la que desarrollamos nuestra  vida para realizar aquello que queremos y deseamos. Viene impulsado desde nuestro interior y no por las circunstancias externas, las obligaciones diarias o las personas que nos rodean. En otras palabras, el Movimiento Propio es el empuje, motivación o fuerza que nos hace ponernos en marcha y querer comernos el mundo en un momento determinado. Cuando nacemos nuestro Movimiento Propio es perfecto y a pesar de depender de los adultos en gran medida, nuestra autonomía es completa porque  actuamos movimos por nuestras propias necesidades y deseos. Con el paso del tiempo nuestra energía se va debilitando, dejamos de centrar nuestra atención en nosotros mismos y perdemos parte de nuestro poder personal y en consecuencia de nuestro Movimiento Propio, pasando a ser movidos por hilos invisibles, como si fuéramos marionetas, pues ya no podemos hacer más que dejarnos llevar y ser arrastrados como papelitos a los que lleva el viento, con rumbo desconocido y muy alejados de nuestras metas y sueños.
 
Por eso no debemos perder de vista aquello que realmente nos motiva y nos hace felices porque estos estímulos son los que nutren nuestra alma y nos ayudan a conseguir el Movimiento Propio de forma natural. También es muy importante entrar en comunicación con el silencio  y establecer una dialéctica con nosotros mismos, solo en esos momentos de comunión contigo mismo realizas una conexión real con tu interior y sabes hacia dónde quieres ir.

El Movimiento Propio es parte fundamental en nuestra vida, te permite ser el rey en el tablero y ganar la partida de ajedrez sin importar la estrategia que sigas o lo que estés dispuesto a perder. Te permite dar cada paso con firmeza y alcanzar las metas que te propones. Y aunque no puedas abandonar el Sistema, el Movimiento Propio te da la libertad suficiente para elegir el camino que deseas y situarte un poco más cerca de tus sueños. En la vida todo está en movimiento y nada puede ser interrumpido, pero ¿deseas ser tú quien establezca su Movimiento Propio o prefieres dejarte llevar y no hacer nada?. Como siempre, está en tu mano decidirlo.
 

martes, 30 de julio de 2013

CUANDO YO ERA IMPORTANTE

Cuando yo era importante mi salón estaba repleto de gente y mi teléfono no paraba de sonar. Tenía multitud de compromisos e invitaciones que atender. Un Festival Publicitario en Cannes, Jurado en una Premiere en Berlin, una Sesión de Fotos o  La Semana de la Moda de París. Estaba exhausto, pero no podía parar. Y entre Rodaje y Rodaje, un nuevo Viaje.  Mi vida era un ir y venir de maletas. Un largo recorrido a través de  aeropuertos, de  hoteles, de salas de espera. Mi hogar se encontraba en cualquier parte del mundo y mis sueños a bordo de un crucero o de un avión.

Y mientras pasaban los días y las estaciones se sucedían, a veces, mi vida transcurría tan deprisa que me detenía a leer en los titulares de prensa los últimos acontecimientos sobre mi vida, mis últimas conquistas. Cuando era importante recibía miradas de admiración a mi paso y me paraban cada dos por tres para una foto o  un autógrafo. Cuando yo era importante podía elegir a mis compañeras de rodaje, al Director con el que quería trabajar y eliminar las escenas que no me gustaban de un guión original. Cuando yo era importante conseguía mesa en los mejores restaurantes, las colas dejaban de existir y no tenía que pagar para tener lo mejor, simplemente llegaba a mis manos sin tan siquiera apretar un botón.

Y ahora, en este preciso instante, mientras estoy sentado en el banco de un parque miro al horizonte sin recordar casi quien fui pues he dejado de ser importante. Mi traje ha perdido lustre y mi sonrisa se ha ido apagando con el paso del tiempo. Ya nadie me llama por mi nombre, tan sólo me dicen abuelo. Mi teléfono ha parado de sonar y mis amigos ya no se cuentan por decenas. Solo mi sombra me recuerda a veces la gran estrella que un día fui, pero incluso esta luz se ha ido difuminando con el tiempo.

Sin embargo, ahora que ya no soy importante para nadie he comenzado a entender lo que es ser importante para uno mismo. Me organizo cada día a mi manera y mi mayor compromiso lo constituye una partida de ajedrez en la residencia. Ya no tengo que guardar las apariencias ni fingir que algo me importa cuando en realidad no es de mi incumbencia. Ahora mi mayor reconocimiento es el cariño de mis hijos o la sonrisa de mis nietos y aunque con mis ex mujeres no me entiendo, hemos alcanzado una relación cordial y de respeto. Antes no sabía ni en qué ciudad estaba cuando me levantaba, ahora cada día puedo observar el amanecer y dar gracias por lo que tengo. Ahora que ya no soy importante no tengo miedo a mirarme al espejo ni necesito hacer un pacto diario con el diablo.

Y después de pasar una vida entera intentando ser importante es hoy cuando realmente feliz me siento porque me he dado cuenta que la verdadera importancia de cada persona reside en su interior y cuanto menos te importen las apariencias y lo que los demás piensan, más crecerá tu importancia contigo mismo. Por fin soy quien quiero ser y no quien los demás querían que fuera. Mi estrella vuelve a brillar y esta vez nada la conseguirá apagar, ni tan siquiera el paso del tiempo.

 

lunes, 29 de julio de 2013

LO QUE QUEDA DEL DÍA

A veces los mejores momentos de nuestra vida suceden en un corto espacio de tiempo que denominamos “lo que queda del día”. En ese preciso instante dejamos de lado nuestras obligaciones diarias, lanzamos el bolígrafo por los aires y nos abandonamos a aquello que más nos gusta hacer. Desaparecen las prisas, los agobios, los compromisos de última hora y el universo parece estar a nuestra entera disposición. Eres verdaderamente tú y te sientes feliz, protagonista y aunque estás cansado, por nada del mundo renunciarías a “lo que queda del día”. Para la mayoría de las personas “lo que queda del día” llega durante la tarde o la noche, a veces arañando segundos a los minutos y minutos a las horas.

Y en este “lo que queda del día” podemos incluir también nuestras vacaciones, una vez al año, pues su duración es igualmente escasa pero muy valorada por todos nosotros. Las posibilidades son infinitas y la mayoría de las veces este maravilloso oasis de tranquilidad se ve empañado por los agobios del día siguiente. Entonces nos damos cuenta que dedicamos menos tiempo del que nos gustaría a las cosas que realmente nos hacen felices y lo que es peor, nos sentimos culpables cuando disfrutamos de la vida y lo pasamos bien porque nos han enseñado a seguir el camino del sufrimiento y de la culpa desde que somos bien pequeños, por eso -y no sólo por la falta de tiempo- sólo reservamos “lo que queda del día” a lo que más nos gusta hacer.

El resto del tiempo, es decir la mayor parte del día o el día en su totalidad -dependiendo de la persona-, lo pasamos en piloto automático. Desde que nos levantamos entramos en estado robot, hacemos las cosas casi sin pensarlas, por inercia, siguiendo un guión establecido que a nivel invisible se nos escapa y va lentamente terminando con nuestra vida y sólo ponemos énfasis a lo que nos interesa, lo demás son emociones planas que van a una especie de cajón de sastre que albergamos en nuestro cerebro a modo residual. Así la mejor parte de nuestra vida se ve absorbida por un gigante amenazador que ocupa el mayor tiempo posible: la rutina.

Nuestra vida sería diferente si pudiéramos dedicar más tiempo a “lo que queda del día”. Perderíamos la rigidez que nos caracteriza, seríamos más auténticos, personas más felices, creativas y motivadas. Nuestro gran desafío es convertir “lo que queda del día” en “nuestro día completo” desde que amanece hasta que anochece y poner emoción y entusiasmo a cada nuevo reto que emprendemos, pero eso depende exclusivamente de cada uno de nosotros y de las prioridades que establecemos en nuestra vida. 
Lo bueno de “lo que queda del día” es que dura lo suficiente como para que sepamos valorar esos momentos especiales. Yo dedico “lo que queda del día” a escribir y a través de estas líneas que escribo a diario he encontrado mi espacio de felicidad personal.

Y tú ¿a qué dedicas lo que queda del día?, ¿te hace feliz?….Si la respuesta es NO, tal vez ha llegado el momento de que lances tu rutina por los aires y vuelvas a empezar. Nunca es tarde para perseguir tus sueños ni para encaminar tu vida hacia el camino que te gustaría recorrer, no importa cuántas veces pases por el kilómetro cero, lo importante es que hagas aquello que realmente te llene y te haga feliz, aun cuando sólo puedas dedicarle “lo que queda del día”.

 

sábado, 27 de julio de 2013

EL PREMIO

Por fin había llegado el gran día. Durante largo tiempo había imaginado el momento en el que subiría al escenario. Había ensayado cientos de veces delante del espejo esa sonrisa seductora que tanto gustaba a sus alumnos. Algunas palabras de agradecimiento, otras sobre sus comienzos...incluso había medido la entonación y las necesarias pausas, de esta manera parecería emocionado y podría abandonar durante unos segundos ese distanciamiento que le había ido separando de los demás. Al fin y al cabo le estaba permitido, era un gran científico valorado a nivel internacional y debía mantener ese punto inaccesible que sólo adquieren las grandes personalidades con el paso del tiempo.
 
Aquella tarde se vistió despacio. Recorrió la casa pensativo mientras escuchaba su programa de radio favorito. En los últimos años la radio le había acompañado en sus largas noches de soledad y se había convertido en la banda sonora de su propia vida, en su fiel compañera. Su mirada se posó por un instante en las fotografías. Por un segundo le pareció oír las risas de unos niños, pero no...sin duda su imaginación le estaba jugando una mala pasada. Siguió recorriendo lentamente cada una de las habitaciones y fue apagando todas las luces hasta que la casa quedó envuelta en la penumbra y en el más completo silencio.
 
El coche le estaba esperando. Era una fría tarde de invierno. Las calles estaban semivacías y llovía. La lluvia amortiguaba el ruido de la ciudad. Tras los cristales pudo contemplar el movimiento de los transeúntes y de sus paraguas formando una sinfonía de diferentes tonalidades. Llegó al Auditorio. Las autoridades le estaban esperando. Fotografías, apretones de mano, forzadas sonrisas y cumplidas felicitaciones. Estaba acostumbrado a seguir el guión, a meterse en su papel.
 
Y por fin llegó el gran momento. Había soñado miles de veces con esa escena. Subió al escenario y recogió su premio.  Estaba a punto de pronunciar unas palabras cuando algo le detuvo. Miró las gradas y encontró tres asientos vacíos. Un espacio en blanco imposible de llenar. Entonces comprendió lo que por largo tiempo había evitado pensar. El premio no se encontraba en el escenario, ni detrás de unos aplausos, ni en las falsas sonrisas de reconocimiento de sus compañeros. EL PREMIO se encontraba a diario en su familia y él había rechazado ese preciado tesoro. Adiós a la felicidad. Su carrera era lo más importante, ya tendría tiempo para lo demás, pero ese "ya tendría" no llegó nunca, tampoco "lo demás" y su mujer terminó dejándole y marchándose con sus hijos a otra ciudad. Él ni siquiera había notado su ausencia durante sus interminables viajes a lo largo del mundo.

Se dio la vuelta y dejó el premio en el estrado. Lentamente bajó del escenario. El público le miraba sorprendido. Los aplausos se congelaron. Él se marchó sin mirar atrás. Dejó el Auditorio y regresó al coche. El chófer le estaba esperando. Al aeropuerto...dijo en un susurro. Había comenzado a ver el mundo desde la perspectiva del espectador: sin escenario, sin etiquetas, sin aplausos ni distinciones pero con lágrimas, sentimientos y emociones... y necesitaba recuperar su más valioso premio: su familia. Ya no importaba su pasado ni lo que dejaba atrás. La lluvia le aplaudía tras los cristales. Un nuevo presente acababa de comenzar y brindó por ello mientras se dirigía a la terminal.
 

miércoles, 24 de julio de 2013

¿OBTIENES O ERES OBTENIDO?

A veces nos detenemos ante un escaparate y nos fijamos en lo que hay en su interior. Objetos de gran valor nos miran y parecen decirnos que nunca serán nuestros. Sentimos nostalgia y suspiramos, sabiendo que algo más que un cristal nos separa de nuestro deseo. Y es así como somos obtenidos por estos objetos, que se quedan con una parte de nosotros. Y lo mismo sucede con las personas con las que nos relacionamos, les cedemos gran parte de nuestro poder, como si nuestra felicidad dependiera de la manera en la que los demás se comportan con nosotros y así lentamente nos vamos debilitando por dentro.

Nuestra atención es la que determina que poseamos algo o bien que seamos poseídos por ese objeto o persona. Cualquier cosa a la que prestamos atención, crecerá con más fuerza en nuestra vida y lo mismo sucede en sentido inverso. La mayor parte del tiempo ponemos nuestra atención equivocadamente en lo que no es, donde no podemos obtener nada y perdemos energía. El secreto está en entrar en comunicación con la verdadera esencia que desprenden los objetos y las personas e incorporarte lo auténtico, lo verdadero, su atmósfera o lo que no se ve. Si consigues entender este lenguaje, te sentirás la persona más rica del universo porque podrás tener y obtener todo lo que desees o necesites, incluso aquello que aparentemente creías fuera del alcance de tus posibilidades.

Todo está disponible para ti, esperándote, si lo sabes usar adecuadamente. Es como cuando vas a un museo, no necesitas que el cuadro que estás admirando esté colgado en el salón de tu casa, simplemente disfrutas de la sensación que te produce el contemplar esa obra de arte y esa belleza y bienestar pasan a formar parte de ti y es así como comienzas a desarrollar tu poder personal, cuando entras en comunicación con aquello que no se puede ver, pero sí puedes sentir esa energía y hacer que pase a formar parte de ti.

Te corresponde a ti decidir si quieres obtener o ser obtenido. El mundo está lleno de grandes posibilidades. Tú eres el que hace posible que algo exista o deje de existir para siempre. Tienes más poder del que te imaginas. Tu atención lo determina todo. No malgastes tu vida donde no puedas obtener nada y poténciala fomentando aquello que te haga realmente feliz. Es al contemplar lo que deseas, cuando rompes el cristal que invisiblemente os separa y  haces posible tus sueños.

Para todo en la vida existen dos caras de una misma moneda, sólo es cuestión de cambiar tu enfoque. Deja de prestar tu atención a aquello que te hace infeliz y centra tu energía en lo que te interesa, así conseguirás incorporarlo a tu persona y comenzarás a vivir esa vida que siempre has deseado, donde lo que parecía imposible se hace posible y donde tus sueños dejan de ser sueños para convertirse en tu realidad presente, ése lugar donde la felicidad siempre será tu mejor amiga y compañera.
 

 

lunes, 22 de julio de 2013

EL CUMPLEAÑOS

Un año más el calendario avanza rápido hasta situarse impaciente y obstinado  en el día de tu cumpleaños. En tu interior sabes que te gustaría celebrar una gran fiesta de  no cumplo-años y que el pastel se fuese deshaciendo de todas y cada una de las velas que has ido sumando con el paso del tiempo hasta encontrarse otra vez desnudo, ausente de minutos y de segundos, como cuando naciste. No te gustaría entrar en el olimpo de los dioses, ni ser inmortal, pero no te sientes preparada para asimilar la velocidad con la que te despeina el tiempo, como  lo hace una fugaz ráfaga de viento en una fría y gris tarde de otoño.
 
A veces hubieras deseado pertenecer a otra época o vivir en un país diferente e imaginas cómo habría sido tu vida. La imaginación no tiene límites, como tampoco lo tienen tus fantasías, ni tus sueños. Dentro de ti sigues siendo aquella niña que miraba el mundo con ojos expectantes y deseaba ser la bella princesa del cuento, la valiente guerrera o la famosa astronauta que llegaba a la luna y a su paso era recibida por las estrellas.
 
La mayoría de las veces tenemos grandes aspiraciones sobre nuestra vida, establecemos metas inalcanzables y sentimos que nos embarga esa conocida sensación de infelicidad cuando pensamos que los años se nos escapan y que no nos encontramos en el lugar que nos gustaría, ni con la edad deseada. Qué fácil si no tratásemos de aparentar fuerza cuando nos sentimos romper por dentro, si no fingiésemos un falso equilibrio y si nos aceptásemos cada día sin miedo a superar la invisibilidad y a entrar en esa temida barrera en la que piensas que has desaparecido de la faz de la tierra sin haber alcanzado nada de lo que te proponías.
 
Y es que te pasas la vida actuando. Un día lo haces por tus hijos, otro por tus padres, otro por tu marido....y piensas que será la última vez que representarás ese papel. Pero... ¿Cuándo vas a interpretarte a ti misma?. Lo sigues posponiendo. Piensas que el gran papel de tu vida  está por llegar y vas rechazando guiones - es decir, experiencias, vivencias, situaciones, personas...-. Ahora no es el momento, te dices inconscientemente y esperas impaciente esa gran oportunidad que nunca llega: el gran amor de tu vida, los hijos, el maravilloso puesto de trabajo, la hermosa casa junto al mar....y así sigues sumando día tras día, sin hacer nada, tan sólo esperando que una persona o un hecho concreto  te descubran y te saquen de esa sombra en la que vives cómodamente instalada.
 
Tu vida es aquí, ahora mismo y en este momento. Deja de actuar. No hay película. No hay guión, ni subtítulos, ni decorado...tan solo el escenario te está esperando, súbete a él y písalo con fuerza. Sabes que un día morirás, pero erróneamente piensas que ese momento también puede esperar y que hasta lo puedes posponer y así llegas al THE END sin haber obtenido nada de lo que aspirabas. Deberías celebrar tu cumpleaños cada día, solo así valorarías la importancia de tu vida. No sigas esperando el papel principal, no tienes nada que demostrar, porque ya naciste siendo la protagonista. Sólo debes sacar de dentro de ti esa gran estrella que brilla en tu interior pero que con el paso del tiempo se ha ido apagando por dentro sin ser consciente de que puede llegar a iluminar todo el universo. Así que...vístete, maquíllate y súbete a tus tacones. Comienza un nuevo rodaje. Luces, cámara y... ¡ACCIÓN!
 
 

sábado, 20 de julio de 2013

LA PRIMERA Y LA ÚLTIMA VEZ

Nuestra vida se compone de hechos, situaciones y personas que van pasando por nuestro lado a modo de obra inacabada, de retazo, pero al final todos ellos forman parte de la composición de la obra de arte de nuestra vida. A veces no eres consciente de qué personas o circunstancias llegan a tu vida para quedarse o cuáles suceden por primera y última vez. El universo se mueve a gran velocidad y los seres humanos no nacimos preparados para afrontar la primera y la última vez. El principio y el fin son opuestos, pero se necesitan mutuamente para vivir y no pueden ser separados, como la vida y la muerte, que silenciosamente caminan de la mano.

En ocasiones conoces a una persona especial, que sólo ves por primera y última vez en tu vida y por algún motivo que desconoces no consigues olvidarte de ella. Entonces te preguntas, ¿nos volveremos a encontrar en algún lugar del mundo? y dentro de ti sabes que la respuesta es NO, pero te aferras a la posibilidad de una nueva primera vez, aun cuando sabes que ésta ya ha sucedido. Al cabo del tiempo te das cuenta que todo tiene un por qué, una razón de ser. Somos el resultado de lo que nos sucede y como en una obra de arte, cada brochazo tiene un sentido único. El cuadro no quedaría finalizado si el artista no hubiese dado el último retoque y lo mismo sucede con nuestra vida. En ocasiones nos empeñamos en querer vivir una experiencia única más de una vez y entonces esa magia desaparece y se convierte en una situación normal y rutinaria de nuestra vida cotidiana que no despierta una sonrisa en nuestro corazón…por lo tanto, quédate con la magia de ese instante vivido por primera y última vez, aun cuando sepas que éste no se va a volver a producir.

Muchas veces pensamos que siempre nos suceden los mismos acontecimientos y que cada día es una repetición del anterior, sin embargo nuestra vida está salpicada de grandes primeras y últimas veces y en ocasiones nos las perdemos, esperando que algo grande llegue a nuestra vida. Si te preguntas cuándo fue la última vez que hiciste algo por primera vez, quizás estás olvidando que las mejores primeras y últimas veces nos suceden cada día, en nuestro existir cotidiano, como sucede cada amanecer, sin que seamos conscientes de la importancia de ese momento único.

Tu rostro, ése que asoma cada mañana tímidamente frente al espejo, es diferente cada día, aunque tu reflejo te guiñe un ojo cómplice y pienses que sigues siendo la misma persona de ayer. Cada día del calendario, cada hora, cada minuto, cada segundo…transcurren por primera y última vez y aunque a veces sientas como si tu reloj se hubiera detenido y tu vida no pudiera avanzar más, nada puede volver atrás, ni puede suceder dos veces…El tiempo sigue viajando y tú debes hacerlo a su lado, subiéndote al tren de la vida y llevando contigo el equipaje de tus experiencias, para no quedarte atrás, ni convertirte en prisionero de tu pasado.

Tu vida es una sucesión de primeras y últimas veces, retazos de experiencias que están mágicamente encadenados y puedes vivir intensamente en el momento que decidas emprender la aventura de encontrarte contigo mismo. La magia de la vida no consiste en buscar nuevas primeras y últimas veces que vivir, sino en saborear apasionadamente cada experiencia que llega a tu vida y convertirla en una obra de arte única e irrepetible. Y así, cada segundo que nace en ti, hace que muera el anterior y todo queda prodigiosamente unido, dando lugar a una maravillosa composición.

Cada veinticuatro horas cuando el sol se despierta y comienza su recorrido por cada rincón de la tierra, tienes la oportunidad de crear la vida que deseas, porque cada momento de tu vida es único y especial y sólo puede suceder por primera y última vez.

 

martes, 16 de julio de 2013

EL BASTÓN

Esta tarde mientras hacía deporte en un parque observé a una pareja de ancianos que caminaba lentamente de la mano y a su vez cada uno de ellos iba apoyado en un bastón. Entonces me di cuenta de que casi todos pensamos que tenemos muchos años por delante para caminar con autonomía e independencia  y sin embargo no somos conscientes de que, la mayoría de las veces, vivimos pegados a un bastón.

Un bastón es un elemento que nos permite apoyarnos cuando no podemos caminar por nuestro propio pie. Nos ayuda a ganar estabilidad, a sentir equilibrio. Pero más allá del objeto físico que conocemos, todos vamos sujetos a bastones invisibles que se convierten en una prolongación de nuestro propio ser. Ese bastón puede ser dependencia de otras personas, pensamos que sin ellos no somos nada; también nos agarramos fuertemente a nuestros miedos, a nuestra inseguridad y eso nos impide levantarnos y tomar decisiones importantes en la vida. Pero, pase lo que pase, tú no te quieres soltar.
El pasado es otro bastón, a veces te aferras a él tan fuerte, que eres incapaz de vivir el momento presente. Y eso por no hablar de la incertidumbre, ese bastón enemigo que se transforma en garrote y te castiga a caminar sin estabilidad. Cuando nos agarramos demasiado fuerte y los bastones echan raíces en la tierra, ten por seguro que ya no volverás a recuperar la confianza en ti mismo y entonces los bastones ya no son bastones, son espadas, porque se vuelven contra nosotros mismos.
Ha llegado el momento de que pierdas el miedo, de que abandones el bastón y aprendas a caminar de nuevo. Si retrocedes a ese momento de tu infancia en el cual el mundo se abría ante ti, te darás cuenta de cómo aprendiste a caminar.  Lo hiciste porque no temías nada, ni siquiera a ti mismo. Tu interés por lo desconocido era más fuerte que tu temor a caerte, de lo contrario nunca habrías abandonado el regazo de tu madre. En esa etapa de tu vida no conocías la infelicidad, ni la tristeza, ni el miedo, ni la inseguridad...y eso te daba alas para caminar por todas partes, incluso por el cielo.

Debes recuperar ese momento en el que eras el rey del universo. Sabes que siempre puedes contar con un bastón, pero no te engañes, no lo necesitas, puedes hacerlo por ti mismo. ¿Por qué no aprendes a caminar de nuevo?

 

viernes, 12 de julio de 2013

LA ESPERA

Hace varias tardes, mientras aguardaba la llegada del autobús en la parada, me dí cuenta, que mi vida, durante largo tiempo, había permanecido en espera. Tan sólo el paso de los días parecía indicar que algo estaba transcurriendo…pero era solo el tiempo. Yo seguía en el mismo punto, agobiada, desilusionada…mientras las estaciones se sucedían y todo parecía girar a mi alrededor a gran velocidad. Hace un tiempo era yo quien quería parar y no podía, pero cuando las circunstancias te obligan a hacerlo, sabes que debes desarrollar nuevas habilidades, la primera de ellas, la paciencia. Todos decimos ser personas pacientes, pero no nos engañemos, en realidad no lo somos y con frecuencia pensamos que todo lo que merecemos debe llegar a nuestra vida de forma inmediata. Por eso, la paciencia es una de las cualidades más necesarias a fortalecer en cada ser humano.

Se requiere paciencia para sobrellevar una situación de espera, esa ausencia de momentos emocionantes en tu vida donde todo parece estar parado, como si formaras parte de una película de objetos inanimados donde lo única nota predominante es el sonido del viento. La espera, cuando es forzosa, se vuelve dolorosa. Sin embargo, si aprendes a desarrollar tu paciencia de una forma activa, te darás cuenta que es durante ese período, cuando se forman las cosas más importantes de tu vida, porque cuando das a cada cosa el tiempo y espacio necesarios, la espera se convierte en el motor de acción de tu vida y surge el encaje natural en el que todo cobra sentido y descubres que la espera es el mejor regalo que el universo te ha ofrecido para que te conozcas mejor a ti mismo y encuentres tu lugar en el mundo, avanzando al ritmo natural de tu propia vida.


En ese momento todas las piezas que conforman tu persona encajan y dejas de ser tu propio enemigo, porque sabes dónde puedes llegar y dónde están tus propios límites. Aprendes a potenciar tu equilibrio y a permanecer despierto, porque cuando esperas, sabes que en cualquier momento puede producirse el pistoletazo de salida y debes estar preparado y en posición de salida, porque la carrera puede comenzar cuando menos te lo esperas. 

Si te das cuenta las mejores cosas de nuestra vida ocurren durante la espera, como le sucede a cada mujer cuando espera emocionada el nacimiento de su hijo o cuando realizas un largo viaje y aguardas el momento de fundirte en un abrazo con tus seres queridos o cuando esperas la salida de la nota del último examen de tu carrera, que te prepara para ese mágico instante que cambiará toda tu vida. Es cuestión de tiempo el que te olvides de un amor no correspondido, de una desilusión o de un pequeño fracaso que nunca será una derrota y es la espera la que te hará ver las cosas con una perspectiva que desconocías y la que te ayudará a crecer como persona y a que adquieras la madurez necesaria para empezar una nueva vida.

Para esperar lo mejor de la vida debes aprender a “saber esperar” y estar preparado para recibirlo, de esta manera te darás cuenta que todo sucede en tu vida cuando debe suceder y que no podía producirse ni un segundo antes, ni un segundo después. Cuando aprendas el lenguaje de la espera y te encuentres en sintonía con su melodía, encontrarás la felicidad en una nueva felicidad que sientes nacer en tu interior y vivirás cada día experiencias enriquecedoras que cambiarán la percepción que tenías del universo y si todo aquello que esperas, lo deseas a su vez con fuerza y convicción y creyendo en ti mismo, ten por seguro que cada nuevo amanecer estarás más cerca de aquello que un día llamaste sueño y que a día de hoy, se ha convertido en tu vida.


jueves, 11 de julio de 2013

EL MAQUILLAJE

El maquillaje ha sido un gran aliado de las mujeres y de su belleza a lo largo de la historia. Nos permite mostrar nuestra mejor cara ante cualquier situación de nuestra vida y en los últimos tiempos se está extendiendo cada vez más al ámbito masculino.
Nos maquillamos para embellecer nuestro rostro, para resaltar un determinado rasgo o bien para disimular una imperfección. También lo hacemos para mitigar nuestro cansancio o para ocultar nuestro dolor…Maquillarnos nos hace sentir mejor.
El problema es, que no nos limitamos a maquillar nuestro rostro, sino que la mayoría de las veces hacemos extensible el maquillaje a toda nuestra vida.
Nos maquillamos cuando nos levantamos cada día viviendo una vida que no nos gusta y tenemos miedo a empezar de cero. Un brochazo y seguimos adelante con ella.
Nos maquillamos cuando no decimos lo que sentimos y preferimos el silencio por respuesta. Y ahora aplico colorete y pintalabios.
Nos maquillamos cuando vivimos con la persona que no amamos y a pesar de todo seguimos con nuestra vida planeada a su lado, sin atrevernos a cortar por lo sano. Brochazo, retoque y más brochazos.
Nos maquillamos cuando nos envuelve la rutina y nos dejamos abrazar por ella, aún sabiendo que ese abrazo terminará con nuestra vida.
Nos maquillamos cuando estamos atados a nuestro pasado y ese pasado no nos deja buscar nuevas metas. Sombra, perfilador y ya casi he terminado.
Ha llegado el momento de desmaquillarte y volver a ser tú. Puedes hacerlo poco a poco y paso a paso. Primero comienza por tu alma. Desmaquíllate de tus frustraciones, de tus miedos, de tu inseguridad y de tu “yo no puedo”.
A continuación sigue por tu vida. Desmaquíllate de quien te hace daño, de lo que no te llena, de aquello que no te gusta…maquillaje fuera.
Y por último desmaquilla tu piel y deja respirar todos los poros de tu ser. Desmaquíllate de las manchas que han dejado tus lágrimas al caer, de las penas que han marcado tu rostro, de las huellas que te ha dejado la vida. Que tu piel vuelva a renacer y se sienta bella y serena otra vez.
Y ahora estás tú. Sólo tú. Libre y segura…dispuesta a comenzar de nuevo. Tu estrella vuelve a brillar en el firmamento y aporta a tu rostro una luz especial. Entonces descubres que siempre habías estado ahí, pero tu maquillaje no te había dejado ver quién eres, ni el gran potencial que tienes.
Te miras al espejo y sonríes, por fin te has encontrado contigo misma y comprendes que la verdadera belleza proviene de un maquillaje invisible que forma parte de tí desde tu nacimiento y cuya fórmula es: buscar tu propia felicidad en la vida, saber aceptarte y quererte tal y como eres y no rendirte bajo ninguna circunstancia. Nada es imposible si así lo consideras.
Si crees en ti, podrás alcanzar las estrellas con tus manos, pintar la luna de colores y dar un paseo por el universo. Así podrás convertirte en la protagonista de tus sueños y ser quién decidas ser sin maquillaje ni retoques, sólo TÚ en estado puro.



miércoles, 10 de julio de 2013

EL VALOR DE LO INVISIBLE

Hace tiempo que los seres humanos olvidaron mirar dentro de sí mismos y comenzaron a dar más valor a lo que poseían y a lo que debían hacer para obtenerlo. Perdieron de vista su propia sombra. Abandonaron el fuego y la magia interior que les hacía bailar como sólo sucede cuando emprendes una nueva aventura.

A partir de ese momento nuestra vida dejó de pertenecernos y fue adquirida por una dura competidora: la escala de valor de los demás. Poco importa lo que puedas pensar de ti mismo, la importancia reside en los demás. Y si algo no te gusta, no te esfuerces, será lo que decidan los demás. Dejas de ser un uno que suma para comenzar a restar.
Sin embargo, es cuando recuperas el valor de lo invisible cuando realmente puedes volver a sumar. El valor de lo invisible se mide por la capacidad que tienes para valorarte a ti mismo sin importarte la opinión de los demás. Cuanta más seguridad ganes, más valdrá tu invisibilidad y si eres inseguro te superarás en visibilidad.
Pero ten cuidado, el mundo se compone de opuestos y te corresponde a ti decidir qué parte de tu mundo invisible deseas potenciar para obtener lo mejor de ti mismo.
El mundo invisible es infinito y aunque no lo puedas ver, sentir o tocar y aparentemente pase desapercibido, de él puedes obtener las cosas más importantes de la vida como la felicidad, la paz, el amor, la armonía, la amistad, la seguridad, la confianza, el optimismo, las ilusiones,  la alegría, la lealtad,  la nobleza, la inteligencia, tus ideales, tus sueños...  y también magia, valores, deseos...
Las posibilidades son ilimitadas, como así lo son tus sueños.
¿A qué esperas?  Accede a tu mundo invisible y haz tus deseos realidad.

 

lunes, 8 de julio de 2013

EL PRINCIPIO DE LA NO CORRESPONDENCIA

Decía Oscar Wilde que amarse a uno mismo es el comienzo de una aventura que dura toda la vida. Sin embargo la naturaleza de los seres humanos , el azar o el capricho del destino hace que amemos casi todo...menos a nosotros mismos.

Es por ello que a veces nos sentimos atraídos por personas que de antemano ya nos han descartado como pareja y cuando sentimos que no somos correspondidos creemos que no valemos lo suficiente, en lugar de pensar que quizá...no somos lo que esa persona necesita. Lo mismo sucede con las amistades. Casi siempre buscamos la aceptación de los demás a fuerza de renunciar a ser nosotros mismos y convivimos como extraños de nuestra propia vida.

Cuando no te amas a ti mismo te conviertes en una persona insegura, vulnerable, débil, que se siente muy afectada por la opinión de los demás. Piensas que tu vida vale poco y que no has hecho nada memorable que merezca ser recordado. Cuando no te amas a ti mismo crees que los demás son tus enemigos,  en lugar de protegerte contra ti mismo.

Por eso, tal y como dice Louise Hay, aprobarse y aceptarse a uno mismo en el ahora, es la clave para hacer cambios positivos. Cuando lo haces,  ya no tragas situaciones que antes te parecían normales - y sin embargo no lo eran - porque no estás dispuesto a hacer polvo tu autoestima y a tener que volver a resurgir de tus cenizas, ya de por sí carbonizadas por todas las veces que has vuelto a cometer el mismo error.
No renuncies a tu propio bienestar intentando que suceda algo que no puede ser. Lo que surge de forma natural no hay que forzarlo, ni perseguirlo, ni buscarlo, ni fingirlo...simplemente se produce, como cuando se hace realidad un sueño. Confía en ti. Confía en tu propio valor personal. Te mereces lo mejor y si así lo crees, eso es lo que vendrá a tu vida.
 
Y recuerda, aquello a lo que no prestas atención, deja de existir para siempre.

 

viernes, 5 de julio de 2013

¿CONOCES TU LÍMITE?

Nos pasamos la vida construyendo muros invisibles que nos impiden desarrollar todo nuestro potencial y capacidades. Qué diferente sería nuestra vida si en lugar de ver el paisaje a través de una minúscula ventana, abriésemos nuestro horizonte y pudiésemos alcanzar todo el universo.

Los límites fueron creados para hacernos renunciar a nuestros sueños, para hacernos creer que nunca seremos capaces de llegar más allá, para hacernos - en definitiva - renunciar a nuestro poder personal.

Sin embargo puedes subir la montaña que decidas, correr a gran velocidad, atravesar un océano, aprender varios idiomas, empezar de cero en otro país, reinventarte de nuevo ...Los límites sólo los pones tú; no las cosas, ni las circunstancias, ni otras personas.
 
Pero nunca es tarde para derribar el muro que te separa a ti mismo de de ti mismo y para ser TÚ en mayúsculas: sin guiones, sin paréntesis, sin punto y coma... TÚ y sólo TÚ libre para siempre.

En la vida no existe sólo una segunda oportunidad...existen terceras, cuartas, quintas oportunidades... todas las que quieras darte a ti mismo, siempre y cuando no te pongas límites. Y si decides ponértelos, sé el arquitecto y decorador de tu propio muro, no delegues esa tarea en otras personas, que nadie lo diseñe y decore por ti.

Sólo tú puedes y debes decidir dónde está tu límite.