jueves, 15 de enero de 2015

LAS REBAJAS

Ha comenzado el periodo de rebajas y te lanzas de lleno a encontrar la mejor oferta. Un nuevo electrodoméstico, un móvil de última tecnología, una chaqueta o tal vez tu perfume favorito. La elección es difícil y tu presupuesto limitado, pero sabes que al final terminarás comprando cosas que, en su mayoría no necesitas, simplemente porque están a buen precio. 

Muchas veces en tu vida te sucede lo mismo que con las rebajas. Buscas nuevas oportunidades y cuando no consigues aquello que deseas, te dejas atrapar por aquello que te proporciona una felicidad efímera y que se consigue con poco esfuerzo, simplemente porque aparece a tu lado cuando pasabas por ahí y así vas llenando tu existencia de experiencias equivocadas que te alejan del camino que querías recorrer en la vida. Entonces te sientes frustrado y crees que la vida es injusta contigo porque no te da aquello que te haría feliz y sin embargo cada vez te sobra más de aquello que no deseas. Poco a poco te vas desanimando y cuando te das cuenta, te sientes incapaz de hacer nada por ti y te quedas como esas prendas que están colgadas en una percha, esperando que alguien se decida por ellas. Así permaneces tú, impasible, esperando que las circunstancias u otras personas se fijen en ti, te pongan otra vez en el mercado y decidan tu destino. No importa la etiqueta que lleves, el material o la composición. Tampoco importa lo que sientas por dentro, la mayoría de las veces te valoras tan poco que pareces un producto de todo a un euro, al alcance de cualquiera. 

Y así te das cuenta, que en muchas ocasiones a lo largo de tu vida, has dejado que sea otra persona la que escriba tu historia y te elija, en lugar de buscar la relación que más te llene. También te has conformado con la comodidad de un trabajo rutinario, que sabes que no te gusta pero podrías realizar con los ojos cerrados, en lugar de esforzarte y formarte en el presente, para poder obtener en el futuro el trabajo de tus sueños. Otras veces has permitido que tu familia se meta en todo lo que haces y te diga a cada momento lo que más te conviene  y como seguimos hablando de prendas y de rebajas, dejas que los demás decidan qué día de la semana formarás parte de su vida y a veces te pasas meses colgado, sin que nadie te saque del armario, pero tú no haces nada, tan sólo esperas silencioso e infeliz, disponible en tu percha, pensando que no depende de ti, mientras los días siguen pasando y tú te vas arrugando, por dentro y por fuera.

Y es que cuando dejamos en manos de otros la toma de decisiones sobre nuestra persona, perdemos todo nuestro valor. A veces nos rebajamos tanto a nosotros mismos, que las oportunidades dejan de existir en nuestra vida y pasamos a ser, simplemente descatalogados. Y no olvides que tú vales mucho y que no estás a saldo.
Si supieras que la elección es tuya, no te rebajarías tan rápido. Por eso, quiero recordarte una vez más, que tú puedes ser quien desees y  tener el valor que tú decidas. Para ello debes romper el círculo en el que te mueves, aquel en el que cuánto menos te valoras a ti mismo, más infravalorado te sientes, dejando de potenciar tus capacidades, que son ilimitadas y logrando que las oportunidades se te escapen. Si quieres tener un valor incalculable y ser como esos productos de lujo que son inalcanzables y están en la mejor vitrina del escaparate, debes creer y confiar en ti mismo, procurarte lo mejor, no permitir que los demás decidan por ti y dejar a un lado aquello que sabes que no te llena. Es así de sencillo, la felicidad no tiene secretos. Y así descubrirás cuál es la mejor oportunidad para ti y tomarás de nuevo las riendas de tu persona.

Es cuestión de posicionarte de nuevo, ¿cuál es tu valor?. Puede que estés atravesando por circunstancias adversas, pero no olvides que las dificultades no te hacen perder brillo, ni te rebajan como persona. A veces tu autoestima es tan baja que piensas que no vales nada y sin embargo olvidas que cada situación de tu vida es una oportunidad para que crezcas como persona, subas varios peldaños y te conviertas en alguien más fuerte y capaz de aquello que te propongas. Así serás como esas prendas de calidad, que están hechas de buenos materiales y duran toda la vida. Así será también tu persona, resistente a las adversidades y de un valor infinito. 

Todo en la vida sirve como aprendizaje, así que sácale partido y aprovéchalo para conocerte a ti mismo y saber de qué material estás hecho. Cada prenda tiene una composición diferente y para conservarla, no le podemos dar a todas el mismo tratamiento y lo mismo sucede con cada uno de nosotros. Cada persona es un mundo y lo que hace feliz a unos pocos, puede hacer desgraciados a otros, por eso debes conocer cuál es tu composición. Algunos materiales de los que estamos hechos son de carácter hereditario y forman parte de nosotros desde nuestro nacimiento, pero la mayoría se adquieren con entrenamiento, trabajando con nosotros mismos. Piensa en cuáles son tus mejores cualidades, aquello que más valoras de ti y potencia aquellos rasgos que te convierten en líder. Moldea tu persona y transfórmala en la mejor versión de ti mismo, como si se tratara de ese producto estrella que no tiene competencia y que cualquiera querría quitarte de las manos. Ten por seguro que si eliges lo mejor para ti, conseguirás atraer experiencias positivas a tu vida y dejarás lo malo atrás, simplemente porque ya no forma parte de tu composición. 

Puede que todo en la vida tenga un precio, pero tu valor es incalculable y no puedes estar en manos de cualquier circunstancia o persona que pasen por tu vida y decidan por ti. Así que, ahora que han comenzado las rebajas, ha llegado el momento de posicionarte de nuevo y de que descubras cuál es tu verdadero valor. Para ello debes escucharte a ti mismo. Seguro que te sorprende saber que vales más de lo que pensabas y que sólo tú puedes hacer posible que las oportunidades que necesitas, lleguen a tu vida y así dejarás de buscar fuera lo que ya existe dentro de ti, una persona de gran valor que se conoce a sí misma y sabe que en la etiqueta de su alma no hay espacio para las rebajas.