jueves, 10 de noviembre de 2016

LO QUE PARECE Y NO ES

Esta mañana, una de mis mejores amigas me envió una foto de un chico con el que había salido durante algún tiempo. En la imagen se veía al chico sonriente rodeado de amigos en el campo, como si se estuvieran divirtiendo mucho y ella me comentaba..."es que hay que ver cómo me fastidia verle ahí, tan feliz, tan ricamente...y yo sin embargo lo estoy pasando fatal". Entonces le comenté que no se dejara llevar por la apariencia de esa foto, que seguramente su ex novio tampoco sería plenamente feliz y tendría sus momentos malos, como todos tenemos en algún momento del día y que una foto no resume el estado de una persona, por eso ya no me impresionan las imágenes que la gente suele poner en Facebook, Twitter o en su Whatssap, porque realmente nadie está de fiesta las 24 horas del dia ni de vacaciones los 365 días del año.

Todo esto me ha llevado a pensar una vez más en el mundo de la apariencia, en cuántas veces prejuzgamos de antemano los hechos que acontecen en nuestro devenir cotidiano y ponemos una etiqueta a todo aquello que no conocemos pero que nos parece, cuántas veces nos vestimos cómo no deseamos o vamos a donde no queremos sólo por intentar imitar a los demás y ser una persona que en realidad no somos o cuántas veces prejuzgamos a las personas sin llegar a conocerlas realmente. Si te das cuenta, es muy poco el tiempo del día en el que vivimos en la realidad porque casi todo nuestro tiempo lo ocupa el intentar parecer lo que no somos. 

La única forma de ser felices hoy en día es mirando dentro nuestra más que a lo que nos rodea. Si realmente te sientes a ti mismo y sabes qué te hace sonreír, no debería afectarte aquello que no puedes controlar, ni cambiar. Esto me ha recordado a algo que mi abuela siempre nos contaba.