domingo, 25 de octubre de 2015

LA PASTILLA DE LA FELICIDAD

Hoy me gustaría compartir contigo algo que me ha sucedido estos días a consecuencia de un problema de salud que comenzó hace varios meses. Inicialmente dudaba en escribir sobre este tema, porque es algo muy personal en el que cada uno tiene su particular opinión y quizá pueda producirme una sobreexposición, pero como en este espacio comparto mis vivencias personales, he pensado que quizá pueda ayudar a alguien con lo que voy a contar a continuación.

Hace unos meses comencé a sufrir dolores de cabeza tensionales sin conocer el origen y a qué era debido, pues sucedió de un día para otro, como suele ocurrir con casi todo en esta vida. Eran dolores muy fuertes que no había padecido con anterioridad y que no desaparecían con los analgésicos tradicionales. Acudí al médico y después de derivarme a diferentes especialistas, entre ellos el neurólogo, que no supo ver la causa, finalmente y por petición propia, fui al especialista en cirugía maxilofacial, quien tras realizarme una resonancia magnética, determinó que el problema es debido al bruxismo que padezco desde hace varios años, que me ha generado una disfunción temporomandibular. Para evitar este problema se suele usar una férula de descarga por las noches y yo la usaba desde hacía tiempo, así que no sabía por qué de repente me venían estas molestias. En las personas con disfunción temporomandibular, los problemas en la articulación y los músculos que la rodean pueden causarles:
- Dolor que se disemina hacia la cara, la mandíbula o el cuello.
- Rigidez en los músculos mandibulares.
- Limitación del movimiento o bloqueo en la mandíbula.
- Chasquidos dolorosos al mover la mandíbula.
- Cambios en la alineación de los dientes superiores o inferiores, entre otras cosas.

Hace varias semanas, cuando acudí al médico para que me diera el resultado de la resonancia magnética, me comentó que no se apreciaba un problema articular, ni nada serio y que en realidad, el problema de este tipo de dolencias es que suelen tener un alto componente emocional, originado por la ansiedad y el estrés y que por este motivo veía conveniente que me viera el especialista en psiquiatría, pues me ayudaría a aliviar este tipo de molestias.

Yo ya sabía que si iba a un psiquiatra, de entrada me iba a mandar antidepresivos, (de esto hablaré más adelante), pero de todas formas quise acudir a la consulta, pues quería exponerle mi caso y decirle a qué se debía mi aparente estado de "estrés y ansiedad" que el médico había comentado. Cuando acudí a la consulta, tuve que contarle otra vez todo el historial completo, que llevaba desde el mes de abril con cefaleas tensionales producidas por el bruxismo y que eso también me generaba dolores contracturales en las cervicales y que ya me estaba tratando una osteópata y fisioterapeuta y me encontraba bastante mejor. La psiquiatra me preguntó si sabía por qué podía estar estresada o preocupada y le comenté que sí, que por supuesto sabía porqué me pasaba todo esto y es porque como muchas personas en este país que tienen una vida encauzada y un trabajo estable, había sufrido un despido improcedente de un día para otro sin ningún tipo de consideración y esta situación se había ido prolongando en el tiempo, causando una gran incertidumbre en mi vida ante un futuro tan inseguro e inestable, en el que no sabes si mañana vas a poder seguir pagando la hipoteca o si vas a volver a tener un trabajo estable con un contrato y un sueldo decente alguna vez en tu vida. Porque, seamos realistas, muchas personas piensan así hoy en día a tenor de como está el mercado laboral y de lo difícil que resulta siquiera el que te llamen para una entrevista de trabajo, a no ser que vayas con una recomendación en la mayoría de los casos.

La psiquiatra apuntó todo lo que le dije y cuando terminé de hablar, me dijo que en realidad el problema es, que yo soy una persona demasiado sensible y como soy demasiado sensible, todo me afecta en mayor medida y que por ese motivo me iba a recetar un antidepresivo que me ayudaría a estar más relajada y a su vez a que desapareciesen los dolores miosfaciales que padecía. Le dije que no quería tomar antidepresivos, pues tienen muchos efectos secundarios y hace bastantes años ya había tomado un ansiolítico y no me había sentado nada bien y la psiquiatra me dijo que no debía de darle más vueltas y que tampoco tenía que comentarlo con mi familia ni leerme el prospecto, pues sino nunca tomaría nada, que simplemente incluyese los antidepresivos en mi rutina diaria y que mi vida cambiaría. Le pregunté durante cuánto tiempo debía tomarlos y me dijo que "indefinidamente", además me comentó lo siguiente: "mira, esto es como un diabético que debe ponerse insulina cada día porque tiene un exceso de glucosa en la sangre, pues con los antidepresivos es lo mismo, los tomas a diario y así estarás bien siempre, como los diabéticos".

No es lo mismo, pensaba yo, pues una persona que en un momento de su vida tiene un problema determinado y más adelante consigue solucionarlo o sus circunstancias cambian a mejor, no tiene por qué necesitar apoyarse en antidepresivos, mientras que una persona diabética, lo es de por vida y siempre va a necesitar insulina. Con lo cuál, su ejemplo no me servía para nada.

Pero aún quiero contarte algo más. Cuando me dijo el nombre del antidepresivo que debía tomar, busqué el prospecto en internet y le dije que en el mismo ponía que podía aumentar la tendencia de una persona a suicidarse y cito textualmente lo que pone en el prospecto: "Pensamientos de suicidio y empeoramiento de su depresión o trastorno de ansiedad. Si se encuentra deprimido y/o padece trastornos de ansiedad, puede en ocasiones tener pensamientos de autolesión o de suicidio. Estos pensamientos pueden verse incrementados al principio del tratamiento con antidepresivos". 

Después de comentarle esto, la psiquiatra me dijo: "claro, porque los antidepresivos lo que hacen es animar a las personas y si ya tienes esa idea de suicidarte, esto hará que al estar más animado, te entren más ganas de hacerlo"...vaya, pensé, qué pena no haber podido grabar la conversación, porque es digna de un monólogo de esos que hacen hoy en día los humoristas. O sea que encima el antidepresivo puede llegar a animarte tanto que...¿puedes terminar quitándote la vida y por lo tanto producirte el efecto contrario?. Menuda sorpresa.

Para colmo, me puse a leer algunos comentarios de personas que lo habían tomado y casi todas decían que generaba una gran dependencia y que una vez que lo dejabas, te sentías tan mal como al principio y que debías volver a tomarlo para volver a llevar una vida normal. Con todas estas conclusiones, aparte de la consulta tan surrealista que tuve con esta peculiar psiquiatra propia de una película de Woody Allen y tras haber hablado con amigos que han tomado antidepresivos en algún momento de su vida y me han comentado que no les han ayudado a solucionar su situación personal sino más bien todo lo contrario, decidí que NO iba a tomar ningún antidepresivo, así que no los he tomado, ni los voy a tomar. Es mi decisión personal.

Por supuesto, debo decir que no tengo nada en contra de los antidepresivos y que respeto muchísimo a todo aquel que necesita tomarlos por diferentes circunstancias. Conozco a personas que han sufrido pérdidas irreparables en su vida, que son difícilmente superables en condiciones normales y afrontan situaciones muy duras a diario en las que necesitan ayuda, también conozco a personas que padecen graves depresiones desde jóvenes y no tienen más remedio que tomar antidepresivos, porque se sienten realmente mal y no pueden salir adelante sin ellos. La depresión es una enfermedad muy seria que debe ser bien diagnosticada y convenientemente tratada, pero ésta no es mi circunstancia. Yo no estoy deprimida. Soy plenamente consciente del momento que estoy viviendo y lo he aceptado, sé que lo que me sucede es parte de una etapa de mi vida, ocasionada en gran parte por la situación actual que sufre nuestro país y que tarde o temprano terminará cambiando y quiero estar presente en todo lo que me sucede de forma natural, no artificial. 

Todos tenemos temporadas mejores y temporadas peores y unas veces estamos más animados y otras menos, pero si tomo un antidepresivo prescindiría de sentir emociones tan naturales en un ser humano como es el mero hecho de que un día puedo sentir deseos de llorar por algo y otros una sonrisa puede asomar a mi rostro por algo que me ha producido una felicidad infinita y sinceramente no quiero renunciar a surfear por la vida y a experimentar la refrescante sensación de estar unas veces arriba, en la cresta de la ola y otras abajo, buceando por el mar y observando con perspectiva todo lo que sucede a mi alrededor o bien ser arrastrada por la corriente, pero siempre sin perder de vista el horizonte. Creo que el dolor emocional es parte de la vida de cada ser humano, al igual que la felicidad o la alegría y no debemos renunciar a ello, porque ese proceso de dolor te ayuda a crecer como persona, a reconstruirte por dentro  y a encajar todas tus piezas y hace que generes mecanismos de defensa que te ayudan a enfrentarte a situaciones que en ocasiones se pueden tornar más adversas. Porque, si a la primera de cambio tomas un antidepresivo, ¿qué harás cuando tengas que afrontar problemas mayores?

Por lo tanto, la mejor pastilla de la felicidad que te puedes recetar a ti mismo, es trabajar en tu propia motivación y autoestima y por supuesto conocerte a tí mismo. Eso requiere tiempo, mucho tiempo. A mí me ha llevado 39 años, que es la edad que tengo ahora mismo y aún así hay aspectos de mí misma que aún desconozco y en los que me gustaría profundizar, pero eso también me genera el convencimiento de que todos podemos llegar a ser quienes deseamos ser, con independencia de las circunstancias que nos ha tocado vivir y también me estimula para seguir creciendo como persona y para pensar que no debo rendirme, ni tirar la toalla, ni tú tampoco debes hacerlo. Además hay otras formas de relajarse o desconectarse que te pueden ayudar, como hacer alguna actividad física o deportiva, ir a clases de yoga o meditación, caminar, escuchar música, leer un buen libro, compartir tiempo con las personas que te quieren y apoyan o simplemente desarrollar algún hobby que te interese, eso mantendrá tu mente ocupada y te evitará el estrés de estar pensando en tu situación actual las 24 horas del día. Quizá te parezca una tontería, pero cuando tengo un día de bajón me encanta ponerme a bailar y dejarme llevar por la música, sabiendo que ese momento de desconexión es mío y que nada ni nadie pueden herirme o molestarme, porque es mi momento mágico, donde sólo estoy yo y la realidad que me rodea y es sólo para mí. Tú también puedes crear esos espacios, con "tus momentos de desconexión" que sean sólo tuyos y te sirvan para recargar las pilas. 

Así mismo debemos tener en cuenta que a veces la vida nos da "un tiempo extra", que inicialmente puede llegar a agobiarnos cuando nos encontramos desocupados durante un largo espacio de tiempo, pero que es necesario para que aprendamos a conocernos mejor a nosotros mismos y para que nos demos cuenta de para qué estamos realmente aquí. Los seres humanos vivimos inmersos en una prisa constante, todo pasa rápidamente ante nuestros ojos, la mayoría de las veces dentro de un mundo virtual alejado de la realidad, sin que seamos conscientes de la existencia que estamos viviendo y de lo infelices que somos en la mayoría de los casos. 

Ahora es tu oportunidad, ha llegado tu momento. Si te paras, podrás revisar tu comportamiento y modificar aquellas pautas erróneas que te generan infelicidad. Por eso a veces es necesario una pausa, un stop en tu vida para reorientar tu carrera profesional o tu situación personal y girar el rumbo hacia el lugar que realmente te hace feliz. Entonces te das cuenta que al avanzar tú, las cosas que están a tu alrededor también cambian y mejoran.

Con respecto a la incertidumbre, me gustaría comentarte lo siguiente y es que si nos atenemos a lo que hay en este momento, entonces la incertidumbre deja de existir. Por lo tanto, no pienses en qué pasará mañana y céntrate en el día de hoy, en cómo debes afrontar lo que tienes que hacer en este momento y en cómo te sientes ahora mismo. Tanto si tienes trabajo como si no lo tienes, hoy en día la incertidumbre es igual para todos los seres humanos, porque nadie sabe qué va a pasar mañana, ni si su vida va dar un giro de 180 grados. Sin embargo, sí sabes qué va a suceder hoy y eso, en gran medida, depende de la forma que tienes de ver la realidad que te rodea y de cómo decidas enfrentar los retos de tu existencia diaria. Y aquí juega un papel fundamental tu actitud ante la vida, ante tí mismo y ante las personas que te rodean.

Yo he aprendido mucho durante este tiempo y creo que he mejorado muchas capacidades que antes no tenía desarrolladas, así que creo que la crisis actual es ese motor que nos impulsa hacia el camino que siempre hemos deseado seguir en la vida y al que antes ni siquiera teníamos acceso, porque no nos atrevíamos a dar el paso siguiente. La crisis ha generado que se abran grandes puertas para muchas personas que han comenzado una nueva vida que les hace ahora más felices, ha desarrollado nuevas maneras de concebir los negocios y formas más creativas de generar nuevas ideas, por lo tanto, debemos ver el lado positivo y no sólo la parte negativa. La crisis nos ha despertado, porque hace unos años casi todos estábamos dormidos y nos levantábamos como autómatas para ir al trabajo y no teníamos tiempo de pensar en nada más que en esa rutina que nos consumía a diario. Y es cuando no se tiene nada, cuando uno comienza a iluminarse y a darse cuenta de cómo quiere que sea su vida a partir de este preciado momento.

Me gustaría terminar estas líneas animándote a que hagas aquello que realmente te haga feliz, aunque los demás piensen que es una tontería o inicialmente no te atrevas. Da igual la edad que tengas, nunca es tarde para perseguir tus sueños. Sé tú mismo, porque aquello que te llene como persona y sea agradable para ti, es lo que en realidad te produce endorfinas y genera serotonina y no una pastilla artificial que te genera dependencia y hace que dejes de ser tú mismo, porque crees que todo lo que eres se lo debes a esa pastilla y no a tí mismo y es en uno mismo donde en realidad comienza todo, ahí radica el éxito de tu felicidad y del camino que deseas seguir en la vida. La clave está en ti.












lunes, 27 de julio de 2015

CREANDO NUEVOS ESPACIOS

Hace unos días, tal y como te comentaba en el artículo anterior, doné todos los libros que no voy a leer más y que he ido acumulando a lo largo de los años. Estoy segura que la ONG que los ha recibido encontrará un buen destinatario para ellos y que mis libros podrán seguir compartiendo sus historias y sabiduría a lo largo del tiempo.


Después de hacer esto, me encontré mejor conmigo misma, pero aún sentía demasiado peso sobre mis hombros y entonces me di cuenta que debía proseguir con mi labor de crear nuevos espacios en mi casa y para ello decidí emprender una limpieza general de todos aquellos objetos de decoración, cristalería, accesorios, ropa y electrodomésticos que no voy a necesitar más. Ha sido como hacer una revisión general de mi vida en una sola semana, que es el tiempo que me ha llevado realizar esta ardua tarea.


En primer lugar comencé por los armarios. Tenía vestidos que habían permanecido silenciosamente colgados en una percha durante años y que he guardado por nostalgia o bien porque se me han quedado pequeños y siempre tengo la esperanza de recuperar mi antigua talla y volver a usarlos algún día, algo que sé que no va a suceder, porque tu cuerpo va cambiando a lo largo del tiempo, así como las modas y tus gustos personales y debes asumirlo, así que decidí donarlos y eso por no hablar de aquellas prendas que guardas para ocasiones especiales que nunca llegan a producirse, porque realmente somos nosotros quienes debemos hacer posible que esas ocasiones especiales sucedan con frecuencia y no esperar a que se produzcan solas o tan sólo en instantes fugaces perdidos en el tiempo.


Después decidí deshacerme de algunos objetos de decoración, como una lámpara que siempre se cae al suelo porque no tengo sitio donde ponerla o todos los juegos de café, copas y otros utensilios de cocina que me regalaron cuando me mudé a este apartamento y casi nunca utilizo, así como objetos de decoración que he ido comprando en mercadillos en los viajes que he realizado, cuando si lo piensas bien, los mejores recuerdos son aquellos que atesoras en tu corazón y siempre llevas contigo, como aquellas cenas que solía compartir con mis padres y hermanos el verano pasado en Estambul, en un maravilloso lugar desde cuya terraza se podían divisar las estrellas y la luna, mientras saboreabas los exquisitos platos de la tierra, al son de las canciones de los artistas locales, que con las alegres melodías de sus violines te trasladaban a otra época y te hacían bailar al ritmo de la  luz de las velas. Ese recuerdo es incomparable a cualquier objeto que haya podido adquirir en el Gran Bazar y cuando cierro los ojos, viajo a ese momento y sé que siempre permanecerá conmigo.


En esta ocasión he decidido donar la ropa y objetos a Rastro Betel (www.rastrobetel.org), una de las principales asociaciones no lucrativas de la capital, que se dedica a la recogida de enseres en Madrid. Los artículos retirados de los domicilios de los solicitantes son trasladados a los diferentes rastros que coordinan en la ciudad para su venta. El dinero recaudado se emplea en sufragar un programa de ayuda a personas en situación o riesgo de exclusión social. Creo que esta labor es importante y he decidido apoyarla con esta pequeña iniciativa.


Esta actividad de las asociaciones no lucrativas es fundamental para conseguir apoyos para ayudar a los más desfavorecidos. Sus esfuerzos se centran, sobre todo, en respaldar al colectivo de drogodependientes para lograr su reinserción en la sociedad en condiciones dignas.


Todos deberíamos de hacer, al menos una vez al año, una revisión del espacio en el que vivimos y deshacernos de aquellas cosas que nos estorban y que no vamos a usar más, porque a veces nos aferramos con demasiada fuerza a determinados objetos y tenemos con ellos un vínculo más estrecho que con nosotros mismos. Apenas nos conocemos y eso nos impide avanzar y evolucionar hacia el camino que realmente deseamos seguir en la vida.


Además, los seres humanos creemos que vamos a vivir para siempre y estamos llenos de soberbia, somos incapaces de perdonar a los demás por una tontería y en ocasiones vivimos con rencor, amargados, enfadados, incluso hartos de nuestra mala suerte, sólo porque hemos tenido un mal día y no nos damos cuenta que nuestra vida se nos puede escapar en tan solo unos segundos y que no sirve de nada todo aquello que tenemos, si no conseguimos atrapar la verdadera esencia de la vida.


De esto me di cuenta hace unos días en el hospital, donde acudí para hacerme una resonancia magnética. Hablé con los pacientes que se encontraban en la sala de espera para hacer tiempo. Cada uno contaba su historia y me quedé impresionada con lo que nos dijo una chica joven, de 32 años, que siempre ha llevado una vida sana y de repente un día, de la noche a la mañana, sufrió un ictus, que le ha dejado grandes secuelas de las que aún se está recuperando. Ha estado a punto de morir. Su vida ha cambiado para siempre y esto le impide llevar una vida normal, como el mero hecho de leer un libro o dar un simple paseo sin sentirse extremadamente cansada.


A veces consideramos que nuestra vida es aburrida y que está carente de emociones. Nos sentimos desanimados por no poder ir de vacaciones al lugar que nos gustaría, nos quejamos del insoportable calor que no nos deja dormir por la noche, envidiamos lo que tienen los demás, nos complicamos la vida con tonterías y pensamos que nunca nos sucede nada extraordinario y no nos damos cuenta que lo realmente extraordinario y que parece invisible a nuestros ojos, es algo tan simple como encontrarnos bien y poder disfrutar de una vida sana en condiciones normales.


Por eso, antes de quejarte y pensar que tu vida es una mierda, cuenta hasta diez y mira a tu alrededor. Todos tenemos problemas de todo tipo, sufrimos la crisis en mayor o menor medida. Muchas personas continúan en paro desde hace más de 6 años, con su vida y sus sueños detenidos a la espera de una oportunidad mejor. otras se han tenido que marchar a otro país y empezar de cero en un lugar desconocido, sin el apoyo y cariño de sus familiares y amigos. Conozco personas cuyas vidas son muy complicadas, pero a pesar de todo lo que nos sucede y de que la vida está en constante cambio y el mundo tal y como lo conocíamos ha dejado de existir, a pesar de todo eso, el sol sigue saliendo cada día y si eso sucede y estás lleno de salud y energía, eres capaz de gestionar tu tiempo y sigues respirando, aunque a veces te falle el ánimo y te venzan las fuerzas, no dejes de sonreir a la vida y considérate afortunado, porque eres portador de un verdadero tesoro.


Es una pena que no nos demos cuenta de la inmensa suerte que tenemos y que día tras día repitamos los mismos errores, las mismas quejas y lamentos, sin hacer nada y sin aprovechar el maravilloso regalo que la vida nos brinda cada día, como es el hecho de sentirnos bien con nosotros mismos y de saber, que puedes conseguir aquello que desees en la vida, sin límites. Porque los límites no los pone el dinero, ni la falta de medios (que en realidad nos ayudan a desarrollar nuestra creatividad al crear nuevas formas de sobrevivir con recursos limitados), los mayores obstáculos están en nuestra propia mente y sólo nosotros podemos romper la barrera que nos impide caminar hacia el lugar al que deseamos llegar en la vida.


Así que, cuando te sientas agobiado y no veas con claridad tu horizonte, comienza ordenando tu espacio mental, simplifica y elimina aquello que no te aporte nada y para ello debes comenzar por tu hogar, ese lugar donde vives cada día y donde compartes tus sueños e inquietudes o guardas tus penas y alegrías y es reflejo de tu felicidad o de tu tristeza. Deshazte de aquello que ya no te sirve y crea nuevos espacios en los que puedas seguir desarrollándote y creciendo como persona. Ábrete a la posibilidad del vacío, de empezar de cero, de no saber qué va a pasar y verás como nuevas oportunidades aparecen y comienzan a suceder cosas mágicas en tu vida. Esto también se extiende a las personas que te rodean, aléjate de la gente tóxica, de aquellos que no te aportan nada y deja espacio libre para aquellos que realmente merezcan la pena y te puedan hacer crecer como persona. 


Cuando hagas esto, te sentirás mejor contigo mismo y verás cómo las piezas de tu alma comienzan a encajar y tus sueños se hacen libres y se elevan al infinito, acercándote a ese lugar del universo dónde sólo habitan las estrellas.  



domingo, 19 de julio de 2015

EL LIBRO DE TU VIDA

Hace varios días, tuvieron que realizar la nueva instalación de electricidad en mi casa y para ello fue necesario vaciar la estantería de libros que hay en el salón, pues los cables iban por detrás de la misma y era imprescindible desmontarla. Fue una tarea ardua, sobre todo porque mi casa es muy pequeña y no tengo espacio suficiente para colocar tantos libros en otra habitación. 

Comencé a revisar todos y cada uno de mis libros y retrocedí varios años atrás en el tiempo y lo cierto es, que ya no me sentía identificada con la mayoría de ellos, ni tampoco comprendía cómo había acumulado diferentes colecciones de libros que he ido comprando a lo largo de estos años o que me han regalado y no he leído nunca, ni tengo intención de leer. Tan sólo han formado parte de la estantería, pero no de mi vida.

En ese momento me dí cuenta que debía deshacerme de todos aquellos libros que no pensaba leer nunca y de aquellos que ya he leído y que no voy a leer una segunda vez, porque han pasado más de quince años desde que comencé a formar mi propia biblioteca y me he dado cuenta que realmente la vida es muy corta y tus gustos e intereses van cambiando con el paso del tiempo y aún me quedan cientos de libros que me gustaría leer y no puedo aferrarme a aquellos con los que ya no siento ningún tipo de vínculo. Por lo tanto, había llegado el momento preciso de dejar de mirar hacia atrás y despedirme de ellos. Y esta obra de electricidad, era la excusa perfecta para hacerlo. 

He contactado con varias bibliotecas públicas, fundaciones, residencias de ancianos y espacios de igualdad para donarles mis libros y también una colección de películas, pero no se han mostrado interesados, así que finalmente me he decantado por una ONG que sí ha mostrado interés e ilusión y de la que además me ha gustado su proyecto, pues han desarrollado una especie de librería solidaria llamada Tuuu Librería, pero es algo más que una librería solidaria, porque recogen todo tipo de libros y DVDs y tienen dos locales, uno en la calle Covarrubias 38 y otro en la calle Padilla 78 de Madrid, donde cualquier persona puede llevarse tantos libros como quiera a cambio de un donativo o bien puedes hacerte suscriptor por una pequeña cantidad anual. Con ello hacen que la lectura sea accesible a todos aquellos que no pueden permitirse el lujo de pagar lo que cuesta hoy en día un libro, que sólo van a leer una vez y además con el dinero recaudado financian proyectos de fomento a la lectura, pues una parte de los beneficios de la librería se emplean en enviar libros y material escolar a colegios de Madrid o Latinoamérica, así que, de alguna manera, sé que con esta pequeña contribución, mis libros acompañarán a personas anónimas que no llegaré a conocer nunca, pero siento, como si una parte de mí pasara a formar parte de ellos, pues estos libros han sido parte de mi vida durante mucho tiempo

Me ha dado pena decirle adiós a mis libros, pero sé que otras personas estarán deseando leerlos por vez primera y experimentar la sensación de felicidad y de compañía que te proporciona un libro, como viví yo cuando los leí y es un sentimiento que debes compartir con los demás. Esto me ha impulsado a dejar mi estantería casi vacía, como si acabara de mudarme a una nueva casa. Y he de decir que he sentido un gran alivio al ver el espacio otra vez vacío, como si una nueva vida estuviera a punto de surgir, porque los seres humanos tenemos tendencia a ir acumulando objetos y eso obstaculiza y complica nuestra existencia y nos impide ver con claridad el camino a seguir.

Creo que ha llegado el momento de comenzar un nuevo libro en mi vida y sentía desde hacía tiempo que no podía comenzar una nueva etapa y una nueva página en blanco si antes no rompía con un pasado que no me dejaba avanzar, porque los libros te hacen viajar a otros mundos, te llenan de ilusión y de enseñanza, a veces de un sentimiento de melancolía, pero también pueden convertirse en un lastre y en un gran obstáculo cuando sabes que ya no los vas a usar más que para decorar el salón de tu casa y están ahí, día tras día, mirándote inmóviles, con sus páginas cerradas cubiertas de polvo y con sus personajes e historias inertes y carentes de vida, como si estuvieras impidiéndoles contar su historia, cosa que nunca debería de suceder, porque cada libro tiene alma propia y debemos dejar que sigan transmitiendo su legado de generación en generación, a través del tiempo.  

Esto me ha servido para reflexionar sobre la vida en general y sobre mi vida en particular...¿por qué a veces seguimos demasiado tiempo en el mismo sitio y no conseguimos avanzar? ¿Qué es lo que nos impide hacerlo?. Quizá debamos hacer una revisión profunda sobre aquellas cadenas que nos impiden seguir adelante y que no somos capaces de romper. 

Siempre solemos culpar a los demás de nuestra situación. A la crisis, a la familia, a nuestra pareja, a las circunstancias que nos ha tocado vivir....pero quizá ha llegado el momento de limpiar las estanterías de tu vida y comenzar de nuevo. Sé que puede suponer un proceso doloroso, pero es necesario poner en orden tu pasado, limpiar el polvo y seguir caminando en el presente, empezando de cero. Sé que ya lo he comentado en otras ocasiones, pero creo que nuestro mayor enemigo no es el paso del tiempo, ni la falta de ilusión, ni la pérdida de valores de la sociedad (que por supuesto existe). Nuestro mayor enemigo a combatir es la incertidumbre que nos acecha a cada segundo y la ansiedad que nos genera el querer conseguir todo ahora mismo, sin dejar el espacio y el momento adecuado para que se produzca. El miedo a qué pasará mañana es el que realmente nos vuelve cobardes, nos acelera y a su vez nos quita las ganas de vivir hoy y de poner pequeños retos a nuestra vida cotidiana que nos ayuden a caminar cada día con ilusión y esperanza.

Casi siempre estamos pensando en cómo saldremos adelante el mes próximo, en cómo pasaremos las vacaciones y qué haremos cuando llegue septiembre y comience un nuevo curso. Nos agobian todos los obstáculos y problemas que pensamos que tendremos la semana próxima, pero que aún no existen (sólo existen en nuestra cabeza). Es como si anticipáramos el final de un libro, antes de haber terminado de leerlo, dando por hecho algo que tal vez nunca sucederá.

Pero...¿realmente nos preocupamos por lo que nos está ocurriendo en este instante? ¿por cómo nos sentimos ahora mismo?. ¿Ponemos nuestro granito de arena para contribuir a que este momento de nuestra vida sea mejor? NO, no lo hacemos y nuestra vida se convierte en otro libro cerrado que nunca se transformará en un bestseller por el que alguien tenga interés, porque ni siquiera nosotros tenemos interés en nosotros mismos, ni queremos contar nuestra historia, preferimos que otros lo hagan y decidan por nosotros, porque siempre pensamos que no podemos hacer nada y que no depende de nuestra voluntad. Pero realmente nuestra mente tiene más poder del que creemos. Con nuestro pensamiento podemos cambiar muchas cosas y transformar el universo, cambiando nosotros mismos y nuestra forma de pensar. Sólo hay que dar ese paso, enfocarse en ello. Tú puedes modelar tu vida como desees, pero para ello debes creer en tí y dar opción a que esa posibilidad exista. Por tanto, el primer cambio comienza siempre dentro de tí mismo. 

De todos los libros que has leído a lo largo de tu vida, ¿cuáles son los que han dejado una huella más profunda en tu persona?, ¿qué es lo que te ha atrapado de esas historias?. Seguro que los personajes protagonistas tenían valores que admirabas y vivieron situaciones extraordinarias en diferentes épocas, de las que a tí también te hubiera gustado formar parte....pero nunca es tarde para lograrlo. El libro de tu vida aún está por escribir, porque puedes cambiar el argumento en el momento que decidas. Falta el ingrediente más importante...TÚ. Tú puedes lograr aquello que desees, ten fé en ti mismo y construye tu propio destino. Añade a tu vida los instantes de aquellas novelas que hayan aportado más cosas positivas a tu alma y vívelas en primera persona con amor, entrega, pasión y generosidad, siendo el narrador y el protagonista de tu verdadera historia. 

Me gustaría terminar estas líneas animándote a que no dejes que tu vida se quede olvidada en cualquier estantería y se convierta en otro libro que no ha merecido la pena leer, porque no has vivido aquello que realmente anhelabas y abre las páginas de tu alma a una vida auténtica y plena. Para ello debes escucharte a ti mismo y escuchar tu corazón, así lograrás hacer aquello que más te llene. Seguro que más de una vez te equivocas y llenas las páginas de tachones, pero esto te servirá para avanzar más en el libro que conforma tu vida y así encontrarás el camino que realmente deseabas seguir, porque de casi todos los errores que cometemos surgen las mejores experiencias de nuestra existencia y aparecen los escalones que nos elevan a nuestras metas. 


Te invito a ser el protagonista de tus sueños y a comenzar a vivir la vida que siempre has deseado. Te invito a darte permiso para ser feliz y para vivir plenamente, siendo consciente del momento presente. Tu libro te está esperando, hay muchas páginas en blanco y sólo tú puedes contarlo en primera persona....¿a qué estás esperando?. Ahora es tu momento. 






miércoles, 18 de marzo de 2015

LA REFORMA

El edificio en el que vivo lleva un tiempo de reforma, pues es muy antiguo y fue construido allá por el año 1920, por lo que ha sido necesario sustituir la estructura de todo el edificio para poder construir el ascensor y mantener la finca en buen estado. Este proceso ha durado varios años, con su correspondiente molestia, porque vivir en un lugar que está en obras, lleno de polvo las 24 horas del día y con un ruido insoportable es bastante incómodo y también por qué no decirlo, ha supuesto el pago de una derrama muy elevada en situaciones, para algunos, de trabajo inestable o desempleo.

Hace unos días me reunía con un grupo de vecinos con el que formo parte de la comisión de obras de la comunidad para la toma de decisiones de todo lo relacionado con esta reforma. Ya nos encontramos en la fase final y viendo lo confortable que está quedando el edificio, al final pienso que ha merecido la pena todas las incomodidades que hemos sufrido en los últimos cinco años, pues nuestra calidad de vida ha mejorado considerablemente. Esto me ha llevado a reflexionar acerca del ser humano y de lo necesario que es a veces emprender una REFORMA PROFUNDA EN NUESTRA VIDA Y CON NOSOTROS MISMOS.

Hoy en día muchas personas afirman ser infelices y llevar una existencia marcada por el escaso tiempo que tienen para sí mismos, al encontrarse sometidos a largas jornadas de trabajo y a una vida familiar llena de mil quehaceres y un estrés que te persigue continuamente porque difícilmente llegas a todo. En el polo opuesto están las personas que no tienen trabajo desde hace tiempo y a las que el día se les hace largo y tedioso, porque les faltan actividades para llenar las 24 horas, por lo que el tiempo de que disponen deja de convertirse en ese lujo con el que muchos sueñan y pasa a ser tu mayor enemigo, porque a medida que tu situación de inestabilidad se alarga en el tiempo, más agobiado te sientes, porque sabes que cuántos más años pases sin encontrar trabajo, más va cayendo tu ánimo en picado y con menos posibilidades te ves.

En cualquier caso, con o sin trabajo, la mayor parte de nuestro tiempo libre lo dedicamos a las redes sociales, a mantener conversaciones interminables o intercambiar tonterías con nuestra familia y amigos por el whatsapp y a vivir nuestra vida en modo piloto automático, sin ser conscientes plenamente de nuestra existencia y de aquello que nos rodea, salvo los aspectos negativos, que los vemos a escala gigante. Cada uno de nosotros nos creemos poseedores de los mayores problemas del mundo. Quejarnos se nos da bien. Pero, ¿realmente hacemos algo para cambiar nuestra vida?. La respuesta es NO.

Por eso, hoy me gustaría proponerte algo tan sencillo como emprender una reforma en tu vida. Seguro que alguna vez has cambiado algo de tu casa que necesitaba una mejora y has emprendido una pequeña reforma para ampliar tu cocina, para pintar tu habitación o para cambiar el parquet rallado del salón... Pero ¿qué ocurre cuando somos nosotros los que necesitamos mejorar algo y ese cambio no se produce?.

Nadie va a impulsar una reforma en tu vida, debes ser tú mismo quien decida cuándo y cómo. Si estás encerrado en ti mismo, no te gusta tu vida ni como eres físicamente y si además te sientes desanimado y todo te da igual, sin duda ha llegado el momento de emprender esa reforma que todo ser humano necesita. Quizá decidas cambiar tu rutina con un cambio de look, apuntándote a un gimnasio, comenzando una nueva dieta o apuntándote a un club de lectura, pero no olvides que ninguna reforma puede empezar por fuera, todo comienza dentro de nosotros mismos. 

Trabaja tu autoestima, cuida de ti mismo y date un capricho cuando lo necesites. No hace falta ser rico para darte un capricho, ni que sea un día especial. Cualquier día es bueno para regalarnos una sonrisa, una palabra amable con nosotros mismos, un paseo por ese rincón de la ciudad que más te gusta o comer tu postre favorito. El ser humano tiene una tendencia natural a castigarse y a sentirse culpable continuamente por todo lo bueno que le sucede. Creemos que sólo nos merecemos algo bueno después de haber hecho un gran esfuerzo y habernos quedado exhaustos. No te preocupes, a muchos nos han educado así y no debes sentirte mal por ello, pero puedes modificarlo cuando tú decidas. La primera reforma de nuestra vida comienza por cambiar nuestras creencias y establecer una base positiva basada en aquello que nos estimula y hace felices a nosotros, aun cuando entre en conflicto con la educación que hemos recibido. Lo importante eres tú y el mejor termómetro para medir tu indice de felicidad es ver cómo te sientes a cada momento, eso nunca falla.

¿A qué dedicas tu tiempo libre? ¿Lo pasas bien? Si la respuesta es no, ahí necesitas emprender otra reforma. Piensa en lo que más te gusta hacer del mundo, en aquello que te hace sentirte motivado, alegre, feliz...incluso eufórico y ve a por ello. Hay muchas maneras de llevar a cabo nuestros hobbies. Adaptándonos a cada bolsillo, hay diferentes alternativas al alcance de nuestra mano. Pero debes abrir tu mente para ver todas las posibilidades y no encerrarte en ti mismo. Si eliges ser feliz, encontrarás el camino. 

¿Y qué me dices de tus amigos? ¿Los has elegido tú? ¿Te sientes poco identificado con tu grupo? ¿Te gustaría hacer otros planes con ellos? ¿O tal vez tener nuevos amigos?. Un buen diálogo y ser tolerante es siempre necesario en esta reforma. Por eso, no tengas nunca miedo de decir lo que piensas, respetando la opinión de los demás y charlando con aquellas personas que te importan para mejorar vuestra empatía y hacer que vuestra amistad funcione, llevando a cabo los planes que desee todo el grupo, no uno sólo. Si además eres abierto, te será fácil encontrar nuevas amistades. Para ello debes estar receptivo a la posibilidad de realizar planes diferentes y salir de tu rutina.

Y ya que hablamos de amigos no podemos olvidarnos de la pareja. ¿Tienes pareja? ¿Eres feliz con ella? Si han transcurrido más de 30 segundos sin que puedas dar una respuesta a esta pregunta, realmente es necesario emprender otra reforma. Lo ideal sería terminar con las relaciones que no funcionan e intentar comenzar una nueva vida, pero sé que esto es muy complicado. De hecho, algunas personas me han comentado que no pueden romper con un matrimonio de 40 años y todo lo que eso conlleva para sus hijos, nietos y economía familiar. Si realmente sientes que no eres capaz de dar ese paso, entonces debes trabajar el doble en tu felicidad personal y contigo mismo para contrarrestar la infelicidad que tienes en una de las áreas más importantes de tu vida por la falta de equilibrio emocional que te produce el carecer de una relación de pareja sana, estable y feliz. Quizá te parezca una tontería, pero muchas personas a las que les va mal con su pareja en cualquier terreno (sin ahondar en uno concreto) tiran la toalla en las demás áreas de su vida y se abandonan a una existencia que cada día les amarga e insatisface más. Por ello, no pierdas tu autonomía, tu capacidad de ser feliz por ti mismo, la curiosidad por aprender cada día algo nuevo. Mira adelante y piensa que lo mejor está siempre por llegar. Aunque pueda parecer un tópico, si le das a la vida la oportunidad de que cosas buenas puedan producirse, éstas llegarán. Es una ley universal, pero debes creer en ella y dejarle la puerta abierta. 

Si eres de ésas personas que por diferentes circunstancias de la vida no tienen pareja, bien porque no has encontrado a la persona ideal, bien porque prefieres estar sola, te puedes sentir plenamente feliz y realizado sin compartir tu vida con nadie. Pero si realmente anhelas encontrar el amor y el crear una familia...deja de lamentarte y emprende otra reforma. Siéntete una persona capaz de amar y de recibir amor, ábrete a la posibilidad de que nuevas personas puedan llegar a tu vida y sobre todo quiérete a tí mismo, porque éste es el primer paso para encontrar el amor, el llegar a enamorarte de quién eres y el sentirte bien en tu propia piel. Quizá parezca algo sencillo, pero para muchos es realmente complejo, porque muchas veces tenemos la autoestima por los suelos. Por eso siempre es necesario comenzar la reforma dentro de lo más profundo de nuestro ser y con ello volvemos al principio de lo comentado en este artículo. 

Por último, ¿Qué podemos hacer ante una sociedad donde cada día hay más corrupción política? ¿Y ante la pérdida de valores? ¿Y ante el problema del paro?. ¿Ha llegado un momento en el que todo te da igual? ¿En el que prefieres no ver el telediario y vives en una especie de burbuja?. Sé que muchas cosas no dependen de nosotros, pero en realidad sí, porque ante tantos problemas solemos adoptar una actitud pasiva ante la vida y nos dejamos llevar como una hoja arrastrada por el viento, sin hacer nada. Aquí es necesaria otra reforma. Es el momento de unirnos, de no rendirse, de no dar todo por perdido, de no tirar la toalla. Debemos aumentar nuestra conciencia social, mirar a nuestro lado y ayudar a quienes nos rodean. Aunque creas que una mejora a pequeña escala no cambia la estructura social, si tiendes tu mano a quienes lo necesitan, la solidaridad abre las puertas del mundo y crea una corriente positiva.

Nunca es tarde para hacer realidad tus sueños y para construir esa vida que siempre has deseado. Puede que tengas miedo a emprender una reforma, pero recuerda que las crisis son cambios y para que la felicidad llegue a tu vida debes comenzar a trabajar contigo mismo y abrir las puertas de tu corazón a lo bueno e inesperado que la vida te ofrece cada día.

Déjate llevar por la luz que te rodea, deja que el sol te acaricie el rostro con su calor y establece las bases de tu felicidad con materiales resistentes como la autoestima, el amor, la confianza en ti mismo, la inteligencia, la acción y una actitud positiva frente a la vida. Así convertirás tu corazón en el hogar que siempre has deseado habitar y serás una persona resistente a las adversidades y que trabaja activamente por sus sueños. 


jueves, 15 de enero de 2015

LAS REBAJAS

Ha comenzado el periodo de rebajas y te lanzas de lleno a encontrar la mejor oferta. Un nuevo electrodoméstico, un móvil de última tecnología, una chaqueta o tal vez tu perfume favorito. La elección es difícil y tu presupuesto limitado, pero sabes que al final terminarás comprando cosas que, en su mayoría no necesitas, simplemente porque están a buen precio. 

Muchas veces en tu vida te sucede lo mismo que con las rebajas. Buscas nuevas oportunidades y cuando no consigues aquello que deseas, te dejas atrapar por aquello que te proporciona una felicidad efímera y que se consigue con poco esfuerzo, simplemente porque aparece a tu lado cuando pasabas por ahí y así vas llenando tu existencia de experiencias equivocadas que te alejan del camino que querías recorrer en la vida. Entonces te sientes frustrado y crees que la vida es injusta contigo porque no te da aquello que te haría feliz y sin embargo cada vez te sobra más de aquello que no deseas. Poco a poco te vas desanimando y cuando te das cuenta, te sientes incapaz de hacer nada por ti y te quedas como esas prendas que están colgadas en una percha, esperando que alguien se decida por ellas. Así permaneces tú, impasible, esperando que las circunstancias u otras personas se fijen en ti, te pongan otra vez en el mercado y decidan tu destino. No importa la etiqueta que lleves, el material o la composición. Tampoco importa lo que sientas por dentro, la mayoría de las veces te valoras tan poco que pareces un producto de todo a un euro, al alcance de cualquiera. 

Y así te das cuenta, que en muchas ocasiones a lo largo de tu vida, has dejado que sea otra persona la que escriba tu historia y te elija, en lugar de buscar la relación que más te llene. También te has conformado con la comodidad de un trabajo rutinario, que sabes que no te gusta pero podrías realizar con los ojos cerrados, en lugar de esforzarte y formarte en el presente, para poder obtener en el futuro el trabajo de tus sueños. Otras veces has permitido que tu familia se meta en todo lo que haces y te diga a cada momento lo que más te conviene  y como seguimos hablando de prendas y de rebajas, dejas que los demás decidan qué día de la semana formarás parte de su vida y a veces te pasas meses colgado, sin que nadie te saque del armario, pero tú no haces nada, tan sólo esperas silencioso e infeliz, disponible en tu percha, pensando que no depende de ti, mientras los días siguen pasando y tú te vas arrugando, por dentro y por fuera.

Y es que cuando dejamos en manos de otros la toma de decisiones sobre nuestra persona, perdemos todo nuestro valor. A veces nos rebajamos tanto a nosotros mismos, que las oportunidades dejan de existir en nuestra vida y pasamos a ser, simplemente descatalogados. Y no olvides que tú vales mucho y que no estás a saldo.
Si supieras que la elección es tuya, no te rebajarías tan rápido. Por eso, quiero recordarte una vez más, que tú puedes ser quien desees y  tener el valor que tú decidas. Para ello debes romper el círculo en el que te mueves, aquel en el que cuánto menos te valoras a ti mismo, más infravalorado te sientes, dejando de potenciar tus capacidades, que son ilimitadas y logrando que las oportunidades se te escapen. Si quieres tener un valor incalculable y ser como esos productos de lujo que son inalcanzables y están en la mejor vitrina del escaparate, debes creer y confiar en ti mismo, procurarte lo mejor, no permitir que los demás decidan por ti y dejar a un lado aquello que sabes que no te llena. Es así de sencillo, la felicidad no tiene secretos. Y así descubrirás cuál es la mejor oportunidad para ti y tomarás de nuevo las riendas de tu persona.

Es cuestión de posicionarte de nuevo, ¿cuál es tu valor?. Puede que estés atravesando por circunstancias adversas, pero no olvides que las dificultades no te hacen perder brillo, ni te rebajan como persona. A veces tu autoestima es tan baja que piensas que no vales nada y sin embargo olvidas que cada situación de tu vida es una oportunidad para que crezcas como persona, subas varios peldaños y te conviertas en alguien más fuerte y capaz de aquello que te propongas. Así serás como esas prendas de calidad, que están hechas de buenos materiales y duran toda la vida. Así será también tu persona, resistente a las adversidades y de un valor infinito. 

Todo en la vida sirve como aprendizaje, así que sácale partido y aprovéchalo para conocerte a ti mismo y saber de qué material estás hecho. Cada prenda tiene una composición diferente y para conservarla, no le podemos dar a todas el mismo tratamiento y lo mismo sucede con cada uno de nosotros. Cada persona es un mundo y lo que hace feliz a unos pocos, puede hacer desgraciados a otros, por eso debes conocer cuál es tu composición. Algunos materiales de los que estamos hechos son de carácter hereditario y forman parte de nosotros desde nuestro nacimiento, pero la mayoría se adquieren con entrenamiento, trabajando con nosotros mismos. Piensa en cuáles son tus mejores cualidades, aquello que más valoras de ti y potencia aquellos rasgos que te convierten en líder. Moldea tu persona y transfórmala en la mejor versión de ti mismo, como si se tratara de ese producto estrella que no tiene competencia y que cualquiera querría quitarte de las manos. Ten por seguro que si eliges lo mejor para ti, conseguirás atraer experiencias positivas a tu vida y dejarás lo malo atrás, simplemente porque ya no forma parte de tu composición. 

Puede que todo en la vida tenga un precio, pero tu valor es incalculable y no puedes estar en manos de cualquier circunstancia o persona que pasen por tu vida y decidan por ti. Así que, ahora que han comenzado las rebajas, ha llegado el momento de posicionarte de nuevo y de que descubras cuál es tu verdadero valor. Para ello debes escucharte a ti mismo. Seguro que te sorprende saber que vales más de lo que pensabas y que sólo tú puedes hacer posible que las oportunidades que necesitas, lleguen a tu vida y así dejarás de buscar fuera lo que ya existe dentro de ti, una persona de gran valor que se conoce a sí misma y sabe que en la etiqueta de su alma no hay espacio para las rebajas. 



jueves, 25 de diciembre de 2014

REFLEXIÓN DE FINAL Y COMIENZO

Éstas son las primeras líneas que escribo desde hace dos meses, porque sentía que no tenía nada relevante que compartir contigo, sin embargo, ahora que se acerca el final del año y el comienzo de uno nuevo, me gustaría contarte algo que me ha sucedido hace unos días, que me ha hecho pensar en la soledad del ser humano.

Hace unos años tenía un grupo de amigos en el gimnasio al que acudía después de mi jornada laboral. Eran tiempos felices en los que todos nosotros teníamos puestos de trabajo estables y la vida nos iba más o menos bien, sin grandes complicaciones. Cada tarde solía acudir a ese pequeño gimnasio de barrio, donde no había demasiados aparatos, ni unas instalaciones excepcionales, sin embargo, lo mejor de allí era la gente. El buen ambiente reinante y la confianza con la que nos tratábamos, me hacían sentir parte de una gran familia. Solíamos compartir risas y confidencias y cada noche, cuando regresaba a mi casa después de pasar allí un par de horas, me sentía más feliz y preparada para afrontar la jornada laboral del día siguiente.

Han pasado varios años y cada uno de nosotros, por una u otra circunstancia dejamos de acudir a ese gimnasio y con el paso del tiempo, también dejamos de vernos a diario, como suele suceder en la vida. Sin embargo, la mayoría hemos seguido en contacto. En estos últimos cinco años se han producido grandes transformaciones en nuestra vida y todos los que acudíamos a ese pequeño lugar a ponernos en forma, hemos visto cómo nuestros puestos de trabajo estables, ganados con el sudor de la frente y muchas horas de esfuerzo y dedicación, se convertían en despidos improcedentes o veíamos cómo nuestros negocios se hundían con la crisis, convirtiendo en añicos nuestros sueños y nuestra carrera profesional. Casi todos hemos visto cómo la ilusión de mantener un hogar comprado con mucho trabajo y una gran hipoteca, corría la posibilidad de engrosar la lista de pisos con los que se queda el banco. Algunos de mis amigos incluso han sufrido rupturas matrimoniales o graves enfermedades, porque una cosa lleva a la otra y al final hemos visto desaparecer ante nuestros ojos aquella época feliz en la que creíamos que ya teníamos encarrilada  nuestra vida y todo aquello ha pasado a formar parte del recuerdo de un momento maravilloso que existió en algún lugar en el tiempo y que hoy es cada vez más lejano.

Hace unos días, uno de estos amigos del gimnasio me envió un mensaje que me tocó el corazón y me hizo reflexionar, en él me decía: "me siento solo y no hago otra cosa más que trabajar para intentar salir adelante". Entonces me di cuenta que a pesar de que vivimos rodeados de tecnología y pensamos que tenemos 200 amigos en Facebook y la posibilidad de poder comunicarnos con cualquier persona de cualquier rincón del mundo en este mismo instante, en realidad, los seres humanos nos sentimos solos, padecemos una gran soledad y yo misma he tenido esa sensación muchas veces en estos últimos años porque realmente, cuando tu vida atraviesa un momento complicado y sientes que tu futuro es incierto, no te apetece que te pregunten constantemente por tu situación. Entonces creas tu propia isla de soledad y te instalas en ella, creando un mundo aparte donde nadie puede volver a hacerte daño y convirtiéndolo en tu zona de confort.

No existe una solución para combatir la soledad que a todos nos habita en algún momento de nuestra existencia. Pero podemos darle la vuelta y convertir esta soledad en algo positivo, porque en realidad es parte de la vida de cada ser humano y como tal debemos aprender a conquistar nuestra propia soledad y ser felices en ella, sabiendo que es una etapa necesaria para llegar a conocer nuestra propia fortaleza y nuestra capacidad para hacer frente a las adversidades. Entonces te das cuenta que, a pesar de las dificultades, has podido seguir caminando y has llegado muy lejos y en ese camino no estabas solo, porque has aprendido a conocerte y a entender tu propio lenguaje.

Por otra parte, debemos pensar menos en nuestros propios problemas y mirar más a nuestro alrededor. Aunque creas que no tienes nada que ofrecer, una simple sonrisa tuya puede alegrarle el día a otro ser humano. Si tienes personas que te importan y a las que quieres, más que pensar qué regalo puedes hacerle en estas fechas en las que tendemos a gastar más de la cuenta en cosas innecesarias, piensa en cómo puedes hacer feliz a esa persona y sobre todo ayúdale a que no se sienta sola y para ello debes estar a su lado y apretar su mano cuando lo necesite, respetando el momento personal o profesional que esté atravesando y comprendiéndole, a veces desde el propio silencio, poniéndote en su lugar.

Estoy segura que además, en estos días, recuerdas con mayor intensidad a todas esas personas que ya no están a tu lado, con las que solías compartir navidades felices y sientes una soledad mayor, pero si recuerdas los buenos momentos que has vivido con ellos, esos recuerdos felices reconfortarán tu alma en los inevitables momentos de tristeza que todos tenemos. Son instantes de felicidad que has compartido con tus seres queridos y aunque hayan pasado, son tuyos y siempre permanecerán contigo.

Quizá en estos momentos estás haciendo balance del año que termina y piensas que no ha sucedido nada relevante que merezca ser recordado y esperas que por fin 2015 sea el gran año en el que puedas ver cambios importantes y positivos en tu vida. Pero más allá de lo que nos pueda deparar el nuevo año a cada uno de nosotros, me gustaría finalizar estas líneas diciéndote, que si estás atravesando momentos difíciles, no pienses que tu vida va a ser así siempre, ni tires la toalla dándolo todo por perdido y sobre todo, no dejes de creer en ti ni en tus sueños, es algo que siempre intento transmitir a todas las personas que conozco, porque realmente la posibilidad de éxito de aquello que deseamos lograr en la vida, no depende sólo de nuestras circunstancias, depende en gran medida de nosotros y de la actitud con la que afrontemos nuestra vida y si no crees en ti mismo ni te das una oportunidad para ser feliz, te aseguro que nadie  más te la dará, ni tampoco atraerás las circunstancias apropiadas a tu vida, para lograr aquello que deseas.

Y si estás en un momento de soledad, como nos sucede a cada uno de nosotros cada día, no lo veas como algo negativo. Conquista tu soledad y aprovecha esa situación de encuentro contigo mismo para aprender a aceptarte tal y como eres y para pensar cómo puedes potenciar tus cualidades y poner en marcha aquello que te llene de felicidad. El mejor diálogo que puedas mantener a lo largo de tu vida siempre será contigo mismo y muchas veces no somos felices porque estamos desconectados de nuestro interior y no estamos alineados con nuestro pensamiento, por eso la soledad es tan necesaria como el aire que respiramos. La soledad no es sinónimo de aislamiento, es estar más cerca de ti mismo y tener la certeza, de que, pase lo que pase, siempre podrás seguir adelante.

La vida nos está dando la gran oportunidad de conocer quiénes somos realmente y para qué estamos aquí, así que, si en este momento no tienes trabajo o estás pasando por una situación personal complicada, te invito a que comiences el camino que te lleve hasta tí y para ello es necesario que te lleves bien con tu soledad.

Te deseo que 2015 sea ése año en el que por fin comiences a vivir como realmente deseas y sobre todo, que sigas creyendo en ti y luchando por tus sueños, porque sólo así alcanzarás la verdadera felicidad, ésa que te hace cosquillas en el alma y te hace sonreír sin ningún motivo aparente, haciendo que tu sonrisa ilumine tu corazón y brille tanto como las estrellas que habitan en el universo.


martes, 7 de octubre de 2014

NUBES EN EL HORIZONTE

¿Cuántas veces en tu vida han aparecido nubes en el horizonte? Momentos de incertidumbre, de no ver nada claro, de pensar que no estás viviendo la vida que te gustaría y de no saber qué camino tomar para ver nuevamente el cielo claro y despejado. Otras veces eres plenamente feliz y cuando menos te lo esperas aparecen negros nubarrones que presagian tormenta y te cae un gran chaparrón encima, estropeando aquella felicidad instantánea por la que atravesaba tu vida en ese momento, sin darte tiempo a abrir el paraguas o a encontrar un lugar donde resguardarte. Seguro que mientras estás leyendo estas líneas te preguntarás por qué te hablo hoy de las nubes y lo hago porque me gustaría contarte algo que mi abuela me enseñó cuando era pequeña.

Hace muchos años, cuando no existían los móviles, ni las redes sociales, ni las relaciones virtuales y las personas aún disfrutaban compartiendo su tiempo juntas, a mi hermana y a mí nos encantaba pasar los fines de semana de Otoño con mis abuelos, en una pequeña casa que tenían en el campo, en esa época del año en la que aún hace buen tiempo y puedes disfrutar asando castañas en el patio o dando largos paseos entre los árboles frutales. Por la noche, cuando mi abuelo dejaba de trabajar la tierra nos contaba bellas historias y durante el día pasábamos la mayor parte del tiempo con mi abuela, que era una gran observadora de la naturaleza. 

Nuestro pasatiempo favorito consistía en sentarnos juntas a charlar, mientras contemplábamos el paisaje y el movimiento de las nubes. Ha pasado mucho tiempo, pero no he podido olvidar la sonrisa que siempre iluminaba el rostro de mi abuela, así que mí hermana y yo considerábamos que ella era la persona más feliz que conocíamos. Mi abuela solía decirnos que el único secreto para ser plenamente feliz es conseguir hacer realidad todos tus sueños, algo que yo consideraba imposible, pero mi abuela afirmaba haberlo conseguido, a pesar de que su vida no había estado exenta de dificultades. Solía hablarnos de las nubes y nos contaba que una persona puede tener tantos sueños como nubes hay en el cielo y que debes conseguir mantener viva la ilusión y creer en tu sueño para atraparlo antes de que se te escape, como las nubes, que parecen estáticas pero siempre están en continuo movimiento. Mi abuela pensaba que los problemas, como las nubes, no eran obstáculos, sino oportunidades que llegan a tu vida y permiten que modifiques tus circunstancias, dando lugar a un paisaje nuevo y diferente que tú mismo has creado. 

Mi abuela nos enseñó cómo hacer realidad nuestros sueños y cada tarde nos pedía que cerrásemos los ojos, pensáramos en un deseo y al volver a abrirlos eligiésemos la nube que haría realidad nuestro sueño y antes de que la nube se marchase por el horizonte al final de la tarde, teníamos que pensar en un plan de acción para llevar a cabo nuestro sueño y contárselo a mi abuela, que solía ayudarnos a ponerlo en marcha y así es cómo mi hermana y yo pensábamos que en las nubes se escondía el secreto de nuestra felicidad. 

Una tarde en la que el cielo parecía claro y totalmente despejado, empezó a soplar un viento muy fuerte que trajo consigo grandes nubes que comenzaron a cambiar de color, entonces mi abuela nos dijo que vendrían días de lluvia y tormenta. Mi hermana y yo nos entristecimos pensando que nos aburriríamos sin poder salir a jugar al campo, sin embargo mi abuela nos enseñó a desarrollar nuestra imaginación y aprendimos nuevas formas de entretenernos en aquellos días de tiempo desapacible. Nos sorprendió los días tan felices que pasamos y así fue cómo mi hermana y yo aprendimos a vivir tanto en los días azules de nubes blancas de algodón, como en los días grises y oscuros, en los que el sol se marcha antes de tiempo y sólo hay sombras a tu alrededor, pero si eres valiente y aprendes a vivir en esos momentos de incertidumbre y oscuridad, encontrarás oportunidades que desconocías y así es como mi hermana y yo hemos aceptado con naturalidad y entereza los reveses que muchas veces nos ha traído la vida, desarrollando nuevas formas de resolver los problemas y confiando en que vendrían tiempos mejores y volveríamos a ver nuestros sueños reflejados en nubes blancas de algodón. 

A medida que fui creciendo me dí cuenta que en realidad no son las nubes las que hacen posible tus sueños, sino el creer en ellos y el poner toda tu ilusión en llevarlos a cabo, que es lo que mi abuela nos enseñó en aquellas tardes de Otoño y esto es lo que más me ha servido a lo largo de estos años para no desanimarme ni abandonar nunca ninguna de las metas que me he propuesto conseguir en la vida. 

La mayoría de las personas que no logran aquello que desean, no es porque tengan mala suerte o porque no sepan gestionar su vida, sino porque les falta fe y dejan de creer en su sueño antes de tiempo, haciendo morir la realización de su deseo antes de que vea la luz del sol. A todos nos gustaría vivir entre nubes de algodón y que no existiesen problemas a nuestro alrededor, pero somos cada uno de nosotros quienes debemos gestionar las nubes de nuestra vida y podemos lograr que dibujen nuestros sueños o bien hacer que se desate la tormenta, depende de cada uno de nosotros y no de las circunstancias, el conseguir brillar o ser envueltos por la niebla. 

Lo bonito es que la vida te enseña que después de una gran tormenta, siempre vuelve a salir el sol y entonces te das cuenta de todo lo que has avanzado en tu vida y de lo que has crecido como persona, porque has podido salir adelante en las peores circunstancias y aunque tengas que abrir el paraguas varias veces y haya ocasiones en las que incluso un gran chaparrón llegue a mojarte de los pies a la cabeza, al final la luz del sol vuelve a iluminar tu vida y ese período de lluvias y tormentas es el abono que hace florecer el paisaje de tu vida y te fortalece como persona, ayudándote a conocerte mejor y a darte cuenta que eres más resistente de lo que imaginabas. 

Así que, si alguna vez aparecen nubes en tu horizonte no tengas miedo y busca en ellas las oportunidades que cada día te brinda la vida. Sobre todo, como solía decir mi abuela, sigue creyendo en ti y en tus sueños y pase lo que pase, no los abandones nunca. Te mereces lo mejor y si así lo consideras, llegarás tan alto como las nubes que habitan en el cielo y verás tu vida desde una nueva perspectiva, donde la luz del sol te devolverá su sonrisa y siempre serás el protagonista de tus sueños.


sábado, 20 de septiembre de 2014

CUANDO SUCEDE ALGO INESPERADO

Nuestra vida se compone de acontecimientos inesperados, que llegan a nuestro lado y se convierten en parte de nosotros, como esa ráfaga de viento que te visita una tarde de otoño, hace volar todo lo que está a tu alrededor y se cuela dentro de tu ser, cambiando para siempre el panorama que tenías ante ti. Y así es cómo ha transcurrido mi verano, de la forma mas inesperada y emocionante que jamás hubiera podido imaginar. 

A comienzos de verano me encontraba algo desanimada, pues visualizaba unas vacaciones similares a las de estos últimos años en los que la crisis económica me ha impedido marcharme más allá de lo que hubiera podido desear y me veía a mí misma en el mismo pueblecito costero donde he veraneado desde que nací, lugar al que por otra parte me encanta regresar cada año, pero cada una de las vacaciones transcurridas allí son como una repetición de la anterior, carente de emociones y de nuevas sensaciones, necesarias para todo ser humano sentirse vivo e ilusionado.

A pesar de ver que todo a mi alrededor parecía estático, intentaba seguir el ejemplo de mi padre, que siempre ha tenido fe en sí mismo y piensa que lo mejor de la vida está a punto de llegar. Así, me armé de valor y comencé a llenarme de esperanza y a pensar que algo maravilloso estaba a punto de aparecer y cuando haces posible dentro de ti mismo que algo bueno pueda llegar a tu vida y lo alimentas y crees en ello, algo mágico se produce. Se enciende tu mecha interior y entonces sucede algo inesperado que cambia todo tu panorama, como así ha sucedido, tal y como ahora te contaré. 

A mediados de junio mi padre nos comentó que su empresa le había comunicado que le iban a jubilar a finales de Julio pues ya no tenían nuevos proyectos para él. A sus 66 años recién cumplidos, siendo un profesional con una larga trayectoria y muchos años de experiencia y lejos de desanimarse, comenzó a enviar su curriculum a algunas empresas, pues mi padre necesitaba seguir trabajando para mantener la economía familiar en estos tiempos de crisis, como le sucede a muchas familias y por otra parte, él se sentía capacitado para ello y creía en sí mismo y en sus posibilidades. Sin embargo mi madre, mi hermana y yo pensábamos que a su edad no le contratarían y le comentamos que debía desistir en su búsqueda de empleo con el fin de que no se sintiera desalentado por no recibir ofertas. Pero él no se desanimó y siguió adelante. Y cuál no será nuestra sorpresa, cuando en poco menos de un mes recibió de la forma más inesperada que puedas imaginar, una muy buena oferta laboral para trabajar en Turquía durante los próximos cuatro años y así es cómo toda la familia nos hemos embarcado en un fascinante viaje a Turquía para acompañarle en el comienzo de su nueva aventura laboral. 

Debo reconocer que he pasado las mejores vacaciones de mi vida, abandonando mi a veces solitaria existencia y recorriendo junto a mis padres y hermanos  las hermosas calles de Estambul, donde nos hemos visto envueltos en el aroma de las mil y una especias y hemos contemplado la belleza de cada atardecer frente al Bósforo, en esa estrecha franja donde Asia casi le da la mano a Europa. Cada día hemos amanecido rodeados de mar y de cielo con la ilusión de recorrer lugares que nunca antes habíamos contemplado, hemos visto nuestro rostro reflejado en los azulejos multicolor de las antiguas mezquitas y nos hemos perdido por los bazares de Izmir, con sus calles secretas envueltas de siglos de misterio. Hemos paseado por la antigua ciudad de Éfeso y probado sabores únicos que llenan tu alma de sensaciones que desconocías y entonces he pensado que nuestra vida está llena de oportunidades maravillosas y nunca sabes cuándo van a aparecer, pero la vida misma te enseña que si estás preparado, mantienes la ilusión y te subes a ese acontecimiento inesperado que llama a tu puerta, cada día puede ser mágico y diferente. 

Y ahora, de vuelta en el presente, cuando cierro los ojos cada noche, me voy a dormir con una sonrisa y los mejores recuerdos grabados en el alma, dando gracias al Universo por haberme traído las vacaciones más felices de mi vida...casi sin esperarlo y además he aprendido una importante lección que mi padre nos ha enseñado y es que jamás debes tirar la toalla ni dar todo por perdido. No importa cuáles sean tus circunstancias ni lo que los demás piensen, lo importante es lo que tú pienses de ti mismo. 

Y tú...¿alguna vez has esperado que te suceda algo inesperado?. Todos debemos aprender a vivir con una dosis de incertidumbre diaria en la que no sabes qué va a ser de ti, ni de tu vida, pero si extraes la parte positiva de esa inseguridad que permanentemente nos rodea, verás la otra cara de la moneda de la duda, que no es otra que creer en la posibilidad de que un acontecimiento positivo puede llegar a tu vida de forma inesperada y cambiar todo.

¿Por qué siempre esperamos que nos suceda algo malo? Espera algo bueno y tú mismo podrás escribir tu propia historia, donde siempre serás el protagonista de tus sueños y de la vida que desees. Te invito a que abras las ventanas de tu alma a la oportunidad de que un acontecimiento nuevo e inesperado inunde tu vida de luz y color, pero debes dejar que ese instante mágico se produzca y eso sólo sucederá cuando pierdas el miedo a vivir y estés seguro que en algún rincón de la tierra se encuentra ese trocito de felicidad que te pertenece.

Yo lo he descubierto este verano ¿y tú?...sólo sucederá cuando confíes en ti mismo y en las posibilidades de lograr aquello que desees. 






jueves, 24 de julio de 2014

QUÉDATE EN EL PRESENTE

Ayer salí a caminar a última hora de la tarde, cuando el sol de verano comienza a despedirse hasta el día siguiente y las nubes se difuminan suavemente en el horizonte, y como suele sucederme en determinadas ocasiones, me llamó la atención el eslogan de un cartel publicitario situado en la vitrina del escaparate de un banco, donde en grandes letras podía leerse: PARA RESPONDER AL MOMENTO HAY QUE ESTAR EN ESE MOMENTO.

Y tú...¿En qué momento de tu vida estás? Seguro que mientras estás leyendo estas líneas, estás pensando a su vez en todo lo que aún te queda por hacer antes de finalizar el día de hoy y estás centrado en otras cosas que no son las del momento actual. No te engañes, ni siquiera cuando te miras al espejo estás en ese momento, aunque veas tu rostro ahí reflejado. La mayoría de las veces nuestra atención está lejos de lo que nos está sucediendo y eso hace que no seamos plenamente conscientes del momento que estamos viviendo. Esto nos ocurre a todos, hasta el punto de que hemos llegado a asumirlo de manera natural, casi siempre estamos pensando en varias cosas al mismo tiempo y nos anticipamos a lo que va a suceder y eso nos aleja infinitamente de nuestra realidad presente y de las metas que queremos alcanzar en la vida.

Tal vez si reflexionas sobre ello y vuelves a repasar mentalmente todo lo que has hecho en el día de hoy, te darás cuenta que en realidad en casi ningún momento del día has estado viviendo en este instante. Por ejemplo, cuando vas al trabajo por la mañana ¿en qué piensas mientras estás conduciendo? seguro que en lugar de ir centrado al volante tienes tu cabeza dando vueltas a todo lo que tienes que hacer antes de marcharte de vacaciones. 

O dime cuántas veces has estado de viaje en un lugar maravilloso y en vez de disfrutar de cada rincón que descubres a tu paso, has estado capturando con tu cámara cientos de instantáneas para más tarde colgarlas en las redes sociales y mostrarlas a personas que en su mayoría no te conocen o guardarlas en la carpeta de tu ordenador para echarles un vistazo dentro de varios años. Entonces te das cuenta que no saboreaste ese viaje como te hubiera gustado. 

O tal vez te suceda que estás charlando por teléfono con un buen amigo tuyo y en lugar de prestar atención a la conversación que estáis manteniendo, en más de una ocasión has respondido con monosílabos porque estás en modo piloto automático, ojeando una revista al mismo tiempo, mientras piensas qué vas a preparar para cenar o qué ropa te vas a poner mañana, Y eso por no hablar de cuando vas por la calle mirando la pantalla de tu teléfono móvil, en lugar de ver por dónde vas caminando. 

Sea por un motivo o por otro, en casi ningún minuto del día estás presente de manera consciente y al 100% en el momento que estás viviendo y mientras esto sucede, dejas de vivir tu existencia plenamente, dejas pasar oportunidades maravillosas y los mejores momentos de tu vida suceden sin que te enteres, porque simplemente tú no estabas allí. Entonces piensas que los años pasan muy deprisa y que nunca eres feliz, ni vives instantes emocionantes, y.. ¿sabes por qué?  porque estás a miles de kilómetros de distancia de lo que está ocurriendo ahora mismo y en lugar de vivir lo que te corresponde, creas una existencia paralela con aquellos momentos que sólo existen en tu mente y que se terminan convirtiendo en tu realidad presente, porque tú lo has atraído a tu vida. 

Tal vez si te desconectases de todo lo que te rodea y decidieses prestarte atención a ti mismo y ocupar el papel protagonista de tu vida, verías todo con una dimensión diferente y volverías al lugar que te corresponde, ése rincón del universo donde puedes lograr la vida que deseas y hacer realidad todos tus sueños. No se trata de no hacer planes para mañana, pero tu mejor plan será saborear el momento presente, así cada bocado sabrá mejor, verás la vida de otro color y disfrutarás de oportunidades que para otros pasan desapercibidas y de una creciente felicidad que te proporciona el estar aquí y ahora.

Te invito a pararte unos segundos y a regresar a tu presente, el único lugar donde podrás coincidir contigo mismo y vivir tu vida plenamente. Te invito a abrir las ventanas de tu alma en este mismo instante y a observar todo aquello que te rodea, pero no intentes imaginar cómo será el paisaje de mañana, ni tampoco te dejes atrapar por la nostalgia de tu pasado, tan sólo piensa en este instante mágico que ahora mismo te concede el universo. Ése regalo es tuyo, tómalo y vívelo intensamente.

En cada momento de tu vida podrás encontrar el trocito de felicidad que te pertenece y sentirte más cerca de las estrellas y de la luna, pero no olvides que para responder al momento, hay que estar en ese momento y eso sólo podrá suceder cuando decidas estar contigo mismo, en este mismo segundo.

Quédate en el presente, siéntete y observa lo que pasa....