martes, 13 de mayo de 2014

¿POR QUÉ AHOGARSE EN UN VASO DE AGUA?

Hace unos días me encontraba en una cafetería de Madrid. Era una tarde cualquiera y el camarero llegó como de costumbre, colocó un mantel de papel individual sobre mi mesa, me entregó la carta y se marchó silenciosamente a la espera de recibir la solicitud de mi pedido. Sin embargo, en lugar de mirar la carta que tan amablemente me había entregado, me llamó la atención el anuncio que estaba impreso sobre el mantel de papel que tenía delante de mí, era sobre la propia cafetería y en él podía leerse en grandes letras el siguiente eslogan: ¿POR QUÉ AHOGARSE EN UN VASO DE AGUA SI PUEDES HACERLO EN UN BATIDO DE CHOCOLATE?. Esta frase me llamó la atención, porque realmente es así como debería suceder en la vida. Si tenemos que pasar por una situación adversa, que sea lo menos adversa posible y si tenemos que ahogarnos, no lo hagamos en un simple vaso de agua, no, hagámoslo en un sabroso batido de chocolate, dándonos un capricho, saboreando  lo mejor de la vida y añadiéndole ese toque dulce que convierte cualquier momento de nuestra existencia en un rato agradable que merece la pena. Sin embargo, la mayoría de las veces  no es así como sucede, porque casi siempre empeoramos las situaciones complicadas que llegan a nuestra vida incorporando más escalones a subir y castigándonos más de lo necesario, convirtiendo al drama en parte activa de nuestra vida cotidiana. Y si eres duro e implacable contigo mismo, no esperes que la vida te regale aquello que  realmente deseas, porque sólo recibirás más acontecimientos difíciles, que tú mismo atraes a tu vida con tu comportamiento desconsiderado hacia tu propia persona.

Mi abuela solía decir que por muchos contratiempos que encontrásemos a lo largo de nuestra existencia, nunca perdiéramos la capacidad de sonreír y de seguir adelante, para que la vida pudiera devolverte su mejor sonrisa aun teniendo en contra todas las circunstancias y me lo decía una persona que había visto morir a sus dos hermanas siendo bastante jóvenes aún y que había vivido en primera persona las dificultades de la guerra y el estar separada de gran parte de su familia durante largo tiempo, por lo que para mí siempre ha sido un referente importante. Recuerdo cuando era pequeña que mi familia pasó por una temporada difícil cuando se produjo la crisis económica de 1993 y mi padre estuvo en desempleo durante largo tiempo, en un momento en el que acababa de nacer mi hermano pequeño y teníamos muchos gastos en casa. En ese tipo de circunstancias era cuando más notabas que mi abuela estaba al pie del cañón, pues solía reunirnos a todas las mujeres de la familia, es decir a mi madre, a mi hermana, a mi tía, a mí y a ella misma y pasábamos juntas casi todas las tardes merendando en su casa, haciendo representaciones teatrales con disfraces que nosotras mismas inventábamos o saliendo a dar un paseo para ver los escaparates de las tiendas que habitaban la ciudad. La mayoría de las veces no comprábamos nada, pero nos divertíamos viendo lo que se llevaba esa temporada y olvidábamos los problemas que teníamos en la familia nutriendo nuestra autoestima de sonrisas y momentos de cómplice felicidad y cuando regresábamos a casa teníamos la energía necesaria para transmitir a nuestro padre este sentimiento positivo  y conseguíamos animarle en su búsqueda de empleo. De hecho, los trabajos más importantes y mejor remunerados que ha tenido mi padre en su carrera profesional tuvieron lugar después de aquella difícil crisis económica a la que entonces nadie veía salida. Mi abuela nos enseñó a creer en nuestra valía personal por encima de todo y a seguir disfrutando de la vida sin ahogarnos en un vaso de agua, dejando a un lado el drama. Solía decirnos que no puedes evitar que te sucedan determinadas experiencias negativas, pero sí puedes elegir la actitud con la que afrontarlas, por eso, si tienes que ahogarte hazlo en un batido de chocolate, es decir, disfrutando de aquello que más te guste, aun cuando estés pasando por un momento difícil.

Hace cuatro años me tocó sufrir en primera persona una situación que me recordó a esta época de mi infancia. Fue cuando me despidieron de forma improcedente en una compañía en la que ocupaba un puesto de responsabilidad. Yo era la típica persona que trabajaba catorce horas diarias y se desvivía por la empresa, sin prestar atención a mi propia vida y tuve que ver cómo de la noche a la mañana ponían en mi puesto a una persona sin experiencia que había sido contratada como becaria para ayudarme a mi, pero que contaba con un gran enchufe. Mentiría si dijera que aquello no me dolió, sobre todo porque me sentía desubicada después del esfuerzo que había dedicado a un trabajo por el que sentia gran pasión, pero rememorando el espíritu de mi abuela, el mismo día que me despidieron y terminé de colocar las cajas con mis pertenencias en mi casa, me fui a dar un paseo y me compré mis pendientes favoritos, aquellos que siempre veía en el escaparate de una joyería al pasar y nunca me atrevía a comprar pensando que sólo debía gastarme el dinero en cosas necesarias, al mismo tiempo que comencé a cambiar mis prioridades en la vida y me di cuenta que realmente no puedes desvivirte por una empresa que el día menos pensado puede prescindir de ti. Toda esa energía de más que depositas en lugares donde no eres valorado ni apreciado debes depositarla en tu propia persona, construyendo tu mejor versión de ti mismo y así te convertirás en la persona que siempre has deseado ser, porque tu trabajo más importante es el que inviertes en ti y no el que haces para los demás. Sucede que a menudo nos olvidamos de esto y siempre nos colocamos en el último lugar de nuestra lista de prioridades.

La vida actual es complicada para todas las personas, porque quien más quien menos, todos vivimos en primera persona o a través de familiares nuestros muy de cerca el tema del desempleo y esto es algo que te afecta psicológicamente, porque sufres  la incertidumbre de no saber cuándo cambiará esta situación, pero por muy difícil que pueda ser tu vida, ésta nunca te va a dar de lado y siempre te va a procurar los medios necesarios para que puedas salir adelante, como habrás podido comprobar en más de una ocasión, pero para ello debes llevarte bien con tu propia vida, estar de acuerdo con lo que haces y dejar que las cosas fluyan de manera natural, entendiendo el lenguaje de tu diario caminar y siendo comprensivo con tu propia persona, porque todo sucede por algo. Esto se consigue llevándote bien contigo mismo y no siendo tu peor enemigo, ni tu juez más exigente. A casi todos nos han educado con la idea de que todo lo importante o lo que merece la pena en la vida cuesta un gran esfuerzo conseguirlo y entonces pensamos que no somos merecedores de lo bueno de manera natural, de esta forma somos nosotros mismos quienes impedimos que aquello que merecemos llegue a nuestra vida, porque pensamos que si no hay un gran sacrificio por nuestra parte o un gran obstáculo para conseguirlo, no nos pertenece. Ya es hora de que abandones esa idea y pienses un poco más en ti, te mereces lo mejor y sólo tú puedes hacer que la oportunidad que estás esperando llegue a tu vida.

No permitas que un mal día borre tu sonrisa, ni dejes caminar tu autoestima a ras del suelo pensando que tu vida no tiene salida y que nunca serás feliz. Detrás de cada nube, siempre te espera un sol radiante, como aquel que dibujabas en tu cuaderno infantil lleno de sueños por cumplir. Puede que ahora estés pasando una mala racha, pero ésa no es tu vida entera, es sólo una etapa, mira a tu alrededor y sigue creyendo en ti. Puede que el tiempo se divida en horas, minutos y segundos pero eres tú quien determina las prioridades de su vida. Hoy puedes ser aquello que desees, siempre y cuando tengas presente que lo más importante de tu vida eres tú mismo y no aquello que te rodea. Date permiso para ser feliz, sigue cuidándote y creyendo en ti y de cada situación que atraviese tu vida, elige siempre la parte positiva, aprendiendo de tus errores y sin culparte de tus fracasos, porque para qué ahogarse en un vaso de agua, si puedes hacerlo en un sabroso batido de chocolate, donde encontrarás la chispa de la felicidad que te faltaba, disfrutarás del sabor refrescante de tus sueños y descansarás en nubes de algodón rellenas de alegres sonrisas.

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