Hace unos días, tal y como te
comentaba en el artículo anterior, doné todos los libros que no voy a leer más
y que he ido acumulando a lo largo de los años. Estoy segura que la ONG que los
ha recibido encontrará un buen destinatario para ellos y que mis libros podrán
seguir compartiendo sus historias y sabiduría a lo largo del tiempo.
Después de hacer esto, me
encontré mejor conmigo misma, pero aún sentía demasiado peso sobre mis hombros
y entonces me di cuenta que debía proseguir con mi labor de crear nuevos
espacios en mi casa y para ello decidí emprender una limpieza general de todos
aquellos objetos de decoración, cristalería, accesorios, ropa y
electrodomésticos que no voy a necesitar más. Ha sido como hacer una revisión
general de mi vida en una sola semana, que es el tiempo que me ha llevado
realizar esta ardua tarea.
En primer lugar comencé por los
armarios. Tenía vestidos que habían permanecido silenciosamente colgados en una
percha durante años y que he guardado por nostalgia o bien porque se me han
quedado pequeños y siempre tengo la esperanza de recuperar mi antigua talla y volver
a usarlos algún día, algo que sé que no va a suceder, porque tu cuerpo va
cambiando a lo largo del tiempo, así como las modas y tus gustos personales y
debes asumirlo, así que decidí donarlos y eso por no hablar de aquellas prendas
que guardas para ocasiones especiales que nunca llegan a producirse, porque
realmente somos nosotros quienes debemos hacer posible que esas ocasiones
especiales sucedan con frecuencia y no esperar a que se produzcan solas o tan
sólo en instantes fugaces perdidos en el tiempo.
Después decidí deshacerme de
algunos objetos de decoración, como una lámpara que siempre se cae al suelo
porque no tengo sitio donde ponerla o todos los juegos de café, copas y otros
utensilios de cocina que me regalaron cuando me mudé a este apartamento y casi
nunca utilizo, así como objetos de decoración que he ido comprando en
mercadillos en los viajes que he realizado, cuando si lo piensas bien, los
mejores recuerdos son aquellos que atesoras en tu corazón y siempre llevas
contigo, como aquellas cenas que solía compartir con mis padres y hermanos el
verano pasado en Estambul, en un maravilloso lugar desde cuya terraza se podían
divisar las estrellas y la luna, mientras saboreabas los exquisitos platos de
la tierra, al son de las canciones de los artistas locales, que con las alegres
melodías de sus violines te trasladaban a otra época y te hacían bailar al
ritmo de la luz de las velas. Ese recuerdo es incomparable a cualquier
objeto que haya podido adquirir en el Gran Bazar y cuando cierro los ojos,
viajo a ese momento y sé que siempre permanecerá conmigo.
En esta ocasión he decidido donar la ropa y objetos a Rastro Betel (www.rastrobetel.org), una de las
principales asociaciones no lucrativas de la capital, que se
dedica a la recogida de enseres en Madrid. Los artículos retirados de los
domicilios de los solicitantes son trasladados a los diferentes rastros que
coordinan en la ciudad para su venta. El dinero recaudado se emplea en sufragar
un programa de ayuda a personas en situación o riesgo de exclusión social. Creo
que esta labor es importante y he decidido apoyarla con esta pequeña iniciativa.
Esta actividad de las asociaciones no lucrativas es
fundamental para conseguir apoyos para ayudar a los más desfavorecidos. Sus
esfuerzos se centran, sobre todo, en respaldar al colectivo de
drogodependientes para lograr su reinserción en la sociedad en condiciones
dignas.
Todos deberíamos de hacer, al menos una vez al año, una revisión
del espacio en el que vivimos y deshacernos de aquellas cosas que nos estorban
y que no vamos a usar más, porque a veces nos aferramos con demasiada fuerza a
determinados objetos y tenemos con ellos un vínculo más estrecho que con
nosotros mismos. Apenas nos conocemos y eso nos impide avanzar y evolucionar
hacia el camino que realmente deseamos seguir en la vida.
Además, los seres humanos creemos que vamos a vivir para siempre y
estamos llenos de soberbia, somos incapaces de perdonar a los demás por una
tontería y en ocasiones vivimos con rencor, amargados, enfadados, incluso
hartos de nuestra mala suerte, sólo porque hemos tenido un mal día y no nos
damos cuenta que nuestra vida se nos puede escapar en tan solo unos segundos y que no sirve de nada todo aquello que tenemos, si no conseguimos
atrapar la verdadera esencia de la vida.
De esto me di cuenta hace unos días en el hospital, donde acudí
para hacerme una resonancia magnética. Hablé con los pacientes que se
encontraban en la sala de espera para hacer tiempo. Cada uno contaba su
historia y me quedé impresionada con lo que nos dijo una chica joven, de 32
años, que siempre ha llevado una vida sana y de repente un día, de la noche a
la mañana, sufrió un ictus, que le ha dejado grandes secuelas de las que aún se
está recuperando. Ha estado a punto de morir. Su vida ha cambiado para siempre
y esto le impide llevar una vida normal, como el mero hecho de leer un libro o
dar un simple paseo sin sentirse extremadamente cansada.
A veces consideramos que nuestra vida es aburrida y que está
carente de emociones. Nos sentimos desanimados por no poder ir
de vacaciones al lugar que nos gustaría, nos quejamos del insoportable calor que no nos deja
dormir por la noche, envidiamos lo que tienen los demás, nos complicamos la
vida con tonterías y pensamos que nunca nos sucede nada extraordinario y no nos
damos cuenta que lo realmente extraordinario y que parece invisible a nuestros
ojos, es algo tan simple como encontrarnos bien y poder disfrutar de una vida
sana en condiciones normales.
Por eso, antes de quejarte y pensar que tu vida es una mierda,
cuenta hasta diez y mira a tu alrededor. Todos tenemos problemas de todo tipo,
sufrimos la crisis en mayor o menor medida. Muchas personas continúan en paro
desde hace más de 6 años, con su vida y sus sueños detenidos a la espera de una
oportunidad mejor. otras se han tenido que marchar a otro país y empezar de
cero en un lugar desconocido, sin el apoyo y cariño de sus familiares y amigos.
Conozco personas cuyas vidas son muy complicadas, pero a pesar de todo lo que
nos sucede y de que la vida está en constante cambio y el mundo tal y como lo
conocíamos ha dejado de existir, a pesar de todo eso, el sol sigue saliendo cada día y si eso sucede y estás lleno de salud y energía, eres capaz de gestionar tu tiempo y sigues respirando, aunque a veces te falle el ánimo y te venzan las fuerzas, no dejes de sonreir a la vida y considérate afortunado, porque eres portador de un verdadero tesoro.
Es una pena que no nos demos cuenta de la inmensa suerte que
tenemos y que día tras día repitamos los mismos errores, las mismas quejas y
lamentos, sin hacer nada y sin aprovechar el maravilloso regalo que la vida nos
brinda cada día, como es el hecho de sentirnos bien con nosotros mismos y de
saber, que puedes conseguir aquello que desees en la vida, sin límites. Porque
los límites no los pone el dinero, ni la falta de medios (que en realidad nos ayudan a desarrollar nuestra creatividad al crear nuevas formas de sobrevivir con recursos limitados), los mayores
obstáculos están en nuestra propia mente y sólo nosotros podemos romper la
barrera que nos impide caminar hacia el lugar al que deseamos llegar en la vida.
Así que, cuando te sientas agobiado y no veas con claridad tu
horizonte, comienza ordenando tu espacio mental, simplifica y elimina aquello
que no te aporte nada y para ello debes comenzar por tu hogar, ese lugar
donde vives cada día y donde compartes tus sueños e inquietudes o guardas tus
penas y alegrías y es reflejo de tu felicidad o de tu tristeza. Deshazte de aquello que ya no te
sirve y crea nuevos espacios en los que puedas seguir desarrollándote y
creciendo como persona. Ábrete a la posibilidad del vacío, de empezar de cero,
de no saber qué va a pasar y verás como nuevas oportunidades aparecen y
comienzan a suceder cosas mágicas en tu vida. Esto también se extiende a las personas que te rodean, aléjate de la gente tóxica, de aquellos que no te aportan
nada y deja espacio libre para aquellos que realmente merezcan la pena y te puedan hacer crecer
como persona.
Cuando hagas
esto, te sentirás mejor contigo mismo y verás cómo las piezas de tu alma
comienzan a encajar y tus sueños se hacen libres y se elevan al infinito,
acercándote a ese lugar del universo dónde sólo habitan las estrellas.
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